MARTES, 19 DE FEBRERO
Marcos 8,14-21
14A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían
más que un pan en la barca. 15Y él les ordenaba diciendo: Estad
atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes. 16Y
discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. 17Dándose
cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no
entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? 18¿Tenéis
ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis 19cuántos
cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? Ellos
contestaron: Doce. 20¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis
cuando repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron: Siete. 21Él
les dijo: ¿Y no acabáis de comprender?
COMENTARIO
14A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían
más que un pan en la barca.
El único pan (símbolo de unidad) que hay en la barca,
el que ha de compartirse y alimentar lo mismo a judíos que a paganos es el
mensaje de Jesús, el único necesario. Pero a los discípulos no les basta,
quieren combinarlo con su nacionalismo exclusivista. De hecho, este único pan
va con ellos, pero ni siquiera lo mencionan; no lo han cogido ellos ni han
optado por él, sino por los otros.
15Y él les ordenaba diciendo: Estad atentos, evitad la
levadura de los fariseos y de Herodes.
Jesús les da un aviso, para que no se
dejen llevar de esas ideas. La levadura se consideraba un principio corruptor
del pan/doctrina (el término designaba también el pan fermentado). La levadura
de los fariseos es su ideología mesiánica nacionalista:
desean para Israel un Mesías poderoso, dominador de los otros pueblos; los herodianos (Mc 3,6; 12,13, mejor que Herodes), son los que, con tal de
obtener la supremacía de Israel, aceptan a un rey ilegítimo, no querido por
Dios. Ambas ideologías corrompen el mensaje.
16Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no
tenían panes.
Los discípulos tienen otra preocupación y
no prestan atención a la advertencia de Jesús. Discuten sobre la falta de
panes, sin hacer caso del pan que tienen. Para ellos, ese pan no es suficiente
alimento: no les basta el mensaje del servicio y la solidaridad con todos.
17Dándose cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué andáis
discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el
corazón embotado? 18¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís?
Jesús se da cuenta y se crispa. Les
reprocha su falta de reflexión. Por tener la mente fija en los ideales del
judaísmo, son incapaces de razonar. Siguen sordos, obcecados. El nuevo Israel
continúa en la incomprensión del antiguo.
¿No recordáis
19cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes
entre cinco mil? Ellos contestaron: Doce. 20¿Y cuántas canastas de
sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron:
Siete. 21Él les dijo: ¿Y no acabáis de comprender?
Intentando hacerles comprender, Jesús no
les recuerda discursos o palabras suyas, sino una experiencia de la que han
sido testigos, los dos repartos de panes. Les pregunta por el número de cestos
recogidos a partir de una cantidad mínima en relación con tan gran multitud,
subrayando así el contraste entre la escasez del comienzo y la abundancia del
final. Quiere que caigan en la cuenta de la fuerza del único pan/mensaje que
poseen: con él lo tienen todo. Con el compartir, repartí, les ha dado la
clave de la abundancia. No necesitan más que repetir su gesto. No hacen falta
otros panes.
La pregunta final transparenta la profunda decepción de Jesús, ¿no
acabáis de comprender?
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