18 DE FEBRERO DE 2014
Mateo 6,1-6.16-18
6 1Cuidad
de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por
ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
2Por
tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta ante ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la
gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 3Tú, en
cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; 4así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
5Cuando
oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las
sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En
verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6Tú, en cambio,
cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en
lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 7Cuando
recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por
hablar mucho les harán caso. 8No seáis como ellos, pues vuestro
Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
16Cuando
ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros
para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido
su paga. 17Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y
lávate la cara, 18para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu
Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te
recompensará.
COMENTARIO
Estos versículos están en continuidad con el Sermón del Monte (Mateo
5). Jesús da las calves de la nueva espiritualidad. No basta con hacer las
cosas que Dios quiere, es necesario hacerlas con pureza de intención. El punto
de partida son las obras de piedad de los judíos: limosna-ayuno-oración.
6 1Cuidad de no practicar vuestra
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no
tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Este versículo contiene el principio general: la espiritualidad han de
practicarse teniendo en cuenta solo a Dios. Quien se olvida que vive de Dios y
para Dios comienza a tener una existencia “fuera de sí”. Y como consecuencia
atribuye una importancia total al juicio de los hombres. Convierte su
existencia en vivir hacia fuera, hacia la galería, hacia el prestigio. Se
olvida del que le da su auténtico ser y la vida: el Padre.
Por eso comienza: cuidad. La
tentación del prestigio res sutil y si caes en ella se desvirtúa la vida de
Dios en nosotros. El centro ya no es Dios, la vida, sino los hombres que
simplemente pagan por prestigio. Se trata de un vivir hacia dentro, de tener a
Dios como la orientación de la vida. LA recta orientación del corazón es
decisiva. Por eso, en el centro está la oración, entre la limosna y el ayuno.
Lo único capaz de instalar al ser humano en la actitud correcta delante de Dios
es la oración, es lo único que da sentido a las obras que el ser humano realiza.
Los “deberes religiosos”, públicos o no, han de ser vividos por y para
Dios, no para ser honrados por la gente.
La limosna.
2Por
tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta ante ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la
gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 3Tú, en
cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; 4así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
En la antigüedad, no se tocaba ninguna trompeta al hacer grandes
limosnas. Simplemente es una fórmula para criticar esa forma de comportamiento.
Si es cierto que en las sinagogas se anunciaba para una determinada fiesta la
obligación de colaborar con determinados donativos. Al que actuaba de tal
manera se le honraba especialmente. Tal acción es calificada de hipócrita. Este término es de mundo del
teatro, significa actor. Es decir, persona que hace algo o es diferente a lo
que dice. No se ataca a la conducta: dar limosna, sino la actitud: no darla por
amor al prójimo o por Dios, sino por amor a sí mismo. Con el honor y el prestigio
ya estamos pagados.
3Tú,
en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; 4así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
Esta es la posición correcta. No hay que tomar estas expresiones al pie
de de la letra, ¡como siempre! Al dar
limosna la persona se ha despreocupar de sí misma, ha de ser hecha para el
pobre y a los ojos de Dios, no para la propia satisfacción de quien lo da. Nada
de uno mismo, no el familiar más próximo, necesita enterarse de la limosna,
pues esta es solo para el pobre y ha de ser hecha delante de Dios, esto en secreto.
Al final de cada
acción viene la expresión: y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará. Está en paralelo con el Padre
que está en cielo. El cielo designa la esfera divina indicando si
trascendencia e invisibilidad, lo escondido subraya lo invisible. La recompensa es mayor abundancia de
vida y filiación. Mayor entrega y donación, mayor plenitud.
La oración
5Cuando
oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las
sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En
verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
En tiempos de Jesús se hacía en el templo, en las sinagogas, en casa o
en cualquier lugar público. El sitio más usado era la sinagoga.
No se critica la conducta, rezar,
sino la intención, para ser visto.
Estos hipócritas no simular rezar, rezan sinceramente pero su intención no es
correcta.
6Tú, en cambio, cuando ores,
entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto,
y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 7Cuando
recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por
hablar mucho les harán caso. 8No seáis como ellos, pues vuestro
Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
La instrucción positiva viene en sentido figurado: entra en tu cuarto, en la despensa de provisiones de una casa, en
sentido literal. No es el lugar lo que perjudica la oración, sino el modo en
cómo se reza y su objetivo. Este versículo no quiere decir que la presencia de
Dios se encuentre más en la soledad que en la calle, sino que hay que buscar su
Presencia y no la presencia y admiración de los otros, buscando su aprobación.
La oración debe dirigirse a Dios en sí mismo y por sí mismo. Nuestra
relación con Dios es vital, por eso se le llama Padre: es la fuente de la vida, es fundamental no salirse de la
abundancia de su vida.
El texto se centra más en el creyente que oirá que en la oración (vv.
7-17: Padre nuestro). La oración no
debe estar al servicio de otra cosa que no sea la relación con Dios.
El ayuno
16Cuando
ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros
para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido
su paga. 17Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y
lávate la cara, 18para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu
Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Como en la limosna y en la oración, Jesús insististe en que las obras
requieren su importancia dependiendo de la voluntad e intención con las que
estén hechas.
El texto trata del ayuno privado que ha de estar dirigido a expresar a
Dios la actitud ímtima de la persona, no al prestigio personal.
La limosna: se ha de dirigir al ser humano necesitado. La oración se ha de realizar ante Dios, en
plena fe, que se transforma en obras. El ayuno ha de ser ante sí mismo. Es
símbolo de la solidaridad con el dolor y la muerte, por ser privación del
alimento que es fuente de vida.
Frente a toda publicidad, el relato dice perfúmate y lávate, que no tiene sentido figurado. Tiene un sentido
realista: compórtate de forma normal, que no se note, porque el ayuno es cosa
de la persona y solo de ella.
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