miércoles, 28 de marzo de 2018

TRIDUO PASCUAL

VIGILIA PASCUAL


Marcos 16,1-8

1Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a embalsamarlo.
2El primer día de la semana, muy de madrugada, al salir el sol, fueron al sepulcro.
3Iban diciéndose: ¿Quién nos rodará la losa de la puerta del sepulcro?.
4Levantaron los ojos, y vieron-observaron- que la losa había sido removida; era muy grande.
5Entraron en el sepulcro y, al ver a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca, se asustaron.
6Pero él les dijo: No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Ved el sitio donde lo pusieron.
7Id, decid a sus discípulos y a Pedro que él irá delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como él os dijo.
8Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque se había apoderado de ellas el temor y el espanto, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
9Jesús resucitó al amanecer del primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había lanzado siete demonios.
10Ella fue a decírselo a los que habían andado con él, que estaban llenos de tristeza y llorando.
11Ellos, al oír que vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.
12Después de esto se apareció con una figura distinta a dos de ellos en el camino, cuando iban al campo.
13Estos volvieron a dar la noticia a los demás, pero tampoco les creyeron.
14Después se apareció a los once estando a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado de entre los muertos.
15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16El que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea se condenará.
17A los que crean les acompañarán estos prodigios: en mi nombre echarán los demonios; hablarán lenguas nuevas;
18agarrarán las serpientes y, aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán.19Jesús, el Señor, después de haber hablado con ellos, subió al cielo y se sentó a la diestra de Dios.
20Ellos se fueron a predicar por todas partes. El Señor cooperaba con ellos y confirmaba su doctrina con los prodigios que los acompañaban.

COMENTARIO

EL SEPULCRO VACÍO. CAMBIO DE PERSPECTIVA (vv.1-5)
1Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a embalsamarlo.
Las mujeres actúan conforme a la antigua ley, viven según la mentalidad/ideología del judaísmo, observan la ley del sábado pero ¡el sábado no se pueden comprar perfumes/aromas! pues no estaban abiertas las tiendas. 
Estas mujeres son las que han asistido, de lejos, a la muerte y sepultura de Jesús. Representan al grupo de seguidores de Jesús de procedencia judía que han seguido a Jesús, han estado con él, pero no han roto con el judaísmo, no se han identificado con la persona y obra de Jesús. Piensan que lo que han visto es definitivo. Jesús y su obra han terminado. Y al mismo tiempo, sienten la urgencia de honrar el cadáver haciendo con él lo que las prisas del enterramiento habían impedido. Pero es algo absurdo pues nunca se ungía el cadáver después de haber sido enterrado; no era costumbre ungir el cadáver con perfumes/aromas y no está claro como las mujeres habrían tenido la idea de ungir un cadáver cubierto de heridas y envuelto en un lienzo, que llevaba en el sepulcro más de 24 horas.

Estas mujeres han experimentado una enorme decepción. Las esperanzas que habían puesto en Cristo/Mesías se han venido abajo. Tras su muerte se reafirman en su idea mesiánica, rinden homenaje a la persona que, según su mentalidad, había muerto por ellos. 

2El primer día de la semana, muy de madrugada, al salir el sol, fueron al sepulcro.
Es una referencia al primer día de la nueva creación (Gn 1, 5: paso una tarde, paso una mañana: el día primero). Se revela la nueva creación, la definitiva, la del hombre-Hijo de Dios que supera la muerte. Lo que es definitivo es la vida, no la muerte.

No está claro, ¿era muy de madrugada-de noche- o al salir el sol-de día-? Mc entrecruza los dos planos, el del mundo antiguo, el mundo de las mujeres que caminan en la oscuridad de la muerte de Jesús, y el mundo nuevo, el de Jesús resucitado, donde brilla la luz plena de la vida.

3Iban diciéndose: ¿Quién nos rodará la losa de la puerta del sepulcro?
Las mujeres se van preguntando y comentando la dificultad que esperan encontrar, convencidas que Jesús sigue muerto y la sepultura ha sido definitiva.
Con esta pregunta, el evangelista muestra como las mujeres se sienten impotentes, ¿quién moverá la losa?…era muy grande. (Esta impresión también acontece en nuestra vida, por ejemplo, con una muerte inesperada, la muerte de una persona joven…es como una losa muy grande). Pero las mujeres no renuncian a su propósito, a su idea, tienen que honrar a Jesús-Mesías. He aquí el proceso.

4Levantaron los ojos, y vieron-observaron- que la losa había sido removida; era muy grande.
Hasta entonces ocupadas en la consideración de su impotencia, encerradas en sí mismas, no habían percibido la realidad. En cuanto amplían su horizonte, levantaron los ojos, cambian de perspectiva, se dan cuenta que no existe problema, que la losa está corrida. No se dice quién lo ha hecho. En realidad, ha estado siempre abierta para los que han comprendido la Escritura, los anuncios de Jesús sobre su Resurrección.

La losa está corrida, es decir, no hay separación entre la vida y la muerte. El sepulcro no es una prisión; la muerte no es un estado definitivo. No hay dos mundos, uno de los vivos y otros de los muertos. El abismo que establecemos los humanos, no existe para Dios. Y no existiría para los humanos si escucháramos y comprendiéramos las Escrituras. La vida que Dios nos da no se interrumpe con la muerte.

Es preciso descifrar el sentido simbólico del relato. Cerrar/abrir la losa simboliza que ha sido posible cerrar el sepulcro, mover la losa, porque es posible pensar, concebir que la muerte vence a la vida; pero para las mujeres es imposible abrir, admitir que la vida venza a la muerte.

5Entraron en el sepulcro y, al ver a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca, se asustaron.
Las mujeres no dudan. Al ver el sepulcro abierto, entran en él. No se dice que el sepulcro sea el de Jesús, es el sepulcro genérico, el de todos, símbolo de la muerte física del hombre. Al entrar se ponen en contacto con otra realidad. Han pasado la frontera, el límite, que era la muerte de Jesús y han entrado en el terreno de la nueva creación. Al igual que el sepulcro es el de todos, la resurrección de Jesús es el don de vida para todos, la victoria de Jesús sobre la muerte es la victoria de la humanidad sobre la muerte.

Al ver es una expresión que no significa un ver físico, sino comprender, del verbo griego orao,  el verbo que expresa vivir una experiencia, descubrir, darse, caer en cuenta.
La figura del joven sentado a la derecha hace referencia al Sal 110,1, en el que Dios se dirige al Mesías, siéntate a mi derecha y a las palabras de Jesús ante el tribunal judío, referidas al Hijo del hombre, sentado a la derecha del Todopoderoso (14,62). Los símbolos con los que se presenta describen la condición divina de Jesús, su pertenencia a la esfera de lo divino, el prototipo de Humanidad, el modelo de plenitud humana y vencedor de la muerte.

El joven está vestido de blanco, en paralelo con el que huyó en Getsemaní (14,50-52), como él, representa a Jesús mismo. Allí dejó la sábana en que iba envuelto, símbolo de su vida mortal, en manos de los que lo apresaron. Aquí aparece envuelto en una vestidura blanca esplendor de la gloria divina (Mc 9,3: blanco deslumbrador, en la transfiguración).

Al comprender que Jesús está vivo, la reacción de las mujeres, sorprendentemente, no es de alegría, sino de susto, de asombro, desconcierto. No expresan ninguna reacción, ni de gesto ni de palabra. Quedan paralizadas. Para ellas, como para nosotros, era inesperado encontrar vida en la muerte.

ENCUENTRO CON LA PALABRA (v.6)
6Pero él les dijo: No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Ved el sitio donde lo pusieron.
Para sacarlas del susto, de su parálisis, y explicarles lo sucedido, el joven les dirige la palabra. Sabe que buscan a Jesús, al que han seguido, con el que han convivido, el Nazareno, esperando que restaurase la gloria de Israel a través de la fuerza y del poder. Se refiere a él como una persona viva.
El joven no menciona ningún título cristológico, lo llama por su nombre Jesús y por su procedencia el Nazareno[3].
El joven añade, el crucificado. Ellas presenciaron su muerte, habían aceptado la realidad del fracaso de Jesús, el fracaso de sus ideales de triunfo. Ahora, han de aceptar la nueva realidad que se les propone en la siguiente afirmación sobre su resurrección. Crucificado está en un tiempo verbal que expresa no solo un acontecimiento del pasado, sino un hecho permanente. La cruz es expresión del amor/entrega de Jesús, y esta expresión continua siempre. El Crucificado está infundiendo su Espíritu sobre la humanidad continuamente, y dando un fuerte grito, entregó su Espíritu, siempre. 

El joven mismo responde a la pregunta. Su afirmación es clara: HA RESUCITADO. Hay continuidad entre el Crucificado y el Resucitado. Ese que ha sido sentenciado a muerte por blasfemo, en nombre de Dios, por parte de las autoridades judías, y condenado como rebelde por Pilato, ese HA RESUCITADO[4]. Jesús posee la plenitud del Espíritu de Dios, puede por sí mismo levantarse de la muerte.

La resurrección es afirmada antes de cualquier alusión a la usencia del cadáver, al sepulcro vacío. No se procede del sepulcro vacío para afirmar una explicación sobrenatural. La revelación que viene del joven afirma lo inesperado. Y en esta manifestación esclarece el hecho, no está aquí. Las mujeres comprueban que Jesús no está en el sepulcro: no permanece en la muerte, sino que está vivo.

El sitio, el lugar, está en relación con el sitio/lugar del Gólgota (15,22). En este sitio histórico de la muerte, ahora el sitio/lugar vacío manifiesta el mundo nuevo que ha comenzado con la Resurrección. Jesús no está en el sitio, en el lugar, en el reino de la muerte. Está vacío. Por eso es inútil buscarlo ahí, en ese lugar de frustración y de fracaso.

Para Jesús no ha sido un fracaso. Dios le ha dado la razón. La vida ha vencido a la muerte. El lugar donde lo pusieron está vacío, como los ideales de poder que lo condenaron y crucificaron están vacíos. Hay que aceptar la propuesta de Jesús que era la entrega hasta el fin, no solo por el bien del pueblo sino por la humanidad entera. 

MISIÓN (v.7)
7Id, decid a sus discípulos y a Pedro que él irá delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como él os dijo
Después del encuentro viene la misión. Las mujeres han de anunciar la Buena Nueva a los discípulos y, en particular, a Pedro que ha negado a Jesús (14,30ss); deben abandonar Jerusalén –nacionalismo- y volver a Galilea –universalidad-; han de hacer el mismo recorrido que Jesús, la misión, el recorrido de Jesús es el mismo que han de hacer los discípulos.

Hay un camino que recorrer y Él los espera para acompañarlos, va delante. Hay que seguirle a él, la iniciativa es suya, es caminar tras sus huellas. Es la promesa de su presencia en la misión futura. La experiencia que las mujeres han tenido de Jesús resucitado en el sepulcro de Jerusalén, los discípulos la tendrán en Galilea.  

El joven no encarga que cuenten lo que han experimentado en el sepulcro. Los discípulos han de llegar personalmente a la experiencia/encuentro con Jesús resucitado. Y esa experiencia no la tendrán en Jerusalén, sino en Galilea, simbolizando como han de renunciar a sus ideales de poder y gloria, y acoger el mensaje de Jesús de amor universal traducido en servicio y entrega.

Las palabras del joven separan a Pedro del resto de sus discípulos. Pedro se ha convertido en varias ocasiones en lo opuesto a Jesús[5]. Ahora ha llegado el momento del perdón, y el cambio de mentalidad; ahora es cuando comienza el verdadero y auténtico seguimiento. 

REACCIÓN AL ENCUENTRO (v.8).
8Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque se había apoderado de ellas el temor y el espanto, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
Las mujeres huyendo el sepulcro, donde han experimentado la victoria del Mesías sobre la muerte, no renuncian a sus ideales. Experimentan tal temor y espanto que no dicen nada a nadie, y eso que acaban de escuchar el anuncio de la Resurrección.
No transmiten ningún encargo. El camino de Jesús entre los discípulos queda obstaculizado. Es decir, en la época en la que escribe Marcos, el grupo de discípulos sigue apegado a los ideales judíos. Por no cortar, rasgar (15,38), con el pasado no viven la plenitud del mensaje de Jesús ni anuncian al pueblo judío al Mesías y su mensaje de vida para la humanidad entera.
No han comprendido la universalidad de la misión; que a Jesús no se le encuentra en las ideas nacionalistas (Jerusalén) sino en el trabajo a favor de la humanidad (Galilea).
De esta manera, queda abierto el camino del mensaje gracias a los seguidores de Jesús que no profesan las categorías del judaísmo: Simón de Cirene (15,21), el centurión romano (15,39), representantes de la diversidad de discípulos que seguían a Jesús.

Todo esto nos lleva a afirmar que hay buenas razones para considerar adecuada esta conclusión de Mc. Se hacen afirmaciones que son fundamentales para la fe cristiana.
-          Jesús ha resucitado de entre los muertos (v. 6), confesión sin la cual está vacía la fe cristiana (l Cor 15,12-19).
-          El Cristo resucitado no es otro que el Jesús crucificado. La resurrección no niega la crucifixión. Dado que Marcos contempla la cruz como el lugar supremo de revelación, tal vez, decidió no incluir apariciones de Jesús tras la resurrección para evitar que perdiera fuerza en la mente del lector la imagen del crucificado.
-          Cristo rehabilita al grupo apostólico y apóstata de los Doce, incluso a aquel que bajo juramento ha roto con Jesús y ya no es considerado como uno de los discípulos.
-          Jesús resucitado se manifestará en determinados tiempos y lugares de la historia humana. En 14,28, Jesús prometió a sus discípulos que se reuniría con ellos en Galilea después de su resurrección (¡y después de que ellos lo abandonasen!), y tal promesa es renovada en 16,7.

No está claro si Marcos pretende que ese encuentro sea el de la llegada del Hijo del hombre, pero sí que se produzca en el lugar donde los apóstoles recibieron la llamada, donde Jesús desarrolló su ministerio y donde ellos lo continuaron posteriormente.

¿Y la huida, el terror, el asombro y el silencio temeroso de las fieles mujeres? Tal vez su reacción sea la apropiada ante un Dios que desgarra los cielos y elimina la frontera entre lo sagrado y lo profano y que abre los sepulcros y suprime esa última frontera humana entre la muerte y la vida. Y ¿cómo será predicado el evangelio en el mundo? No entra en el proyecto de Marcos responder a tal pregunta. Su propósito era contar el comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios (1,1). El evangelio ya ha comenzado y puede ser predicado a todas las naciones, lo cual entra en otro proyecto, el de la Iglesia.

Generalmente, se consideran que los versículos que vienen a continuación (9-20) son un añadido posterior. El final abrupto de Mc, 16,8, y la omisión de toda aparición del resucitado a sus discípulos dio pie a la añadidura de apéndices para unificarlo con los otros sinópticos.
Este es el final canónico. Lo cual no significa que haya sido redactado por Marcos. Se presenta como un resumen de las apariciones de Cristo resucitado, cuya redacción es sensiblemente diferente a la manera habitual de Mc. Este final es conocido desde el S.II. 



[3] El Nazareno aparece 3 veces en el evangelio, y casi siempre supone una connotación confusa, hostil: 
-          Mc 1,24, en boca del endemoniado/ideologizado de la sinagoga de Cafarnaúm que recordaba a Jesús la tentación del mesianismo de tipo político/nacionalista; 
-          Mc 12,35-37, el ciego Bartimeo, figura del discipulado, oye que la gente lo llama así;
-         Mc 14,47, en boca de la criada que pregunta a Pedro en casa del sumo sacerdote sobre su identidad, reprochándole que era su seguidor.
[4]El verbo griego es egerze que significa despertar, levantar; en pasiva, ha sido despertado, ha sido levantado también se ha alzado, se ha levantado, se ha despertado.
[5] En Mc 1,36, arrastró a los demás en el deseo de hacer líder a Jesús;  en Mc 8,29, por su propia iniciativa se convierte en portavoz del grupo; en Mc 8,32-33, se opuso abiertamente al destino de Jesús tras declarar que era el Mesías, hijo de Dios; en Mc 14,31, puso al resto de los discípulos en contra de Jesús al predecir su negación; en Mc 14,66-72, sólo él ha renegado de manera, definitiva, completa, tres veces, de Jesús.

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