domingo, 29 de enero de 2017

Resultado de imagen de vosotros sois la sal del mundo FANOResultado de imagen de vosotros sois la sal del mundo FANOSEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO




Mateo 5,13-16
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
13 Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
14 Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
15 Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
16 Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.

13a Vosotros sois la sal de la tierra.
Jesús dice: vosotros sois la sal de la tierra. ¿Quiénes son vosotros? Son aquellos que acaban de escuchar las Bienaventuranzas: los discípulos y el gentío. Unos y otros están invitados a formar la nueva comunidad, signo del reinado de Dios. Es como si Jesús dijera: “depende de vosotros que esta nueva Alianza con los hombres siga existiendo. Vuestra conducta será la garantía de llevar a cabo el nuevo y definitivo proyecto de Dios en favor de la humanidad”. Es la nueva efusión del amor de Dios, a través de Jesús, transmitida en las Bienaventuranzas. Existe la posibilidad de una sociedad nueva fundada en la palabra de Jesús.

13bPero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la  salarán?
Mejor que sosa es traducir por "necia", “si la sal se vuelve necia”. Es el mismo término que va a utilizar Jesús en la parábola de las dos casas. La sal necia/sosa es la persona/comunidad que escucha el mensaje de Jesús, pero no lo pone en práctica. Entonces, ¿con qué se le dará sabor a la sal?, ¿quién le va a hablar del mensaje a esa comunidad? Se trataría de una traición al mensaje.

13cNo sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
La sal que no sazona no sirve para nada. La comunidad cristiana que no vive ese mensaje, no sirve para nada. Esto parece cruel pero no se trata de una imposición, sino de un proceso de maduración en el que el discípulo/comunidad se va llenado del Espíritu de vida. Es una vida que se va poniendo en práctica. Es una opción, no una obligación. La vivencia de las Bienaventuranzas es el fruto de la presencia del Espíritu que recibe el que acoge la persona de Jesús.
14aVosotros sois la luz del mundo.
La imagen de la luz se aplicaba a Jerusalén como ciudad donde resplandecía la gloria de Dios[1], y al Templo, exponente de la santidad de Jerusalén. La ciudad santa y el Templo eran "luz del mundo".
Con la presencia de Cristo todo eso ha terminado. Ya no hay una ciudad santa ni un templo donde la gloria de Dios resplandece. Es en la comunidad guiada por el Espíritu, que vive y hace realidad el  Reino, donde resplandece su gloria. Allí donde existe esta comunidad está el Espíritu de Dios. Se han acabado los derechos geográficos a ser ciudad santa. Lo único que puede ser santo, semejante a Dios, es el ser humano porque es el único que puede recibir el Espíritu y parecerse a Dios mismo. Lo demás son cosas antiguas que, en la edad adulta del Espíritu, no tienen sentido.

14bNo se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Es una alusión a Jerusalén. Los discípulos son ahora la nueva Jerusalén. La comunidad es el lugar  donde resplandece la gloria de Dios. Esto no se puede ocultar. La comunidad cristiana tiene un modo de comportarse que se hace visible, poquito a poco, pero se nota alrededor.

15Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa.
Aplicado a la comunidad de discípulos, estas palabras indican que el grupo cristiano no puede ser un círculo cerrado sin repercusión en el exterior. De alguna manera se nota su presencia, nadie enciende una vela para meterla debajo del celemín[2]. Jesús ha venido a encender esa luz en nosotros para alumbrar a los demás. Esa luz alumbra, se ve, se nota.
La comunidad tiene la tarea de servir a los de casa. Desde fuera los demás ven si la casa está encendida o apagada. La luz, como la vida, tiende a comunicarse. El destino de la comunidad es servir al bien de la humanidad, no es un auto-servicio. Esto sucede por la fuerza del Espíritu que habita en ella. Cuando esto ocurre el discípulo/comunidad se convierte en luz.

16 Brille así vuestra luz ante los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.
Los hombres son los que no son miembros de la comunidad pero ella alumbra a todos. Las obras están al servicio de Dios. Las buenas obras son aquellas que hacen “la casa” más humana. Nos detenemos en dos expresiones: 
·         Den gloria. Este dicho significa la posibilidad de conocer a Dios como Padre, que da vida a la humanidad. Dar gloria es engendrar vida, liberar de la opresión, hacer la vida más humana según el proyecto de las Bienaventuranzas. En consecuencia, cuando las obras de los seguidores de Jesús sean así, la humanidad irá comprendiendo el verdadero rostro de Dios: Padre y no juez ni soberano ni el que tiene al hombre debajo para castigarlo. Es Aquél que comunica al ser humano su misma plenitud de vida.
·         Vuestro Padre que está en los cielos. En estas palabras se mezclan la tradición del AT, que llamaba a Dios Rey, con la novedad del NT, llama a Dios Padre. Tener a Dios por Padre es lo mismo que tener a Dios por Rey. Dios reina comunicando su Espíritu, su vida, no imponiéndose. Al comunicar su vida ese Rey se convierte en Padre. ¿Por qué Jesús lo llama vuestro Padre? Porque los discípulos están dedicados a hacer lo que Dios Padre hace: engendrar vida.


[1] Is 60, 1: Levántate y resplandece, porque llega tu luz, la gloria del Señor amanece sobre ti.
[2]La palabra "celemín" es un antiguo término castellano que expresaba la medida del grano. De ahí paso a designar el objeto, una especie de cajón de madera, con el que se medía o pesaba el grano. 
SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO

4 DE FEBRERO

Marcos 6,30-34
30Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31El les dijo: Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. 32Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. 33Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 34Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

COMENTARIO
Que las cosas no han ido bien lo muestra que apenas los discípulos vuelven, Jesús en vez de felicitarlos, quiere llevárselos a un lugar desierto. Cuando Jesús hace esto es debido a la falta de comprensión de los discípulos. En estos “apartados”, Jesús se dedica a enseñarles para que rectifiquen su mentalidad y su modo de actuar.
Los discípulos, entusiasmados por la gente que les ha seguido, dado que no han anunciado la Buena Noticia de Jesús, sino “su” buena noticia, no tienen tiempo de comer, de ser alimentados por el pan auténtico que es Jesús.
Jesús logra arrancarlos y se los lleva a un lugar solitario, al desierto. Se van sin resistencia. El desierto era el lugar clásico de los levantamientos populares. Entienden que Jesús se los lleva porque va a empezar su levantamiento mesiánico. Creen que el momento ha llegado. Siguen en sus categorías nacionalistas y reformistas. Lo mismo le sucede a la multitud instruida por ellos. Al ver que van a un lugar desierto, piensan lo mismo y se van con ellos.

Aparece el verbo reunirse con, que quiere decir “sinagoga”. Los Doce siguen metidos en su judaísmo. Su enseñanza ha versado sobre el mesianismo nacional y glorioso. No han entendido las parábolas ni la explicación del Reino. Han confundido a la gente y siguen sin entender a Jesús.
Informan a Jesús de todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús no les felicita. No aparece el más leve indicio de aprobación.  Y además, han enseñado. Jesús no los había enviado a enseñar. Jesús no delega en nadie esta enseñanza y solo la ejerce antes oyentes judíos. Lo cual quiere decir que los Doce han ido solo a territorio y círculos judíos. Como no han comprendido la enseñanza de Jesús, han predicado lo opuesto a la enseñanza de Jesús.
El envío ha sido un fracaso. No habrá más envíos.   

La reacción de Jesús es inmediata.
-          Venid: Son las mismas palabras que la primera llamada (Mc 1,17). Se están desviando del seguimiento. No se están dejando hacer. Siguen intentando imponer sus ideas y nos las del Maestro. Quiere decir, “renovad la llamada y el compromiso original”.
-          Vosotros a solas: Excluye al resto de seguidores. Esto es solo para los Doce, para los que siguen con la mentalidad exclusivista, nacionalista, no universal.
-          A un lugar desierto: Expresa la incomprensión de los discípulos. Como Juan Bautista, hay que volver al lugar que simboliza la ruptura con los valores de la sociedad.
-          A descansar. En Isaías (14,3), Dios, después de descansar de liberar al pueblo del destierro, lo invita a descansar. Ahora Jesús, pretende sacar a sus discípulos de la esclavitud ideológica en la que viven. Han de realizar el éxodo abandonando su judaísmo.
-          Un poco. El descanso es transitorio. Una vez que se han liberado, podrán liberar a los demás.

Las expectativas que habían levantado los discípulos en la gente se interponen entre Jesús y la gente. Esta ya no sigue a Jesús, sino a sus discípulos. Los propios discípulos, ocupados con la gente, no pueden ser instruidos por Jesús (Ya no transparentan a Jesús, sino a ellos mismos).

Jesús los arranca de la gente. Se los lleva fuera del influjo de la sociedad, a corregir la incomprensión. En la mentalidad de los discípulos continúa existiendo la idea de que es ahora cuando se va a producir el levantamiento popular. La gente que los ve y participan de las ideas de los discípulos, los siguen por tierra.
Los acontecimientos se van a precipitar. La multitud vienen con una idea equivocada sobre el mesianismo de Jesús. Es el momento de explicarles con alma y con obras, cuál es la salvación que Jesús propone, cuál es la calidad de su mesianismo y cómo se llega a la salvación.

Todo ser humano debe comprender el auténtico mesianismo de Jesús.

Jesús enseña tanto a los judíos como a los no judíos en qué consiste su mesianismo y qué obstaculiza aceptarlo. 
SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

VIERNES

3 DE FEBRERO

Marcos 6,14-29
14 Como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él. 15 Otros decían: Es Elías. Otros: Es un profeta como los antiguos. 16 Herodes, al oírlo, decía: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
17 Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, 18 y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano. 19 Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, 20 porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto. 21 La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. 22 La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo daré. 23 Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. 24 Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista. 25 Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. 26 El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. 27 Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, 28 trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.  29 Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

COMENTARIO
Jesús ha enviado a sus discípulos. Pero estos han hecho una presentación reformista, no alternativa de Jesús. Las noticias llegan al rey Herodes. El evangelista nos presenta tres opiniones que describen los tres sectores de la sociedad:
·         Unos decían: Juan el Bautista… Confundir a Juan con Jesús. Por la mala predicación de los discípulos, hay gente que ve a Jesús un continuador de Juan Bautista. Piensan que las “fuerzas del más allá actúan en él”. Ven en Jesús a un Juan Bautista revivido con fuerzas mágicas, exotéricas. Es la opinión de la clase dirigente, de los que sustentan el poder. Es una amenaza para su poder.
·         Otros decían: Es Elías. Confunden a Jesús con el precursor esperado: Elías, que va a preparar el camino, pero no con el Mesías. Es la opinión de los reformistas, es el nuevo Elías. Va a acabar con la corrupción y comenzar una nueva etapa.
·         Otros: es un profeta…Ven en él a un enviado de Dios como tantos otros que hubo, uno más que denuncia las injusticias e invita a cambiar de conducta. Es la opinión de la gente sencilla. Es un profeta que Dios nos envía para denunciar la injusticia y mantener la esperanza.
16Herodes, al oírlo, decía: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
Herodes pertenece a los del primer grupo, a los poderosos. En las palabras de Herodes se manifiesta su responsabilidad en la muerte de Juan, y además, pone en entredicho su autoridad. Él no es el señor absoluto de la vida ni la muerte de sus súbditos. Antes de seguir adelante, no viene mal un poco de “Sálvame familiar”.
Herodes El Grande se casa (4) con:
-          Mariamne, hija de Alejandro Asmoneo.
Hijos: Alejandro y Aristóbulo.
-          Marian, hija de Simón.
Hijo: Herodes Filipo, que se casa con Herodías:
§  Hija: Salome.
-          Maltakée. Hijos:
o   Arquelao
o   Herodes Antipas.
§  Se casa con la Hija de Aretas IV.
§  Se divorcia y se casa con Herodías (con su cuñada).
-          Cleopatra de Jerusalén:
Hijo: Filipo: se casa con su sobrina Salomé (hija de Herodías y Herodes Filipo). 

Es preciso descubrir la realidad debajo de todo este enjambre que, a pesar de que los del siglo I fueran muy salvajes, este relato nos está queriendo decir algo. No nos quedemos como si fuera la fría crónica de un reportaje de sucesos. Hay algo más.
Lo que parece real es que el poder religioso (madre, Herodías), casada ilegítimamente con Herodes, poder civil, logra que la hija de ella, la muchacha, pida la muerte de Juan. Esto es el preludio de lo que va a suceder con Jesús, cuya muerte se debe a que el poder religioso, sanedrín, unido de manera adultera al poder civil, Pilato, consigue que el pueblo pida la muerte de Jesús.
La trama literaria, el relato es genial. Es mucho más de lo que aparece a simple vista. Aparecen las intrigas del ser humano conspirando, negociando como mantenerse en el poder, a pasar del abuso del pueblo, en contra del que trata vivir en la justicia.

A Herodes no se le reprocha ni el divorcio ni la poligamia que históricamente tuvo, se casó, al menos con cuatro mujeres. Se reprocha el adulterio: casarse con la mujer de su hermano, que a la vez era su sobrina. El punto más sensible del relato es Herodías. Tiene miedo a que la denuncia de Juan prospere, y ella se quede sin reino. La denuncia de Juan la desacreditaba ante el pueblo, corre peligro su reinado. Hay que acabar con Juan.
¿Qué casualidad que la mujer de Herodes se llame como él Herodías? Y como llama la atención que la hija de Herodías no tenga nombre. Todo esto son signos de que la denuncia de Juan está centrada en la institución religiosa aliada con el poder civil, que manipula al pueblo, representada por la hija sin nombre, para obtener sus intereses.

El poder religioso espera la venganza porque Juan denuncia su situación ilegitima, de abuso y corrupción. Busca eliminarlo, pero no puede. Esto solo puedo hacerlo el poder político. Luego…hay que esperar la conspiración.

Herodes/poder político sabe que se sustenta en el pueblo, le interesa escuchar al pueblo. El pueblo le pide lo que es justo y lo que el político ha de ser. Pero ante el conflicto de intereses, el político siempre se decanta por el poder. Todo esto es imagen y anticipo de lo que va a suceder con Jesús.

¡Por fin llega el momento esperado! Todo ha sido planeado por Herodías:
-          una fiesta (en Jesús será la Pascua);
-          la utilización de la hija sin nombre (el pueblo utilizado por el poder);
-          están los magnates (estaba Pilato por aquellos días).

El oficio de bailarina era propio de las prostitutas. Todo esto es imagen del pueblo que se prostituye adulando al poder y manipulado por el otro poder/Herodías.
Los poderosos, cuando les adulan, pierden la cabeza. Herodes hace una promesa desmesurada, propia del que puede disponer de su poder a su antojo, pasando por encima de la vida de las personas.

El pueblo/hija manipulado y sin criterio no sabe decidir. Deciden los que manipulan. Decide lo que han decidido que decida.
A estas alturas, ya han desaparecido los nombres de los personajes:
-          La hija nunca tuvo nombre. Como imagen del pueblo, es inmadura, manipulada, no juzga a su madre. “si mi madre lo ha dicho es que es lo bueno”. Cuando la hija/pueblo  no decide ni tiene criterio:
o   Acaba exigiendo: quiero
o   Con urgencia: ahora mismo
o   Como manjar: en una bandeja la cabeza de aquel que ha intentado concienciar al pueblo de su opresión.
-          Herodías pasa a ser la madre. No busca el interés de su hija/pueblo, sino el suyo propio:
o   que la hija/el pueblo se quede sin la mitad de su reino.
o   se quiere quedar con todo:  
§  el rey no le da la mitad de su reino a su hija (la hija no se lo reclama), será todo para la madre;
§  si mata a Juan, que anima al rey a que se separe de ella, se asegura la totalidad del reino.
-          Herodes, se le nombra como el rey; la promesa del rey en a favor de la hija/del pueblo, pero quien decide es la madre/poder religioso, que manipula al pueblo/hija, que se quedará sin nada. Mientras, los poderosos consiguen sus objetivos.

Todavía quedan ascuas de humanidad en los poderosos (no precisamente en Herodías). Se da cuenta que lo que ha hecho es injusto. Por encima de los sentimientos están los intereses.
No hay reacción de los invitados. 

Todo se ejecuta según lo previsto:
-          El rey manda al guardia;
-          El guardia lo decapita y la trae la cabeza en una bandeja y se lo da a la hija.
-          La hija se lo entrega a la madre. El pueblo/la hija se queda sin nada, como siempre. (Se prostituyó, fue manipulado, pudo tener medio reino y se quedó sin nada)


Los discípulos recogen el cadáver. Todo ha terminado. No hay cabeza. No puede haber continuación. (José de Arimatea pide el cuerpo= la persona de Jesús. José pone el cuerpo en el sepulcro, todo se ha acabado).
SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

JUEVES

2 DE FEBRERO, PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Lucas 2,22-40

22 Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor 23 (de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”) 24 y para entregar la oblación (como dice la ley del Señor. “Un par de tórtolas o dos pichones”).
25 Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él.
26 Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor 27 Impulsado por el Espíritu Santo, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres (para cumplir con él lo previsto por la ley) ,28 Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29“Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz;
30 porque mis ojos han visto a tu Salvador,
31 a quien has presentado ante todos los pueblos:
32 luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo, Israel”.
33 José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: -Mira: Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida; así quedará clara la actitud de muchos corazones. 35 Y a ti, una espada te traspasará el alma.
36Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada, 37y llevaba ochenta y cuatro de viuda; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. 
38Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
39Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

COMENTARIO.
Mediante la primera pareja, Zacarías/Isabel, Lucas ha querido describir la situación religiosa de Israel, vista desde la perspectiva de los responsables de mantener la alianza que Dios había hecho con Abrahán y que había renovado por medio de los profetas (Judea/sacerdote/santuario). A pesar de la completa y humanamente insalvable esterilidad de la religión judía, Dios, fiel a sus compromisos, ha intervenido en la historia de su pueblo para que diera un fruto, el fruto más preciado que podía dar la religiosidad judía: Juan, asceta y profeta.
Lucas se ha servido de una segunda pareja todavía no plenamente constituida, María/José, para enmarcar el nacimiento del Hijo de Dios en la historia de la humanidad. A pesar de que María estaba sólo desposada con José y de que todavía no convivían juntos, fruto de la íntima colaboración entre Dios y una muchacha del pueblo, en representación ésta del Israel fiel, pronto para el servicio solícito hacia los demás, pero sin gran arraigo religioso (Nazaret/Galilea), ha tenido un hijo: Jesús, el Mesías de Israel y Señor de toda la humanidad.

Ahora Lucas quiere completar la descripción con una tercera pareja, Simeón y Ana, cuyo único lazo de unión es el hecho de confluir en el templo en el preciso instante en que van a presentar a Jesús; ambos son profundamente religiosos. A través de estos dos personajes, presentados como profetas, Lucas reúne en el momento de la presentación de Jesús en el templo las dos líneas que había trazado en los cánticos de Zacarías y de María.
A los 40 días si era un niño y a los 80 si era una niña, la madre debía presentarse en el templo para purificarse, tenía que ofrecer un cordero o, si no llegaba por ser pobre, dos tórtolas o dos pichones (Lev 12, 1ss). La presencia del niño no era necesaria en la purificación de la madre. Para el rescate (resulta curioso que el que viene a rescatar es rescatado) del primogénito no había que llevarle al templo. Y de hecho nadie lo llevaba, bastaba con pagar 5 siclos de plata, moneda del santuario. Pero Lucas no dice nada de que María y José pagaran con monedas. ¿No será que el rescatado no necesita rescate?
José y María se dirigen al templo de Jerusalén para hacer la ofrenda al Señor. Es la idea de la religión: las personas tienen que ofrecer para ser gratas a Dios, es la idea que Jesús destruirá. En el evangelio de Juan, Jesús entra en el templo y expulsa a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas. Pero después dirige su ira solamente hacia los vendedores de palomas. Sólo a ellos les dice que no conviertan la casa de su padre en un lugar de comercio, en un mercado. Jesús les increpa airadamente porque las palomas eran la ofrenda que los más pobres podían ofrecer al Señor, para obtener su beneplácito. De este modo, quedaba prostituido el amor de Dios: el amor de Dios se obtenía pagando, y Jesús esto no lo podía tolerar. No puede admitir que se venda el amor de Dios.

María y José tendrán que recorrer aun un largo camino para acoger plenamente la novedad de Jesús, porque son hijos de su tiempo, herederos de sus tradiciones religiosas. Sin embargo, mientras que la ley los empuja hacia el templo, otra fuerza los impulsa en la dirección opuesta: es el Espíritu Santo. El Espíritu y la ley no se pueden soportar, uno exige la eliminación del otro.

Pues bien, he aquí que en medio del rito, en medio del templo, de la triple mención a la Ley v.22.23.24 aparece la triple mención del Espíritu Santo v.25.26.27 en torno a un nuevo personaje, Simeón, cuyo nombre quiere decir “Dios escucha siempre”, y esto no es casualidad.
Este personaje, igual que su correspondiente femenino, Ana, son laicos y representan al pueblo que está en el atrio (en la entrada, no dentro del templo, el lugar de los sacerdotes), tienen esperanza y tienen Espíritu Santo.
Simeón, “Dios escucha siempre”, es un laico que haciendo honor a su nombre mantiene viva la esperanza y éticamente es justo con los hombres y piadoso con Dios. Quien es así, tiene el Espíritu de Dios, lo mueve el Espíritu y va al templo movido por él, con la esperanza viva y con su ética horizontal (justicia hacia los demás) y vertical (piedad hacia Dios) en perfecto ejercicio. Y todo aquel que acude con estos presupuestos al templo, descubre al niño, el nuevo Dios, como los pastores (representantes del pueblo que no tenía acceso al templo), lo descubren en casa. Simeón y los pastores son parejos y representan, respectivamente, al pueblo excluido y al pueblo no-excluido.

Es inevitable que entre el profeta Simeón, movido por el Espíritu Santo, y los padres observantes de ritos inútiles, se produzca un “choque”, expresado en gestos y palabras. Simeón les quita el niño de sus brazos y pronuncia unas palabras que les dejan pasmados, causan estupor porque este niño no ha venido sólo para Israel, sino que será la Luz de todas las naciones.

29-32 "Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz;
30 porque mis ojos han visto a tu Salvador,
31 a quien has presentado ante todos los pueblos:
32 luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo, Israel”.
Este himno nos recuerda que el que vive siendo y teniendo las actitudes de Simeón (esperanza inquebrantable en que Dios escucha, justicia para con los demás y piedad para con Dios) en el punto y seguido de su vida (la muerte) le espera un encuentro con su Señor. Un encuentro que supone que no es tanto que estoy en las manos de Dios, pues siempre estamos, cuanto “la experiencia de que él está en las nuestras”, en nuestras manos, es decir, descubrir que él está a nuestro alcance.

La salvación no es tanto que Dios me abraza cuanto que yo lo abrazo y ya no lo suelto. Pues de Simeón, el texto no dice que se lo devolvió a los brazos de María y de José, cosa que se hará históricamente, ya que como éste es un texto catequético se silencia. Por esto, para un auténtico creyente, la muerte es dulce y amorosa, porque es llegar a la paz total a través de caer en la cuenta que tienes la salvación contigo, en tus brazos. El momento de la paz total y plena sólo la viviremos en el punto y seguido de nuestra existencia terrena. La Iglesia nos pone este himno en la liturgia de Completas (oración de la noche), previa al sueño, que es una imagen de la muerte, como el sueño es dulce y la cama amorosa, la muerte también.

¿A quién se llama Simeón? A quien está firmemente anclado en que “Dios escucha siempre”, y Dios no le defrauda. A quien es como Simeón, descubrirá y tendrá en su vida muchos momentos. Ahora con los que comienza el himno, será intemporal. Ahora Simeón no puede hacer otra cosa que cantar al entrar en contacto con el niño, porque llegado el momento de su muerte, descubre que ésta no existe porque en ese momento descubre al que es la Vida entre sus brazos y, por eso, le inunda la paz en ese momento que es cuando ve y palpa la luz, la salvación, por tanto al Salvador.  
Todo esto se conseguirá al final de la catequesis del evangelio, con la entrega total (pasión, muerte y resurrección) pero ya está presente desde el principio, porque en Dios no hay tiempo. Lucas, que es exponente de la maduración que experimentó el primitivo pensamiento cristiano, es el que ha llegado a comprender que los efectos del acontecimiento de Cristo no son fruto del desenlace final (la cruz) sino que ya están presentes en los mismos comienzos de su existencia terrena. En definitiva, menos cruz y más gozo, o, al menos, tanto gozo como cruz.

A María y José todo esto les viene del revés de lo que les habían enseñado de pequeños en las catequesis en sus sinagogas. Les habían dicho que la luz del Señor brillaría sobre Jerusalén y que las naciones tendrían que ir a su luz, hacerse judíos, someterse al judaísmo. Y ahora Simeón dice que las naciones, no sólo no van a ser arrasadas sino iluminadas, y que, al contrario, es en Israel donde esto va a ser piedra de tropiezo y ruina para algunos está puesto en Israel para que unos caigan y otros se levanten (2,34).
José y María no entienden, pero no hay tiempo ni siquiera para no-entender. La fe no consiste en confiar a pesar de no comprender, sino en acoger, aceptar incondicionalmente, es decir, no entiendo pero no rechazo, confío y espero que al final del proceso (como Simeón que está al final de su vida) vea y comprenderé. Como tantas veces nos sucede con las personas, con nosotros mismos, también ocurre en el camino de la fe.        

El himno de Simeón es interrumpido por el asombro/admiración de María y José, seguido de una profecía concretada en María que es un añadido al himno propiamente dicho.
Esta profecía hace referencia a una espada, veamos una traducción alternativa a la anterior: “Y a ti, tus anhelos personales, te los truncará una espada”. Siempre se ha interpretado esa espada como una figuración de la Madre dolorosa traspasada por el dolor de ver a su hijo crucificado y traspasado por la lanza…Pero no es ese el sentido de la espada en Lucas.
Para empezar, la presencia de María junto a la cruz no aparece en Lucas, es exclusiva de Juan, así como lo de la lanzada, también es exclusiva de Juan. Por el uso y contexto que se hace del término espada en el NT, se puede decir que la espada a la que aquí hace referencia el anciano Simeón es figura e imagen de la palabra de Dios y de lo incisiva que es esta palabra. En la carta a los Hebreos 4,12 se dice que la palabra de Dios es viva y eficaz, espada de dos filos que penetra hasta la unión del alma y espíritu, de órganos y médula que juzga sentimientos y pensamientos. Luego, esta espada que atraviesa a María es la palabra de Dios que no dejara de llevarla de sobresalto en sobresalto. El Dios auténtico siempre es sorpresivo.
Por tanto, la imagen de la espada que atraviesa a María nos habla de las angustiosas dificultades que ella misma va a experimentar para comprender la palabra de Dios y obedecerla aun cuando no coincide con lo aprendido hasta ahora. Es la palabra de Jesús la que constantemente le va atravesar el alma y la vida, invitándole a hacer una elección radical aún sin comprender (ese es el modelo de fe).
Las primeras palabras que pronuncie su hijo Lc 2,50 son motivo de disgusto e incomprensión. Todas las expectativas se desarrollan de modo diferente. Cuando Jesús por primera vez abre la boca Lc 2,49 es para reprocharle su ignorancia, la espada continúa atravesándole. No comprende, pero no rechaza. La palabra tiene que seguir traspasándola hasta convertirla de madre en discípula. Y la espada seguirá traspasándola cuando oye, que por su mensaje y actividad, la gente deja de ir con él 7,5, que los escribas lo tachan de blasfemo y endemoniado, que entre sus seguidores van pecadores y prostitutas, come con recaudadores y descreídos. Y cuando la familia va a por él porque creen que ha perdido el juicio, María escucha aquello de mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra y la cumplen Lc 3,33-34. María ha de elegir y comprender que la intimidad con Jesús no está garantizada por ser su madre sino por convertirse en discípula 11,27-29.

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Las descripciones de Simeón y Ana, aunque simétricas son totalmente distintas. Simeón ha sido descrito mirando al interior, mediante su espiritualidad. Ahora, Ana viene descrita por lo exterior: Ana quiere decir “favorecida, graciosa”. Hija de Fanuel significa “rostro de Dios”. De la tribu de Aser, significa de la tribu de la “buena suerte, fortuna, felicidad” (Gn 30,13). De la tribu de “la buena suerte” y engendrada por el “rostro de Dios” no puede menos que ser “favorecida” con la visión del Dios-niño que acaba de nacer. Es la figura femenina que forma pareja con Simeón, ambos profetas y ambos representando al pueblo que mantiene siempre la esperanza, unidos a la humanidad son piadosos con Dios. Es la descripción ideal del pueblo ad intra, hacia dentro, el pueblo que mantiene las actitudes de escucha (Simeón) acaba siendo favorecido por el “rostro de Dios” (Ana); el padre de Ana se llama Fanuel, “rostro de Dios”, luego el auténtico padre de Ana es Dios y Dios nos engendra totalmente cuando contemplamos su rostro.

El resto de datos sobre Ana describen de forma simbólica a la totalidad del pueblo: tiene 84 años =12 x 7; 12 es el número del pueblo, de las tribus, y se acaba de mencionar la tribu más norteña, Aser, y Simeón, el personaje anterior, es de la más sureña; 7 es el número de la plenitud, el número de la totalidad, el número de la universalidad, luego el número 84 significa la totalidad universal del pueblo. Ana representa al pueblo virgen con quien Dios se desposa pero por la ruptura de la alianza acaba en viudedad, aunque siempre está esperanzada en Dios celebrando todo lo que significan los nombres de su tribu, su padre y su propio nombre. Ana aparece descrita como arraigada en un pasado que le recuerda sus promesas, pegada a la institución, al templo, que es el lugar de vejez, viudez, esterilidad, y al mismo tiempo, esperanzada, por esto se nos presenta como profetisa, tiene al Espíritu. Ana, como Juan Bautista y Simeón, está en el quicio de las dos alianzas, son los últimos profetas del AT y los primeros testigos del NT.

El término liberación significa la liberación total, profunda, escatológica, más allá de la muerte. Dios realiza esta liberación al estilo de un miembro de la familia que rescata a parientes. Dios nos rescata porque somos sus parientes, sus hijos. En este caso Jerusalén es una figura que quiere decir “todo el pueblo”. Ana hablaba a todos los que esperaban la salvación definitiva de todo el pueblo.

Con la mención de las palabras así se cumplieron y la última mención de la ley, acaba este episodio dedicado a presentar a Jesús como hijo del pueblo que cumple todo lo previsto por la ley.  María y José salieron de Nazaret Lc 2,4, con motivo del empadronamiento, y allí vuelven a su normalidad y anonimato de siempre.
Se llenaba de sabiduría, este dato, simplemente ha sido puesto para preparar el próximo relato en el que el niño va a mostrar en el templo su sabiduría. Jesús que ha nacido en soledad, aguarda en familia y entre el pueblo, su momento.



SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

MIÉRCOLES

1 DE FEBRERO

Marcos 6,1-6
6 1Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. 2Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? 3¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y se escandalizaban a cuenta de él.
4Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. 5No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 6Y se admiraba de su falta de fe.

COMENTARIO
6 1Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. 2Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? 3¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y se escandalizaban a cuenta de él.
Jesús llega a su pueblo. Donde mejor le conocían, al menos aparentemente. Habían convivido unos 30 años. Precisamente, los que mejor le conocen son los que más dudan. Las preguntas no son de admiración, sino de sorpresa incontrolada. No controlan a Jesús. Y la ignorancia causa estupor, muchas veces agresividad, “escándalo”. De la maravilla al escándalo solo hay un par de preguntas.
Le conocen, pero no han tenido experiencia de él. Saben cosas de él, pero no lo han experimentado. ¿Quién se habrá creído este que es?
¡Imaginaos si interpretáramos al pie de la letra lo de los hermanos y lo de las hermanas!
Sus paisanos no reconocen Jesús como un enviado de Dios, ¿de dónde le viene todo esto?, y ¿qué sabiduría es esta?

4Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. 5No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 6Y se admiraba de su falta de fe.
Un profeta es alguien en quien habita el Espíritu, que da vida, la Vida. Piensan que es un mago, un embaucador.
No pudo hacer ningún milagro, no pudo actuar. No pensemos en milagros espectaculares. Sino en la actividad de Jesús interpretada desde la fe.  Los milagros no se reconocen por lo excesivo, sino por la humildad, como puede ser imponer las manos.

Jesús queda sorprendido de la negativa de sus paisanos a reconocerle como el Mesías de Dios, como un hombre de Dios. El pueblo estaba sometido a la interpretación de la institución religiosa, que en versículos anteriores le ha rechazado y expulsado a Jesús de las sinagogas, de las reuniones. Jesús ya no volverá a pisar más una sinagoga. El pueblo sigue sin criterio propio, en un estado infantil, sometido a los dirigentes. No se fían de ellos ni de su experiencia.
A pesar de todo, hay gente que sigue escuchando a Jesús, los que están por la periferia.

Jesús a pesar de la falta de valoración y reconocimiento de su pueblo, sigue adelante. El Espíritu de Dios le empuja y anima a seguir adelante con la nueva evangelización. Parece como si fuera un evangelio escrito para nosotros, buscadores intrépidos de la aprobación y del reconocimiento. No se trata de cabezonería, sino de convencimiento. De experiencia.


SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

MARTES

31 DE ENERO

Marcos 5,21-43
21Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. 22Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, 23 rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva. 24Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

25Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. 26Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. 27Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, 28pensando: Con solo tocarle el manto curaré. 29Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. 30Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: ¿Quién me ha tocado el manto? 31Los discípulos le contestaban: Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?". 32Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. 33La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. 34Él le dice: Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad.

35Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro? 36Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe. 37No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos 39y después de entrar les dijo: ¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida. 40Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, 41la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: Contigo hablo, niña, levántate). 42La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. 43Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

COMENTARIO
Jesús vuelve del país de los gerasenos. Ahora, se encuentra con una multitud procedente del judaísmo. Se le acerca el jefe de la sinagoga que lo busca desesperadamente. Tanto este jefe como la mujer sufriente representan al pueblo de Galilea/Israel, sometidos, oprimidos por la institución.
Mucha gente se reúne en torno a Jesús, esperando su liberación. Una liberación que no acaban de comprender. Jesús, se queda junto al mar, símbolo del horizonte universal de su mensaje.
Llega un jefe de la sinagoga llamado Jairo, que significa “iluminado de Dios”, “luz de Dios”. Llama la atención que: 
-          un jefe de la sinagoga vaya al encuentro de Jesús cuando esta institución ha expulsado a Jesús (Mc 3,2);
-          se llame Jairo, “luz de Dios”, y sea jefe de la sinagoga (administrador, sacristán). ¿Querrá decir esto que la sinagoga ya no es luz de Dios para el pueblo?; 
-          al ver a Jesús se echó a sus pies, gesto que implica un reconocimiento de la superioridad de Jesús. El que es jefe de la institución religiosa local se pone a los pies del que es rechazado por esta institución. 
Efectivamente, el motivo es apremiante y urgente, mi niña está en las últimas. Jairo no ha encontrado solución dentro del sistema legal y va a buscarla en Jesús. Además, ruega con insistencia tres cosas a Jesús: Que toque a su hija. Aquello significaba la transmisión de una fuerza personal. Se usaba para curar o bendecir, como comunicación de vida; para que se salve. Es decir, que salga de esta situación previa a la muerte; y viva. ¿No es lo mismo salvar que vivir? Son complementarios, se trata de que su hija se salve, salga de la muerte para entrar en la vida. Es una situación de éxodo manifestada a través de los verbos salir y entrar: salir de la esclavitud de la muerte para entrar en la tierra de la vida, en la tierra prometida. 
Jairo ha entendido que la institución impide la vida del pueblo/hija y solo Jesús puede salvarla. 

Jesús no responde nada a Jairo, sencillamente se va con él. Marcos añade que lo seguía mucha gente: ya no son los mismos que lo esperaban a que desembarcara. Ahora se trata de los excluidos por el sistema que han decido seguir a Jesús, le aceptan, comprenden su mensaje.
Aquí se interrumpe el relato sobre Jairo y Jesús. Aparece la mujer con flujos de sangre… 

Todavía estaba hablando Jesús con la mujer curada, cuando se presentan los de la sinagoga, los que creen en la opresión y la muerte. Sus noticias no pueden ser otras que la muerte, tu hija ha muerto. La forma de hablar, tu hija, denota posesión y dominio. Como la relación que tiene el pueblo con sus dirigentes. Añaden una pregunta, ¿Para qué molestar ya al maestro? Los emisarios no esperan nada de Jesús, no creen en Él. Jairo si, por eso acude a Jesús.

Jesús no hace caso de las malas noticias de esos emisarios. Dirigiéndose a Jairo le dice que no tenga miedo y que continúe en su posición y actitud de confianza. Es todo un proceso de fe.
Jesús solo deja que le acompañe Pedro, Santiago y Juan, que son los más reticentes a descubrir a Jesús como la Buena Noticia universal de Dios y la ruptura que implica con la vieja institución judía[1].


Se encuentran con que hay alboroto, lloros, gritos. No es la casa de una familia, sino el lugar de la institución representada por el jefe de la sinagoga. Es la casa del duelo, del fracaso de la vida por la muerte definitiva, sin solución alguna. Así es la existencia del pueblo. 
Jesús entra en la casa/institución y reprocha el alboroto, la desesperanza, es decir, la falta de fe. E inmediatamente les propone su alternativa, la niña no está muerta, está dormida. Jesús quita el carácter definitivo de la muerte. Lo antiguo tenía que morir. La Alianza que Jesús trae es totalmente Nueva. Jesús les invita a creer en Él, a confiar en Él.

La propuesta de Jesús no se entiende, por eso los presentes se ríen de Él. ¡Han pasado del llanto y del griterío a la risa en segundos! En casa del jefe de la sinagoga es Él quien manda. Sorprendente. Y la casa de la sinagoga, de la institución, cambia totalmente.
Jesús coge al padre (ya no es el “jefe de la sinagoga”), a la madre, fuente de vida, a los discípulos, como testigos, y fue donde estaba la niña. El término que aparece no es el que entendemos hoy por niña, aunque tenía 12 años, sino de “muchacha casera”, apta para engendrar. Nos encontramos en un contexto de boda como se describe en Cant (2,19; 3,4). Lo que se nos describe, de manera simbólica y figurada, son los desposorios de la Nueva Alianza: Jesús es el esposo y la muchacha la esposa.


Jesús, como le había pedido el padre se acerca a la muchacha/novia. La toca, la coge de la mano y le habla: Talitha qumi (que significa: Contigo hablo niña, levántate). Cuando Marcos pone en boca de Jesús palabras en arameo quiere decir que el personaje al que se refiere pertenece al pueblo judío. Esto confirma el carácter simbólico de la niña, símbolo del pueblo, de la mentalidad de la autoridad judía. Es la Palabra de Jesús la que libera, la que da vida. La respuesta a la palabra es la fe. La muchacha/el pueblo se levanta, dando fe a las palabras de Jesús.
Aparece la edad de la niña, doce años, edad de los esponsales de una adolescente, la misma edad que los flujos de la mujer. Los doce años de la mujer adulta representaban el pasado del pueblo marginado. Los doce años de la muchacha representan el futuro para el nuevo Israel.
La reacción de los presentes fue llenos de estupor, fuera de sí. No podían imaginar la posibilidad de vida fuera de la institución o que Dios fuera así, capaz de hacer brotar vida de lo antiguo.
La nueva vida ha de crecer, ha de comer para progresar. No todo está hecho de una vez y para siempre. La nueva vida de la niña/pueblo no viene de los padres ni mucho menos de la sinagoga, sino de Jesús.

La mujer con hemorragias
COMENTARIO.
De camino a casa del jefe de la sinagoga, sucede este episodio que manifiesta la situación de opresión de los marginados, especialmente de la mujer, en tiempos de Jesús.
-          Aparece una mujer sin nombre. Representativa de todas las mujeres marginadas por la religión a causa de su impureza (concepto religioso), por sus flujos de sangre, lo que la convertía en impura y transmisora de impureza. Desde hacía doce años. Los mismos años que tenía la hija de Jairo. Es una alusión al Israel que margina a los impuros, impidiendo toda relación con Dios.
-          Esta enfermedad conlleva la prohibición de relaciones sexuales. La mujer/pueblo quedaba condenada a la esterilidad. Si la sangre simbolizaba, en la mentalidad judía, la vida, esta mujer representa al pueblo que va perdiendo la vida sin posibilidades de futuro.
-          Ha luchado por salir de esta situación. Se lo ha gastado todo. Es manifiesto el fracaso como los médicos que son los que prometían la salvación, solo se aprovechan de los necesitados. La mujer ha quedado reducida a la miseria, Es la situación del pueblo, y, especialmente, de la mujer. No hay alternativa.

Las noticias que le han llegado de Jesús le abren la esperanza de cambio. Cree que de Jesús solo puede salir vida. Se acerca y le tocó el manto. En la simbología judía, el manto significa la persona misma. Ha de hacerlo por detrás. Según la ley, aquel que tocase a una persona impura, él mismo quedaba impuro. Ahora, tocar a Jesús una persona impura no va a ser fuente de impureza sino fuente de vida. Como en el caso del leproso. El mismo gesto que puede salvarla devolviéndole la salud, la condenaría según la ley. Llama la atención la certeza de la mujer: con solo tocarle me salvaré. Es lo que después Jesús llamará tu fe.

La eficacia del gesto de la mujer es inmediata. El desentenderse de la ley y tocar a Jesús han sido uno. Se ha eliminado la causa de su mal, se secó la fuente. La fe en Jesús la ha liberado de la mentalidad que marginaba. Jesús, al mismo tiempo que la experiencia de la mujer, también ha tenido su experiencia de sanación, que es preciso hacer pública. La fuerza que había salido de Él, en este Evangelio, es la fuerza de vida de Dios mismo, de su Espíritu comunicado a Jesús en su Bautismo que lo tiene en plenitud. 

La incomprensión de los discípulos es evidente. No distinguen entre acercarse a Jesús físicamente y creer en Él. La mujer, asustada y temblorosa por lo que ha sucedido, teme la reacción de Jesús. Sigue en ella la categoría del miedo del judaísmo. Se echó a los pies, como Jairo, reconociendo a Jesús como fuente de vida, atributo solo de Dios y le confesó toda la verdad. No puede quedar oculto el proceso de esta mujer, la experiencia que ha tenido de libertad y de vida.

Jesús responde a la reacción de la mujer llamándola hija, expresión de amor del que engendra vida. Ha violado la ley, más no está apartada ni excomulgada. Jesús la trata con amor entrañable. Declara que su fe la ha salvado. Es la confianza en Jesús, la certeza en que Jesús salva.
Jesús despide a la mujer. Puede estar tranquila, vivir en paz y queda curada. Ha sido liberada de su pasado de enfermedad, exclusión y esterilidad. A partir de ahora puede vivir el presente y el futuro abierta a la fecundidad. El pueblo, del que la mujer es figura, ha de conocer y experimentar que es posible la vida adulta, madura, con capacidad de iniciativa y de engendrar.



[1] De hecho, los sobrenombres que Jesús les ha dado nos explican bastante de su actitud: a Pedro le llama piedra por su obstinación, cabezonería; a Santiago y Juan, hijos del trueno, por la imagen del dios terrible de la tradición. Jesús quiere mostrar que seguirle a Él conlleva la ruptura con el pasado. No es posible la continuidad.