LUNES
22Y
los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: Tiene dentro a Belzebú y
expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios. 23Él
los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: ¿Cómo va a echar Satanás a
Satanás? 24Un reino dividido internamente no puede subsistir; 25una
familia dividida no puede subsistir. 26Si Satanás se rebela contra
sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. 27Nadie
puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si
primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
28En
verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y
cualquier blasfemia que digan; 29pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre. 30Se
refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
COMENTARIO
22Y los escribas que habían
bajado de Jerusalén decían: Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con
el poder del jefe de los demonios.
Hay también una reacción oficial (ver evangelio del viernes
de la semana pasada): el centro del sistema religioso lanza una condena
teológica para desacreditar ante el pueblo a Jesús en su persona y actividad, y
neutralizar así el impacto que haya podido producir su iniciativa de crear un
nuevo Israel. Unos escribas, maestros
de la ideología oficial, llegados de Jerusalén, empiezan una campaña de
difamación. Al descalificar a Jesús, quieren descalificar su obra.
·
En cuanto a su persona,
lo tachan de endemoniado/heterodoxo:
uno que se atreve a declarar caducado el sistema religioso, según ellos
establecido por Dios, y que rechaza su doctrina, alejando a la gente de ella,
uno que no cree en la elección divina del pueblo como tal ni en el privilegio
de Israel, es un enemigo de Dios.
·
En cuanto a la actividad de Jesús, evidentemente fuera de lo común, afirman que es obra
diabólica, de magia. Para impedir su creciente popularidad, insinúan que Jesús
aspira a suplantar la institución tradicional. Sostienen que liberar de la
sumisión fanática a la doctrina oficial, expulsar
demonios, como hace Jesús, es un mal, y que Jesús es un enemigo de Dios, agente del diablo.
23Él
los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: ¿Cómo va a echar Satanás a
Satanás? 24Un reino dividido internamente no puede subsistir; 25una
familia dividida no puede subsistir. 26Si Satanás se rebela contra
sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido.
Los escribas que
descalifican a Jesús eluden el encuentro con él, pero Jesús los convoca,
mostrando así su autoridad, la del Espíritu. Su argumento se basa en que su
actividad no apoya al poder, sino que libera de él y de su ideología. Les
demuestra lo absurdo de su acusación: Satanás
(figura del poder y de la ambición de poder) no dará nunca verdadera
libertad al hombre, sería destruirse a sí mismo. Al rebatirles la acusación,
muestra Jesús que son ellos los que están de parte de Satanás (el poder) y
contra la libertad del hombre.
27Nadie
puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si
primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
El propósito de Jesús es precisamente alejar al pueblo de
la institución religiosa. El fuerte,
figura satánica de poder, representa la institución judía; su casa, el ámbito de su dominio.
Jesús pretende sacar al pueblo, su ajuar, del dominio de la institución, ejercido mediante la
doctrina. Pero no va a usar la imposición, sino que va a hacer que el pueblo se
convenza de que es falsa la autoridad divina que la institución se atribuye. Al
perder la confianza, ésta pierde la capacidad de acción, atarlo. El Dios al que invoca la institución judía para legitimarse
no es el Dios verdadero.
28En
verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y
cualquier blasfemia que digan; 29pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre. 30Se
refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Afirmación solemne y grave: todo puede ser perdonado excepto el insulto al Espíritu Santo, la mala fe, mostrada por los letrados al atribuir
al espíritu inmundo la liberación que efectúa el Espíritu de Dios. Los letrados
conocían bien la historia de Israel, que comenzó con la liberación de Egipto, y
los escritos de los profetas. En su tradición religiosa tenían sobrados
elementos para valorar positivamente la actividad de Jesús; pero el ataque de
los dirigentes no está realmente motivado por convicciones religiosas, lo que
pretenden es defender su dominio sobre el pueblo.
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