domingo, 21 de enero de 2018

SEMANA III

MIÉRCOLES

24 DE ENERO


Marcos 4,1-20
4 1Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Parábola del sembrador
2Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos: 3Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; 4al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. 5Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; 6pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. 7Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. 8Él resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno. 9Y añadió: El que tenga oídos para oír que oiga.

10Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. 11Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, 12para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados".

13Y añadió: ¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? 14El sembrador siembra la palabra. 15Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra: pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. 16Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, 17pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. 18Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, 19pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. 20Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.

COMENTARIO
4 1Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
2Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
Toda la multitud se quedó en la tierra, de cara al mar, y se puso a enseñarles muchas cosas con parábolas.

Jesús no se acobarda ante la condena oficial y reanuda su enseñanza pública.
El mar es el lugar de paso a los pueblos paganos.
 Mientras enseña a un grupo, una gran multitud judía se acerca para escucharlo; el descrédito de la institución religiosa ha llegado a tal punto, que la gente acude a Jesús a pesar de la condena que pesa sobre él.

Jesús interrumpe su enseñanza, sube a una barca (no suya) y comienza de nuevo a enseñar. Quiere ayudar a la multitud, pero evitando un choque frontal que bloquearía toda posible liberación. Por eso les enseña de otro modo, utilizando parábolas para exponer su mensaje. Tiene así en cuenta la ideología de la gente, animada por el espíritu reformista y los ideales de gloria nacional: la multitud no comprende lo radical de la iniciativa de Jesús, ve en él un jefe para su lucha contra la institución injusta y capaz de liberar a Israel de la opresión: quiere reforma interior y triunfo exterior.
Comenzar por una exposición abierta del mensaje, basado en la entrega personal y en la solidaridad con todos los hombres, para constituir una sociedad nueva y universal, la alejaría para siempre. La asimilación, si se produce, ha de ser lenta.

3Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; 4al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. 5Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; 6pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. 7Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. 8El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno. 9Y añadió: El que tenga oídos para oír que oiga.
Las palabras iniciales: Escuchad, recuerda la llamada a Israel de Dt 6,4.
El sembrador representa a Jesús.
En primer lugar les expone Jesús la necesidad de una adecuada disposición interior para captar el mensaje (la tierra buena). No propone el mensaje fácil de la rebelión contra las instituciones, sino el de la renovación profunda del hombre, única base y garantía de una sociedad verdaderamente humana.

10Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Aparecen los dos grupos de seguidores:
-          los Doce/el nuevo Israel. Comparten las convicciones reformistas de la multitud y creen en la superioridad de Israel.
-          y los que estaban en torno a él, los seguidores no israelitas. Este grupo se e deja llevar por los Doce y acepta este planteamiento: es necesario que Israel se renueve y triunfe; por ahí llegará la salvación a todos los pueblos, en conexión con el nuevo Israel y subordinados a él.

Unos y otros esperan, pues, un levantamiento liderado por Jesús para cambiar el orden social. No se explican que Jesús hable a la multitud en parábolas, cuando exponiendo claramente el proyecto reformista y nacionalista toda esa gente se iría detrás de él. Esta mentalidad ha impedido a los dos grupos comprender la parábola anterior, destinada a la multitud, que trataba de las disposiciones interiores del hombre. Piensan que el mensaje es accesible sin más a la multitud que escucha; no ven diferencia entre ellos mismos y la gente.

11Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas,
La actitud de los Doce es inexplicable, pues han presenciado la actividad de Jesús y escuchado su mensaje, con los que ha expuesto el secreto del reino de Dios, es decir, el fundamento último del cambio radical que implica su obra: el amor universal de Dios, que quiere comunicar vida a la humanidad entera, para formar una nueva sociedad universal, solidaria y fraterna, digna del hombre.

El mensaje de la universalidad del amor de Dios, que suprime la frontera entre el pueblo judío y los demás pueblos, lleva consigo la desaparición de las instituciones de Israel y la superación de la Ley.
Aunque se les ha hecho patente este secreto, los seguidores de Jesús, en primer lugar los Doce, no lo han asimilado y siguen aferrados al pasado; el nuevo Israel no sale de las categorías del antiguo, no comprende la profundidad del cambio y, como la multitud, sigue en la idea reformista. De ahí que ni los Doce ni, bajo el influjo de estos, los otros seguidores alcancen a comprender la parábola, que estaban destinada exclusivamente a los de fuera».

12para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados".
Los seguidores de Jesús habrían debido comprender el mensaje de la parábola; los de fuera (únicos destinatarios de las parábolas) no pueden comprenderlo a menos que se conviertan, confíen en Jesús, y sean liberados del lastre de su pasado, de la ideología que conlleva actitudes de discriminación e injusticia.

13Y añadió: ¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? 14El sembrador siembra la palabra. 15Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra: pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. 16Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, 17pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. 18Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, 19pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. 20Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.
Los seguidores no han entendido la parábola, porque no se esperaban que Jesús hablase de disposiciones interiores, sino de acción exterior.
Jesús explica abiertamente a los dos grupos que lo primero es el cambio interior, que sin hombre nuevo no hay sociedad nueva y que esto es lo que deberán proclamar. Si hay cambio personal, el Reino de Dios es posible; de lo contrario, no se realizará.
Los cuatro terrenos son cuatro disposiciones del hombre ante el mensaje:
-          no lo deja penetrar: Satanás, la ideología / ambición de poder lo neutraliza y no deja huella);
-          lo acepta superficialmente, sin compromiso serio. 
-          no renuncia a la ambición de dinero.

-          lo hace propio y da fruto.

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