domingo, 4 de febrero de 2018

SEMANA V

LUNES

5 DE FEBRERO

Marcos 6,53-56
53Terminada la travesía, llegaron a Genesaret y atracaron. 54Apenas desembarcados, lo reconocieron 55y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. 56En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que la tocaban se curaban.

COMENTARIO
Bajan todos de la barca, pero la gente solo reconoce a Jesús. Los discípulos no forman unidad con él, desaparecen de la escena. La gente que acude y lo reconoce se dedica a facilitar la tarea a Jesús. Esta gente es la que ha entendido el mensaje y siguen a Jesús prestando un servicio a los que más lo necesitan.
No aparecen escribas ni fariseos, ni sinagogas, ni endemoniados. Es decir, no es gente dominada por el judaísmo y sus doctrinas. Esta gente tiene las siguientes características:
-          Le llevaba los enfermos en camillas. Alude a las ovejas descuidadas y abandonadas por los pastores (Ez 34,4), los marginados por los escribas y maestros de la ley. Los personajes prototipos son los paralíticos, paralizados por las doctrinas de los fariseos.
-          En los pueblos, ciudades o aldeas. Esta es la procedencia de la gente. Los discípulos, en el envío anterior, han ido solo a los pueblos donde había sinagogas. Los que vienen proceden de 3 sitios, indicando totalidad. Jesús busca el encuentro con todos y en sitios públicos, en la plaza.
-          Estos seguidores de Jesús, no como los discípulos, son anónimos y modélicos:
o   Colocaban a los enfermos. En buena disposición. Han recibido y aceptado el mensaje correctamente.
o   Y le rogaban. Todo es don. No es cuestión de arrebatar, sino en pedir con fe.
o   Que les dejase tocar. Saben que el mínimo contacto o experiencia con Jesús, proporciona vida. Quieren ser servidores de Jesús, estar conectados con Jesús. Por la relación con él viene la salvación. No se habla de curaciones físicas ni de enfermos físicos sino de la salvación integral, profunda que incluye el don del Espíritu y supone la adhesión a Jesús, en definitiva la fe.
o   Al menos la orla de su manto. Tocar los flecos del manto, en el antiguo oriente expresa una relación de vasallaje que une al que hace el gesto con el que porta el manto.

o   Y los que la tocaban se curaban.

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