domingo, 3 de marzo de 2019

SEMANA VIII, TIEMPO ORDINARIO

MARTES, 5 DE MARZO


Marcos 10,28-31:
28Pedro se puso a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. 29Jesús dijo: En verdad os digo que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, 30recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. 31Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

COMENTARIO
28Pedro se puso a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Pedro se hace portavoz del grupo. No se conforma con el principio enunciado por Jesús. Quiere saber qué les va a tocar a ellos. Atribuye al grupo dos méritos: haberlo dejado todo (Mc 1,18.20) y haber seguido siempre a Jesús. Este último mérito no responde del todo a la verdad. Los discípulos han acompañado a Jesús materialmente, pero las actitudes del grupo están muy lejos de las de Él (Mc 8,32; 9,10.32.34; 10,13).

29Jesús dijo: En verdad os digo que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, 30recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. 31Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
La respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de discípulos (seguidores procedentes del judaísmo), sino a cualquier seguidor que lo abandone todo para manifestar su adhesión a Él y dedi­carse a la propagación del mensaje. En el Reino o sociedad nueva no habrá miseria, sino afecto y abundancia para todos, pero sin desigualdad ni dominio. Comparando las dos enumeraciones que hace Jesús, quien deje con recibirá, se advierte que en la segunda se omite la mención del padre, figura de la autoridad. Como se trata de la etapa terrena del Reino, todo eso se verificará en medio de la hostilidad de la sociedad, entre persecuciones. Y esos segui­dores, por supuesto, heredarán la vida futura/eterna. Y no precisamente por los méritos. La vida eterna no se gana, se hereda. Es decir, la disfrutamos por ser hijos, por eso se hereda.

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