MARTES, 5 DE MARZO
Marcos 10,28-31:
28Pedro se puso a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido. 29Jesús dijo: En verdad os digo que
quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por
mí y por el Evangelio, 30recibirá ahora, en este tiempo, cien veces
más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—
y en la edad futura, vida eterna. 31Muchos primeros serán últimos, y
muchos últimos primeros.
COMENTARIO
28Pedro se puso a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido.
Pedro se hace portavoz del grupo. No se conforma con
el principio enunciado por Jesús. Quiere saber qué les va a tocar a ellos.
Atribuye al grupo dos méritos: haberlo
dejado todo (Mc 1,18.20) y haber
seguido siempre a Jesús. Este último mérito no responde del todo a la
verdad. Los discípulos han acompañado a Jesús materialmente, pero las actitudes
del grupo están muy lejos de las de Él (Mc 8,32; 9,10.32.34; 10,13).
29Jesús dijo:
En verdad os digo que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre,
o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, 30recibirá ahora, en
este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y
tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. 31Muchos
primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
La
respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de discípulos
(seguidores procedentes del judaísmo), sino a cualquier seguidor que lo
abandone todo para manifestar su adhesión a Él y dedicarse a la propagación
del mensaje. En el Reino o sociedad nueva no habrá miseria, sino afecto y
abundancia para todos, pero sin desigualdad ni dominio. Comparando las dos
enumeraciones que hace Jesús, quien deje
con recibirá, se advierte que en la
segunda se omite la mención del padre, figura de la autoridad. Como se trata de
la etapa terrena del Reino, todo eso se verificará en medio de la hostilidad de
la sociedad, entre persecuciones. Y
esos seguidores, por supuesto, heredarán la vida futura/eterna. Y no precisamente por los méritos.
La vida eterna no se gana, se hereda.
Es decir, la disfrutamos por ser hijos, por eso se hereda.
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