domingo, 17 de marzo de 2019

Resultado de imagen de FANO LA VIÑATIEMPO DE CUARESMA. 3ª SEMANA

DOMINGO



Lucas 13,1-9
13 1En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
2Jesús respondió: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? 3Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. 4O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

6Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. 7Dijo entonces al viñador: "Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?". 8Pero el viñador respondió: "Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol,9 a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar".

CONVERTÍOS
Estamos a mediados del tiempo de Cuaresma. La invitación o propuesta de Jesús para este domingo es la conversión. Conversión quiere decir cambio. Jesús nos está invitando a cambiar nuestra forma de pensar, lo cual influirá en nuestra forma de actuar.

Todos tenemos la experiencia  del sufrimiento y del dolor que nosotros podemos padecer o causar a los demás. A partir de esta experiencia, Jesús nos invita a cambiar nuestra mentalidad, nuestras ideas, nuestras creencias. Sufrimos no por lo que nos pasa sino por cómo interpretamos lo que nos pasa. Luego, lo que podemos cambiar es nuestra forma de interpretar lo que sucede. ¿Por qué hay hambre en el mundo, porque hay tanta injusticia y tanta ambición que crea tanto sufrimiento, tanta muerte? Pues porque hay personas que solo piensan en ellos mismos. Tienen la idea que los únicos son ellos. Cada vez tienen que poseer más, acumular más, tener más… y esto produce sufrimiento en los demás.

Jesús cuenta una parábola sobre una higuera plantada en una viña que no da fruto. El dueño la quiera arrancar, pero el encargado de la higuera le dice que espere, que cambie su idea, que le dé tiempo, que cambie su mentalidad. Él la va a intentar cuidar, abonar, regar… para que dé fruto. El encargado le está diciendo al amo que tenga esperanza en que las cosas pueden cambiar, pueden ser de otro modo.

Esta es la propuesta de Jesús: todos podemos cambiar, convertirnos, cambiar la dirección de nuestra vida. Tengamos esperanza. Todos podemos vivir según los valores del evangelio. Todos podemos vivir según el estilo de vida que se nos transmite en el evangelio. Todos podemos seguir a Jesús y vivir como él, intentando cambiar las cosas para que nosotros, los demás, la sociedad, nuestra familia, nuestro pueblo, nuestros ambientes… sean más humanos.

¿Cómo podemos cambiar? Lo primero es tener confianza en la bondad de Jesús. Si vemos lo que nos pasa desde esta bondad, si nos miramos a nosotros mismos desde esta bondad, las cosas y las personas cambian, se convierten, se transforman. Dejémonos cambiar por la bondad de Jesús.

Segundo, aceptemos las cosas tal y como son. Aceptémonos a nosotros mismos y aceptemos a los demás como son. Tengamos esperanza en que cada persona puede cambiar. No se lo exijamos. No nos quejemos tanto. Hagamos lo posible por esforzarnos en crear ambientes donde cada persona pueda ser más humana, se sienta querida, valorada, aceptada.

Tercero, dejemos de dramatizar. Las cosas o las situaciones no son tan terribles como aparentan ser. No seamos tan dramáticos. Cuando vivimos con la esperanza puesta en la bondad de Jesús, las situaciones se ven de otra manera, nuestra manera de interpretar a las personas cambia. No todo es un desastre. Descubramos la sencillez y la importancia de las cosas que nos pasan cada día y ¡ojalá! nos lleven a darnos cuenta que Jesús nos acompaña.

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