14Entonces
uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes 15y
les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se
ajustaron con él en treinta monedas de plata. 16Y desde entonces
andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
17El
primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
18El
contestó: Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: "El
Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos". 19Los discípulos cumplieron las instrucciones de
Jesús y prepararon la Pascua.
20Al
atardecer se puso a la mesa con los Doce. 21Mientras comían dijo: En
verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar. 22Ellos, muy
entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? 23El
respondió: El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar.
24El
Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el
Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!
25Entonces
preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¿Soy yo acaso, Maestro?
Él respondió:
Tú lo has dicho.
COMENTARIO
14Entonces
uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes 15y
les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se
ajustaron con él en treinta monedas de plata. 16Y desde entonces
andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
Comienza la conspiración explícita contra Jesús. Los
personajes son Judas y los sumos sacerdotes.
El nombre de Judas
es la versión griega de “judío”. Es uno de los Doce discípulos elegidos por
Jesús como expresión del nuevo Israel, la humanidad entera. El que
traiciona/entrega a Jesús lleva el mismo nombre que el pueblo que lo rechaza.
Mateo presenta la traición desde dentro. Iscariote,
parece significar “lo que viene de Kairot”, localidad al sur de Hebrón.
En las escenas anteriores, Judas había perdido su fe en
Jesús como Mesías, sus expectativas habían fracasado. Es el que propone la entrega, la traición. Es el discípulo
que no ha hecho la opción por la pobreza, el afán de dinero lo ha llevado a
traicionar el mensaje.
El precio de los sumos sacerdotes se encuentra en Zac
11,12: Yo les dije: Si les parece bien, páguenme mi salario; y si no, déjenlo.
Ellos pesaron mi salario: treinta monedas de plata. Las treinta
monedas de plata eran el precio de un esclavo (Éx 21,32).
Hay que destacar el doble sentido de la palabra entrega. En boca de Judas, significa
traición; en boca de Jesús, es dar la vida.
JESÚS
CELEBRA LA CENA CON SUS DISCÍPULOS
17El
primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
El primer día de los Ázimos corresponde
a la tarde/víspera de la fiesta de la Pascua. Los Ázimos son los panes sin levadura. La Pascua era la fiesta más
importante del pueblo judío porque recordaba la liberación de Dios de la
esclavitud egipcia. Uno de los elementos de esa cena, además del cordero y las
hierbas amargas, era comer pan sin levadura, símbolo de la noche de la
liberación. Al producirse tan rápida no dio tiempo a poner levadura en la
masa.
Son los discípulos los que recuerdan a Jesús que ha de
prepararse la cena.
18El
contestó: Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: "El
Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos". 19Los discípulos cumplieron las instrucciones de
Jesús y prepararon la Pascua.
El lugar es la ciudad
de Jerusalén; a una casa de un nombre
sin nombre, al menos para nosotros. De
quien vosotros sabéis es símbolo de que somos cada uno de nosotros. Es como
si los discípulos dijeran: “El Maestro nos dice que la hora de su muerte está
cerca y quiere celebrar la pascua en tu casa, la mía, la nuestra, con sus
discípulos”. Mi hora, es el momento
de su muerte. En tu casa, es lo que
llamamos “cenáculo”, el lugar de la Eucaristía.
20Al
atardecer se puso a la mesa con los Doce. 21Mientras comían dijo: En
verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar. 22Ellos, muy entristecidos,
se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? 23El
respondió: El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar.
Los Doce. Son los Doce
discípulos. Tiene un valor simbólico, designa al grupo en el que encarna la
promesa mesiánica de Dios de liberar al pueblo. Es el nuevo Israel con una
misión universal.
Jesús anuncia la traición. La reacción de los discípulos
es inmediata: tristeza, inseguridad.
Nadie está seguro de su fidelidad. Todos reaccionan menos Judas. ¿No será Judas
el representante de la infidelidad o traición de todos hacia Jesús?
La expresión metido,
mojado, en la misma fuente era un
gesto de amistad e intimidad.
24El
Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el
Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!
Hay oposición entre el
Hijo del hombre (pleno, entregado) y ese
hombre, es decir, oposición entre el que está pleno del Espíritu y el que
carece de él, oposición entre en lo humano y lo que deshumaniza.
Ese hombre
traicionando al Hijo del hombre
renuncia para siempre a la plenitud humana, prefiere conducirse por su
frustración y su afán de dinero. Quien renuncia a su plenitud humana se condena
al fracaso de la propia existencia, más
le valdría no haber nacido. El proyecto de Dios sobre él se ha frustrado.
25Entonces
preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¿Soy yo acaso, Maestro?
Él respondió:
Tú lo has dicho.
Ahora el que pregunta es Judas. Antes no ha reaccionado, ahora sí. Sin reproche, Jesús
identifica al traidor. Es el último esfuerzo para que Judas se dé cuenta de lo
que va hacer y recapacite. No se dice cuando se marcha Judas.
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