26 DE DICIEMBRE
Mateo 10,16-22
16Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso,
sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. 17Pero
¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en
las sinagogas 18y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por
mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 19Cuando
os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en
aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, 20porque no
seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará
por vosotros. 21El hermano entregará al hermano a la muerte, el
padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. 22Y
seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el
final, se salvará. 23Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que
vuelva el Hijo del hombre.
1. COMENTARIO
La situación de los discípulos en medio de la
sociedad será como la de hombres inermes ante enemigos despiadados.
El programa de las bienaventuranzas se
verifica en la vida del discípulo. La actitud de estos ante la sociedad hostil
es, por una parte, de prudencia y cautela, sin meterse en la boca del lobo; por
otra, de ingenuidad y sencillez, sin ser intrigantes ni retorcidos. Jesús habla
de cautela y de prudencia: no fiarse de cualquiera, porque hay muchos
dispuestos a traicionarlos y entregarlos a los tribunales. No tienen por qué
manifestar a cualquiera el contenido del mensaje que llevan. La sociedad no
tolera ese mensaje, que pone en cuestión hasta los propios fundamentos de la
sociedad (prestigio, tener, poseer...).
En esta circunstancia difícil no deben
preocuparse de lo que van a declarar ante el tribunal (hay muchos tribunales, muchos espacios y tiempos
públicos donde se juzgan, se marcan normas de comportamiento, estilos de vida
bastante contrarios al evangelio), pues tendrán una ayuda particular del Padre
por medio del Espíritu. Se verificará lo anunciado en la bienaventuranza sobre
la persecución Mt 5,10. Por encima, más allá de la persecución está el Padre,
su amor no faltará un momento.
El mensaje vivido causará divisiones
tremendas en la misma familia. Unos delatarán a otros, y harán que sean
condenados a muerte. La sociedad no soportará a los discípulos. La salvación
está en mantenerse firmes hasta el final. Para el discípulo, esta clase de
muerte no es un fracaso, sino un éxito que corona toda su vida.
En todas estas consignas aparece el motivo
principal: a causa de mi nombre. El
motivo es una persona: Jesús, el Hijo querido del Padre. La razón principal de
anunciar y vivir el evangelio es Cristo. Sin estas palabras, lo demás no se
entiende, no tiene sentido. ¿Cuál es la razón para vivir si no es en nombre de
Jesús?
Si se encuentran perseguidos en una ciudad,
deben huir a otra. No faltarán ciudades antes de que vuelva el Hijo del hombre. El horizonte del relato es escatológico:
va desde este momento hasta el final. No hay tiempo en el que los discípulos
estarán solos. Esta llegada se refiere sin duda a la destrucción de Jerusalén,
cuando terminará el plazo para la proclamación del mensaje a Israel como
pueblo.
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