2 DE ABRIL
Mateo
28,8-15
8Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con miedo y gran
alegría corrieron a llevar la noticia a los discípulos.
9De pronto Jesús salió a su encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y
lo adoraron.
10Jesús les dijo: No tengáis miedo; id y decid
a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.
11Mientras ellas se iban, algunos de los guardias
fueron a la ciudad y contaron a los sumos sacerdotes todo lo que había
ocurrido.
12Estos se reunieron con los ancianos y
acordaron en consejo dar bastante dinero a los soldados,13advirtiéndoles: Decid que sus
discípulos fueron de noche y lo robaron mientras dormíais.14Y si eso llega por casualidad
a oídos del gobernador, nosotros le convenceremos y conseguiremos que no os
castigue.
15Ellos tomaron el dinero e hicieron como les
habían dicho. Y este rumor se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy.
COMENTARIO
Ellas
se van a toda prisa y cumple todo menos lo del temor (con miedo y con gozo). A
fin de cuentas, han tenido una experiencia de resurrección pero todavía no han
visto, no han experimentado al Resucitado. Cuando hagan la experiencia completa
(vv.9-10), cuando experimenten la presencia del resucitado que les dice de
nuevo no temáis, es cuando superarán
todo temor.
Es
nuestra vida misma, creemos, tenemos razones y argumentos e intuiciones que nos
llenan de gozo, pero el temor sigue agazapado allí en el fondo. Buena señal es
que haya entrado el gozo, pero el destierro total del temor solo llega cuando
uno realmente hace y tiene experiencia, encuentro personal con el Resucitado.
Apenas, las mujeres se ponen en marcha en la
dirección correcta, dejando atrás el sepulcro y sus ideas de
Jesús-crucificado-muerto, en ese instante, en
esto, de pronto, se encuentran
con Jesús que las saluda y ellas no necesitan nada más.
Cuando se corre en la dirección correcta
necesariamente se encuentra al Resucitado y con su palabra creadora y viva, no
se necesita preguntar nada porque se le reconoce al instante.
El gesto de abrazar los pies tiene un sentido
nupcial (Cfr. Rut 33,7). Estas mujeres representan la comunidad que sale al
encuentro del Señor-Esposo, que viene triunfante de la muerte y quieren
desposarse con él, seguir el camino que siguieron esos pies.
Y le
adoraron.
Las mujeres reconocen al resucitado como Señor, como Hijo de Dios, como modelo
a seguir.
Jesús les vuelve a repetir el mismo mensaje
que el ángel del Señor. Realmente el ángel del señor y el Resucitado son la
misma realidad. Lo que se nos narra en estos dos encuentros es el progresivo
conocimiento que los discípulos tienen del Resucitado:
-
en
un 1º momento, lo tienen delante pero no lo reconocen (en Jn piensan que es el
hortelano, aquí el ángel del Señor);
-
en
un 2º momento lo reconocen a penas se vuelven y comienzan a recorrer en la
dirección contraria al sepulcro (en Jn cuando María se vuelve por 2ª vez).
No porque Cristo haya resucitado todo queda
claro y todo el camino allanado. Los mismos que estuvieron contra él y su
mensaje, van a estar ahora en contra de sus seguidores y su mensaje.
Ellos no han visto ni han experimentado nada.
Durante la experiencia de resurrección han estado como muertos, no han oído
nada, el ángel no se ha dirigido a ellos, no han sido invitados a ver porque no
estaban predispuestos, no han experimentado nada de la resurrección, y la
prueba es que no les ha nacido el gozo, sino que ha aumentado su temor y
temblor.
¿Qué es lo que comunican si ellos no han
visto nada? ¿Qué es lo que han visto? Ellos lo único que han visto y oído es la
transformación que la experiencia del Resucitado ha originado en los
discípulos.
Ellos eran los centinelas para el Resucitado
no saliese de la tumba, por eso ahora van a decir que no saben cómo ha salido
pero está en la boca y en el corazón de sus seguidores. Los habían mandado
vigilar y tener encerrado algo que es imposible de retener. No hay puerta ni
piedra, por grande que sea, capaz de retener la fuerza de la vida o taponar el
corazón del ser humano para que no le entren experiencias de resurrección.
Se reúne de nuevo el Consejo, es el poder
reunido para intentar contrarrestar la fuerza que puede acabar con él, la
liberación del miedo, que se obtiene y se logra cuando uno cree en que no hay
muerte, cuando uno cree en la resurrección.
Y el poder, como siempre, recurre a sus
métodos: el dinero, una buena suma. Para acabar con Jesús, con 30 monedas de
plata tuvieron suficiente; para acabar con el Resucitado y con la experiencia
de la resurrección, no hay suma de dinero suficiente por grande que sea.
Los guardias aceptan el dinero como antes lo
hizo Judas. Todo sigue siendo una lucha de intereses y una sucesión de trapos
sucios: vosotros mentís, nosotros os apoyamos; si el gobernador se entera no os
preocupéis, es del poder, también es vulnerable, Sin ir más lejos, hace 3 días
pronunció una sentencia contra un inocente presionado por nosotros.
Insiste Mateo en el poder corruptor del
dinero, que es el arma esencial del poderoso y del opresor. Con el dinero se
apoderaron de Jesús, con dinero quieren, ahora, impedir la fe en él.
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