domingo, 25 de enero de 2015

SEMANA III DEL TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO


3º DOMINGO

1.    TEXTO
Marcos 1,14-20
14Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; 15decía: Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio.
16Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17Jesús les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. 18Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
19Un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. 20A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

2.    COMENTARIO
Comenzamos el evangelio de Marcos, propiamente. Y lo primero es el anuncio de Jesús y la llamada de los primeros discípulos. Por su interés vamos a reflexionar en estos dos momentos:
Proclamar el Evangelio de Dios
Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio: Jesús mismo es la buena noticia de Dios: Dios es Padre, la salvación es universal, consiste en llevar a plenitud nuestro ser y nuestra vida por el camino de la entrega total. De esta manera, nos convertimos somos como Dios y llegamos a ser en verdad hijos. La buena noticia es ésta, que se concreta en Jesús que es nuestra Vida y Camino, nos da la fuerza (Espíritu) para llevarla a cabo.
-          El reinado de Dios. Es la acción de Dios sobre el ser humano para llenarlo de vida. Es el Espíritu que cambia el curso de tu historia y tu visión de la vida, te llena y te lleva a plenitud. Todo eso está cerca, a tu alcance, depende de ti, se ha cumplido el tiempo.
-          Convertíos y creed la Buena Noticia. Se trata de enmendarse, que etimológicamente viene de "menda": error. Es salir del error en el que estás y tener fe, confiar en esta buena noticia. Es una exhortación. Jesús no se impone ni es violencia externa. Es un Mesías diferente. El cambio no viene por algo externo. Se precisa la colaboración humana y el cambio interior profundo. La ruptura con la injusticia ha de hacerse desde dentro, desde uno mismo.

Llamada y respuesta
Componentes de la llamada:
-          Una mirada: Vio. Toda llamada de Dios comienza con una mirada. El hombre lo único que debe hacer es procurar no esconderse, como Adán, Jonás o el mismo Judas.
-          Una palabra: les dijo. A la mirada le sigue una palabra creadora. Mirada y llamada son un don. Si la persona responde es porque primero Dios miró, bordeó el mar de mi vida y me llamó.
-          La urgencia: al instante. Como el tiempo se ha cumplido, es urgente llamar.

Componentes de la respuesta:
-          La fe: no hay ni una pregunta, ni un diálogo. Lo que caracteriza al discípulo es la fe, la confianza, actitud básica de la existencia. Jesús no les dice lo que quiere o como se hará, solo los llamó. A su vez, el discípulo no pide explicaciones. Lo esencial de la respuesta es la fe, la base de todo es la confianza.
-          El desprendimiento: Dejaron las redes… a su padre con los jornaleros. Todo el que decide ponerse en camino está en continuo desprendimiento. La vida del seguidor no es acaparar, acumular, sino entregar y entregarse. 
-          El seguimiento: le siguieron… al instante. El acento de la vocación no está puesto en lo que dejan, sino en Aquel a quien sigo. Discípulo no es el que ha abandonado algo o ha aprendido una doctrina, sino aquel que se ha encontrado con Alguien.
-          Dejarse hacer: hare de vosotros. Discípulo es el que se deja hacer, el que sabe que todo es proceso. Esta es la historia de la llamada, de la vocación, más brevemente contada. Solo una palabra: seguidme. Solo una respuesta: le siguieron.
A Marcos le interesa lo esencial para crear la llamada modelo en la que todos quepan y se puedan ver reflejados. Lo escribe al principio de todo porque en la teología de Marcos el discípulo es muy importante.

3. ORACIÓN
Tú llamas siempre, a tiempo y a destiempo,
en el mar y en la tierra.
Lo primero de todo, antes que nada, es tu mirada.  
Tu mirada que recrea y enamora,
una mirada  que vio todo lo que había hecho y era muy bueno.
Tu mirada, que ve más allá de las apariencias,
que ve lo escondido del corazón humano,
sin juzgar, una mirada compasiva;
sin obligar, una mirada atractiva,
una mirada clara, transparente,
sin trampas, llena de sorpresas.  

Tu voz, tu palabra, llena de vida.  
Una palabra hecha carne para engendrar vida,
una palabra que crea lo que dice,
tu palabra que ilumina las tinieblas,
que llama por el nombre, transforma la vida,
resitúa la misión.  

Tu invitación: Ven y sígueme.
Veníos conmigo, os haré pescadores de hombres,
capaces de proponer una tierra nueva y unos cielos nuevos,
con imaginación para hacer nuevo el evangelio,
atravesando miedos y engaños,
cabezonerías y traiciones,
negaciones e incomprensiones,
contradicciones y  neurosis,
pecados e infidelidades,
más allá de mis ambiciones y segundas intenciones.
Llámame Señor, no te canses de llamar: Ven y sígueme.
4. REFLEXIÓN
Estamos en los inicios del evangelio de Marcos, lo que quiere decir que estamos en los inicios de nuestra vida como personas, como creyentes, laicos o sacerdotes.
Y a estos inicios habrá que volver siempre que aparezcan las dudas, las crisis, los momentos de dejarlo todo. La llamada original, el amor primero, es referencia y fuente.
Marcos deja muy claro que la iniciativa es de Jesús/Dios. El evangelio que se anuncia es el de Dios, el Reinado que está cerca es el de Dios. El que ve, llama, invita a seguirle es Dios, es Jesús. Lo cual quiere decir que se trata de una llamada universal, a todas las personas y a toda la persona.
Es Jesús/Dios el que está al inicio y al final del proceso, de nuestra vida. La persona no existiría sin esta llamada o sin esta mirada, sin la vocación, como la llamamos popularmente. No existe persona humana sin vocación.
Del relato, señalamos algunos detalles:
-          Jesús llama a hermanos, pero no al padre Zebedeo. El padre en los evangelios representa la tradición, lo de antes. Jesús rompe con la tradición, quiere una relación de iguales (=de hermanos). Solo por un instante imaginemos: ¿qué pasaría si viviéramos esta realidad en nuestra Iglesia. ¿Qué sería de nuestro cristianismo?

-          Os haré pescadores de hombres... dejaron las redes. La misión de Jesús, y, por tanto, de los discípulos es sacar a los hombres del mar de la confusión, de las "redes que lo enredan". No es adoctrinar, es liberar. No es imponer, es proponer. Es pasar del mar de las tinieblas a la tierra de la luz. De la mentalidad del "yo falso" o fabricado (Thomas Merton) al yo auténtico, del hombre viejo al hombre nuevo.


-          En pos de mí, en pos de él: seguimos a una persona. El centro de la llamada es una persona: Jesús/Dios. Todo lo demás (moral, liturgia, normas...) viene después. Sin este "antes" lo demás no tiene sentido. Y lo de "después" tiene sentido en cuanto hace referencia a la persona de Cristo.   

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