DOMINGO
Mateo 5,1-12
La clave de la felicidad
5 1Al ver Jesús el gentío, subió
al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; 2 y, abriendo su
boca, les enseñaba diciendo:
3Bienaventurados los pobres en el
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
5 Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
6Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 7Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios.
9Bienaventurados los que trabajan
por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10Bienaventurados los perseguidos
por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11Bienaventurados vosotros cuando
os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
12Alegraos y regocijaos, porque
vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron
a los profetas anteriores a vosotros.
3. COMENTARIO
5 1Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se
acercaron sus discípulos; 2 y, abriendo su boca, les enseñaba
diciendo:
La reacción de Jesús ante la
multitud no es de rechazo, sino que va a anunciar la Buena Noticia. Veamos tres
gestos que nos indican la importancia del momento:
·
Subió al
monte. Simboliza el lugar de Dios, la esfera divina. Jesús, como un nuevo
Moisés, sube al monte para proclamar la Nueva y definitiva Alianza que va a dar
origen al Nuevo Pueblo. Su esfera divina
es su morada estable.
·
Y se le
acercaron sus discípulos. Los que han escuchado la llamada, le han seguido,
entran en la esfera divina, participan de la plenitud del Espíritu que hace
posible la nueva y definitiva humanidad. Las cosas han cambiado: ya no es solo
Moisés el que sube a la montaña para encontrase con Dios, con el Absolutamente
trascendente. Ahora, es el Mesías, acompañado de los que escuchan su voz y le siguen,
los que entran y participan de esa esfera divina. Es el Mesías, es
Dios-con-nosotros, el pleno hombre porque tienen la plenitud del Espíritu el
que establece la Nueva Alianza, esta es
mi sangre de la nueva alianza. Ya no hay distancia entre Dios y los
hombres, el camino de acceso a la esfera de lo divino es la humanidad de Jesús,
no hay nada que se interponga para acceder y hacer posible el Reinado de
Dios en la humanidad.
·
Y,
abriendo su boca, les enseñaba diciendo. Lo que va a decir es de suma importancia.
Enseñar no es informar. Es algo más. Es dar a conocer algo que no conoces y que
lo tienes que aplicar en tu vida. Lo que Jesús enseña y propone es un estilo de
vida radicalmente nuevo, una nueva manera de pensar que provoca una nueva
manera de actuar.
3 Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos
es el reino de los cielos.
Veamos cada uno de los elementos:
·
Bienaventurados.
Dichosos, felices. Cuando Dios reina sobre los seres humanos se produce la
felicidad. Estos que eligen ser pobres no van a carecer de lo necesario ni van
a tener que someterse a otros para obtener su sustento. Se trata de una pobreza que consiste en
renunciar a acumular y a retener bienes, a considerar los bienes como algo
exclusivamente propio. Estos pobres siempre estarán dispuestos a compartir lo
que tienen.
·
Los pobres.
Es decir, dichosos/felices los que ponen su esperanza en Dios por no encontrar
apoyo en la justicia de la sociedad. Jesús invita a
elegir la condición de pobre poniéndose en manos de Dios, confiando en Dios. No se pude servir a dos señores, a Dios y al
dinero (Mt 6,24). El dinero
implica y simboliza rango social, fama, prestigio y olvido de los que sufren.
Solamente los que han roto con el ídolo del dinero entran en el Reino de Dios
Está opción por la pobreza es la puerta de entrada en el Reino y la que
incorpora al nuevo pueblo de Dios.
·
De
espíritu. Significa la fuerza y la actividad vital, la decisión. Por tanto,
la felicidad de esta primera Bienaventuranza la podemos traducir así: “dichosos
los que deciden y eligen ser pobres, en el sentido de no poner su confianza en
el dinero. Dichosos quienes el dinero no
es el valor absoluto, en contraposición a los pobres por necesidad. Y dichoso
quien elige ser pobre, renunciando a acumular riquezas, y con ello al rango, al
dominio, al poder, al control, excluyendo de su vida la posibilidad de la
injusticia”.
·
De ellos
es el reino de los cielos. Estos tienen a Dios por rey, suyo es el Reinado
de Dios. Sobre ellos ejerce Dios su Reinado, sobre ellos actúa Dios como Rey.
Se trata de una opción que se tiene que hacer para entrar en el Reinado de
Dios. Y esa opción es contra la riqueza como valor. Siendo ésta la primera
Bienaventuranza y siendo el código de la Nueva Alianza, está en paralelo con el
de la Antigua Alianza, cuyo primer mandamiento decía: No tendrás otro dios junto a mí. Yo soy el Señor tu Dios, y amarás al
Señor tu Dios con todo tu ser (Éx 20,3-5). Amar significa ser fiel. Y aquí
dice que ese dios, frente al Dios verdadero, es el dinero. Hay que optar contra
el dios falso por el Dios verdadero. Se trata de renunciar a la idolatría como
consecuencia de acoger la manifestación de la fidelidad al verdadero Dios. Dios
quiere ser Padre de todos los hombres y quiere comunicar a todos vida y felicidad,
el que quiere suprimir toda injusticia.
Con esta opción, el hombre se libera de toda complicidad con la injusticia
del mundo, que nace de la acumulación del dinero. Produce el prestigio social,
la diferencia de clases, el poder o dominio de unos sobre otros. Y el dominio
basado en el temor. Si uno depende de otra persona para comer, tiene que
someterse, decir sí a todo. En el dinero están los tres falsos valores: el
dinero, el prestigio y el poder. El que renuncia al dinero, renuncia a los
tres, que son los falsos valores de la sociedad, los que crean injusticia e
infelicidad en el mundo.
La opción propuesta por la
primera Bienaventuranza lleva a su perfección la metanoia o conversión propuesta por Jesús. Quien elige ser pobre renunciando a acaparar riquezas,
y con ello al rango y al dominio, excluye de su vida toda posibilidad de injusticia.
4Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
tierra.
¿Quiénes son los mansos? Los que
sufren. Pero, ¿de qué sufrimiento se trata? Habría que terminar o completar la
expresión diciendo “dichosos los que sufren opresión”. Esta Bienaventuranza
está tomada del Sal 37. Son los que carecen de independencia y libertad, los
que están sometidos a otros. El Salmo trata de eso.
Heredaran la tierra. Jesús no promete la posesión de una tierra
como patrimonio familiar, sino la universalidad de la tierra como símbolo de
libertad, de la independencia de la tierra como plenitud del ser humano. O sea,
los que estaban sometidos van a encontrar su libertad e independencia. Es una
manera de acabar con la injusticia que causa opresión y sometimiento.
Toda esta heredad es efecto progresivo de la historia del mensaje del
Evangelio. O debe serlo porque difícilmente se ven comunidades cristianas al
estilo de la primera Bienaventuranza.
La primera Bienaventuranza
constituye la comunidad cristiana, el Reinado de Dios, el lugar donde Dios
reina y, una vez que existe esa comunidad, empieza el proceso liberador de la
Humanidad. La liberación es hacer que la gente pase de un estado de opresión y
falta de libertad a un estado donde exista la libertad, la justicia, el amor.
Lo que está diciendo el evangelista es: el hecho de que empiece a existir, por
opción, la primera Bienaventuranza permitirá que la gente pueda encontrar el
lugar donde habite la justicia.
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
Los que lloran o "los que sufren" es una expresión tomada de Is 61. En ese
pasaje viene una admirable frase, que se repite en algunos evangelios: El
Espíritu de Dios está sobre mí. He venido a consolar a los que sufren (2ª Bienaventuranza), he venido a
anunciar la Buena Noticia a los pobres (1ª bienaventuranza).
Se trata de los que sufren
opresión, de los cautivos, de los que viven bajo las opresiones más duras como
la marginación, el rechazo, el desprecio o el exterminio. Es un dolor profundo
que no puede menos de manifestarse al exterior. Son las víctimas de una
opresión tan dura que no pueden contener su dolor. Son los que viven pobres
como consecuencia de la codicia de los demás (de los malvados). Han perdido su
independencia económica (tierra, terreno…) y su libertad. Han de vivir
sometidos a los poderosos que los han despojado. Su situación es tal que no
pueden ni siquiera expresar su protesta.
El consuelo será el fin de la opresión. Al formarse la comunidad
cristiana, se crea el espacio donde se puede vivir sin opresión y en libertad.
Esto está al alcance de todo aquel que quiera entrar en la comunidad.
6Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
El hambre y la sed indican anhelo, el deseo de algo indispensable para
la vida. La justicia es al hombre tan
necesaria como la comida y la bebida. Sin justicia, el hombre no puede vivir o
malvive. La vida en la injusticia es de muertos en vida. Lo mismo que el que no
tiene que comer y no tiene que beber se muere, el que no tiene justicia es un
muerto en vida.
Esta justicia es entre
hombre y hombre. Justicia supone igualdad, dignidad, ser tratado como persona.
Supone libertad, autonomía, derecho a decidir por uno mismo. En fin, todo lo
que constituye una persona humana. Se trata de verse libres de la opresión,
gozar de una vida digna, gozar de la libertad.
Jesús promete que ese anhelo va
a ser saciado, es decir, que en la
sociedad humana según el proyecto divino, no quedará rastro de injusticia.
7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia.
Otros autores prefieren traducir
por los que prestan ayuda (J. Mateos), porque no se trata de un mero
sentimiento, sino de una ayuda. Como aquellas "obras de misericordia
corporales", en las que decíamos: dar de comer al hambriento, dar de beber
al sediento, vestir a desnudo, etc. Por lo tanto, se trata de prestar ayuda. Esta
es la disposición de la comunidad. No se
trata bondad como sentimiento, sino de obra. Ayudar al que lo necesita en
cualquier terreno, empezando por el
corporal.
Dios derramará su misericordia a
los que actúan así.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán
a Dios.
Expresión tomada del Sal 24,4.
Limpio de corazón es el que no da cabida a malas intenciones contra
su prójimo. Es transparencia en la conducta, crea confianza personal, y, como
consecuencia, social. El corazón es
la interioridad de la persona considerada en su aspecto estático, o sea,
permanente. La persona que tiene el
corazón limpio es la que no abriga mala intención para nadie. De manera que
las malas intenciones internas producen una serie de actos que son los que
manchan al hombre.
Contrasta con el concepto de pureza/limpieza según la ley, que se consigue con ritos, normas y
observancias. Ahora, en la Nueva Alianza, la limpieza de corazón es buena
disposición hacia los demás y sinceridad en la conducta. El corazón puro no es
una posibilidad que se consigue solo en el
templo. Ahora, el ser humano puede experimentar directa y personalmente
a Dios.
Verán a Dios. Tendrán experiencia de Dios en su vida.
9Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos
serán llamados hijos de Dios.
La paz, en el ámbito bíblico, es prosperidad, tranquilidad,
derecho, justicia. Es el resumen de los valores que hacen posible la felicidad
del ser humano. No es solamente lo que nosotros llamamos ausencia de guerra. La
paz significa prosperidad, buenas relaciones humanas, derecho y justicia,
prosperidad, tranquilidad, hermandad. Podríamos traducir por “dichosos los que
trabajan por la felicidad de los hombres".
En una sociedad, donde todos
están dispuestos a prestar ayuda (v. 7) y donde existe sinceridad de conducta
(v. 8), se realiza plenamente la justicia, se disfruta de la felicidad humana.
Esta actividad hace al ser humano
semejante a Dios por ser la misma que él ejerce con los seres humanos. Ser hijo es portarse como su padre. Por
eso, Dios va a llamar hijos suyos a
los que trabajan por la felicidad del hombre. Porque se portan como él. Todo el
interés de Dios es la felicidad de los hombres. Llamarles significa que lo son y son reconocidos como tales. Pero,
además, van a ser reconocidos como hijos de Dios, es decir, van a ser para el
mundo imagen del verdadero Dios.
10Bienaventurados los perseguidos
por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Es la Bienaventuranza más
paradójica de todas y completa la primera bienaventuranza.
Se suele traducir por la justicia, pero más bien habría que decir
que es la "justa relación con alguien". Puede ser la relación de vida
con Dios o con el hombre. La relación que debemos a Dios es la fidelidad y la
relación que debemos al hombre es la de justicia y honradez. Preferimos hablar
de fidelidad a Dios que, al mismo tiempo, es fidelidad al hombre.
La Bienaventuranza expone la
situación de los que viven en la elección por la pobreza, en contra del poseer,
contra la ambición del poder, de la gloria y la riqueza. Cuando se opta por el
Reino de Dios, la persecución es una consecuencia; no es un fracaso, sino un
éxito.
Expone la situación en la que viven los que han hecho la opción
contra el dinero. La sociedad basada en la ambición de poder, gloria y riqueza,
no puede tolerar la existencia y actividad de grupos cuyo modo de vivir niega
las bases de su sistema. Consecuencia inevitable de la opción por el reinado de
Dios es la persecución. Aunque en medio de la dificultad, es fuente de alegría,
pues el reinado de Dios se ejerce eficazmente sobre esos hombres.
11Bienaventurados vosotros cuando
os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 12Alegraos
y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma
manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
La fidelidad de la
Bienaventuranza anterior, ahora se concreta en por mi causa, por causa suya. Es la fidelidad a Jesús, a su mensaje, a renunciar a la idolatría del
dinero.
La sociedad presiona sobre la
comunidad o el grupo que decide vivir al estilo de Jesús: descrédito, enemigos.
El motivo de esta enemistad no es otro que la fidelidad de Jesús y sus valores.
Cuando al seguidor o comunidad de Cristo, en su intento de vivir en el espíritu
de las Bienaventuranzas, los insultan, les den de lado, les niegan el saludo,
les quitan el puesto… entonces, alegraos,
saltad de alegría, porque la recompensa es Dios mismo.
En el cielo. Designa a Dios como agente. Dios es la recompensa. La
persecución o el descrédito no son motivo de depresión o desánimo. Al
contrario: la forma de vida de los discípulos causa impacto y esto es un éxito.
Esta manera de hablar designa a Dios como rey de los que viven perseguidos. Los
discípulos toman en la historia el puesto de los profetas de antaño, pero,
según este pasaje, la acción profética es la vida misma según el programa
propuesto por Jesús.
La vida de la comunidad va
produciendo la liberación prometida para
sectores oprimidos y a eso se debe la persecución.
En conclusión: Mateo nos presenta ocho
bienaventuranzas. El ocho en la numerología bíblica es símbolo del mundo
definitivo, va más allá de la primera creación (el primer día después de los siete días). Hace referencia al Reinado
de Dios que se va hacer realidad en la tierra, ahora y en el futuro. Jesús se
aparece a los ocho días (Jn 20,26),
expresando el carácter pleno y definitivo de la era mesiánica.
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