domingo, 14 de enero de 2018

SEGUNDA SEMANA

LUNES

15 DE ENERO

Marcos 2,18-22
18Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no? 19Jesús les contesta: ¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. 20Llegarán días en que les será arrebatado el esposo; aquel día sí que ayunarán. 21Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor. 22Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.

COMENTARIO
18Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?
Choca la mención de los discípulos de Juan- No consta históricamente que se constituyeran en grupo, lo cual no quiere decir que sea imposible y que ante la novedad de Jesús derivarán hacia una espiritualidad farisea.
Se trata de una actitud existente entonces y ahora. Los que plantean la cuestión a Jesús son gente anónima, lo cual nos propone que puede ser cualquiera: desde los que lo hacen por un sincero y mal entendido aprecio a la tradición hasta aquellos que lo hacen como oposición hacia lo nuevo y sorprendente.

19Jesús les contesta: ¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
La respuesta de Jesús está en presente. El ayuno no es medio de expiación, ni de contener a un Dios enojado. Es solamente un medio personal puntual y coincide con el ambiente comunitario, el día que se lleven al novio.
Como la situación normal de la comunidad es la del banquete de bodas, el ayuno no tiene sentido. El Reino es boda, alianza nueva. El ayuno antiguo no tiene sentido, no pueden ayunar. Lo antiguo no puede expresar la realidad nueva. El perdón está asegurado. La certeza del perdón y la experiencia del amor excluyen motivos de tristeza. En la comunidad el elemento constante y esencial es la presencia del novio. Las disciplinas tienen que nacer de dentro de la adhesión a Cristo y a su tarea.

20Llegarán días en que les será arrebatado el esposo; aquel día sí que ayunarán.
El comienzo del versículo es una manera de acercar la liberación, no solo palabras amenazadoras. Incluso el día del ayuno, el día que arrebaten al novio, el día de la muerte de Jesús, el día liberador por excelencia que nos trae la nueva y definitiva alianza.
Lo permanente es la boda, la experiencia del perdón. Jesús niega el valor religioso del ayuno. Dios no necesita el dolor del hombre, no quiere que nos falte vida.
La actitud del cristiano es la alegría que nace de la certeza del perdón, de la certeza de que Dios me es tan favorable que está enamorado de la humanidad y se desposa con ella. Estas certezas excluyen las angustias, dudas y temores así como los ayunos expiatorios para que Dios nos sea favorable.

21Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor. 22Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.
Frente al ayuno, la boda, con un traje nuevo y vino nuevo.
Es imposible combinar lo nuevo con lo viejo. Lo nuevo no pega con lo viejo y hace un roto mayor. Lo nuevo revienta con su fuerza los odres viejos.
·         Con las telas: Marcos habla de "paño sin estrenar", habla de absoluta novedad: el reino, la buena nueva, que trae Jesús. El sincretismo es imposible. No se puede combinar la novedad radical que Jesús trae con el apego al pasado que de algún modo se quieren conservar.
·         Con el vino: Si lo viejo no puede mezclarse con lo nuevo, lo nuevo/vino si puede perderse definitivamente por intentar unirlo a los viejo/pellejos viejos.

La experiencia del Espíritu, del amor que Dios nos tiene, es de tanta calidad y fuerza que no  se puede contener en las estructuras viejas, ni siquiera podían imaginar tal relación. El amor exige formas nuevas. El amor/el vino es permanentemente nuevo, ha de ser reinventado en recipientes nuevos, formas nuevas, es el único medio de llevarlo a los demás. Creer que la religión es siempre lo mismo y mantener siempre lo mismo, es no entender nada de Dios que es novedad constante. 

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