lunes, 29 de enero de 2018

SEMANA IV 

MIÉRCOLES


31 DE ENERO, SAN JUAN BOSCO


Marcos 6,1-6
6 1Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. 2Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? 3¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y se escandalizaban a cuenta de él.
4Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. 5No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 6Y se admiraba de su falta de fe.

COMENTARIO
6 1Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. 2Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? 3¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y se escandalizaban a cuenta de él.
Jesús llega a su pueblo. Donde mejor le conocían, al menos aparentemente. Habían convivido unos 30 años. Precisamente, los que mejor le conocen son los que más dudan. Las preguntas no son de admiración, sino de sorpresa incontrolada. No controlan a Jesús. Y la ignorancia causa estupor, muchas veces agresividad, “escándalo”. De la maravilla al escándalo solo hay un par de preguntas.
Le conocen, pero no han tenido experiencia de él. Saben cosas de él, pero no lo han experimentado. ¿Quién se habrá creído este que es?
¡Imaginaos si interpretáramos al pie de la letra lo de los hermanos y lo de las hermanas!
Sus paisanos no reconocen Jesús como un enviado de Dios, ¿de dónde le viene todo esto?, y ¿qué sabiduría es esta?

4Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. 5No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 6Y se admiraba de su falta de fe.
Un profeta es alguien en quien habita el Espíritu, que da vida, la Vida. Piensan que es un mago, un embaucador.
No pudo hacer ningún milagro, no pudo actuar. No pensemos en milagros espectaculares. Sino en la actividad de Jesús interpretada desde la fe.  Los milagros no se reconocen por lo excesivo, sino por la humildad, como puede ser imponer las manos.

Jesús queda sorprendido de la negativa de sus paisanos a reconocerle como el Mesías de Dios, como un hombre de Dios. El pueblo estaba sometido a la interpretación de la institución religiosa, que en versículos anteriores le ha rechazado y expulsado a Jesús de las sinagogas, de las reuniones. Jesús ya no volverá a pisar más una sinagoga. El pueblo sigue sin criterio propio, en un estado infantil, sometido a los dirigentes. No se fían de ellos ni de su experiencia.
A pesar de todo, hay gente que sigue escuchando a Jesús, los que están por la periferia.


Jesús a pesar de la falta de valoración y reconocimiento de su pueblo, sigue adelante. El Espíritu de Dios le empuja y anima a seguir adelante con la nueva evangelización. Parece como si fuera un evangelio escrito para nosotros, buscadores intrépidos de la aprobación y del reconocimiento. No se trata de cabezonería, sino de convencimiento. De experiencia. 

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