domingo, 4 de febrero de 2018

SEMANA V

MARTES

6 DE FEBRERO

Marcos 7,1-13
7 1Se reunieron junto a él los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; 2y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. 3(Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, 4y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
5Y los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras? 6Él les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos. 8Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". 9Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. 10Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". 11Pero vosotros decís: "Si uno le dice al padre o a la madre: Los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir, ofrenda sagrada", 12ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; 13invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

COMENTARIO
7 1Se reunieron junto a él los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén;
 Los fariseos han visto que Jesús ha partido y repartido el pan pero no ha hecho ningún rito purificatorio… Se reúnen con Jesús. El verbo reunir nos habla del ambiente de la sinagoga. Los personajes son los fariseos, los observantes de la ley, y algunos escribas, los maestros reconocidos, los letrados.
El lugar no está determinado. Es en cualquier sitio. En todos los sitios donde existe esa mentalidad.

2y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. 3(Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, 4y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Le echan en cara Jesús que algunos de los suyos, de los que han entendido el mensaje, comen el pan sin seguir los ritos y las tradiciones. Luego, han roto con el judaísmo que discrimina. Se comportan como si no considerasen fuente de impureza el trato con los judíos no observantes.
Los vv. 3 y 4 explican las tradiciones que llevan a separar a los judíos del resto de los seres humanos, considerando puro al que practica, e impuro todo lo exterior al que practica.
El lavado de las manos hasta las muñecas era y es un doble vertido de agua:
·         La primera agua se hace con recipiente, nunca con el cuenco de la mano. Primero una mano, y luego la otra, teniendo cuidado de que la mano ya pura no vuelva a ser impura por la otra. Para que el lavado tenga pureza ritual, el agua debía ser pura, no se podía tener nada en la mano que impidiese que el agua llegase a ese lugar para purificarlo.
·         La primera agua quita la impureza de la mano. Pero al quitarla, el agua se queda impura, por eso la segunda agua no purifica la mano, que ya está pura, sino los restos del agua que ha quedado en la mano, pero solo hasta la muñeca, no más arriba. Si pasa de la muñeca, al volver, puede revertir sobre la mano ya pura haciéndola impura de nuevo. Por esto, ponen mucho cuidado en poner las manos para arriba y secarlas en esa posición. En el segundo vertido lo hacen con los dedos para arriba y la muñeca para abajo. 

5Y los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras? 6Él les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.

Jesús arremete duramente contra ellos. Mucho hablar de fidelidad a Dios, y, por dentro, desprecian a los que no son como ellos, desprecian lo esencial. Lo que ellos proponen para honrar a Dios no es lo que Dios quiere.

8Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". 9Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. 10Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". 11Pero vosotros decís: "Si uno le dice al padre o a la madre: Los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir, ofrenda sagrada", 12ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; 13invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
Jesús da un paso más en la crítica. Los fariseos no solo se desentienden del mandamiento para aferrar a sus tradiciones humanas, sino que imponen estas tradiciones, aun en contra del mandamiento. Jesús les pone como ejemplo el mandamiento de honrar a los padres, cuya transgresión implicaba pena de muerte. Lo más importante es la ofrenda a Dios, corbán, ofrenda que Dios no ha pedido ni la necesita, y además la ofrenda va contra el mandamiento. Dan a Dios, que nada necesita, lo que por derecho corresponde a los padres. Lo arbitrario se convierte en más importante que lo esencial. Lo que no les vale es Dios ni su palabra, sino las palabras que ellos inventan y las continúan por tradición.

Todas las religiones tienden a poner algunas tradiciones por encima de Dios y de la palabra de Dios. El valor de una tradición no está en los muchos años que se viene celebrando, sino en su conformidad o no con Dios y su Palabra. 

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