JUEVES, 28 DE MARZO
Lucas 11,14-23
14Estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió
que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó
admirada, 15pero algunos de ellos dijeron: Por arte de Belzebú, el
príncipe de los demonios, echa los demonios. 16Otros, para ponerlo a
prueba, le pedían un signo del cielo. 17Él, conociendo sus
pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae
casa sobre casa. 18Si, pues, también Satanás se ha dividido contra
sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los
demonios con el poder de Belzebú. 19Pero, si yo echo los demonios
con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso,
ellos mismos serán vuestros jueces. 20Pero, si yo echo los demonios
con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. 21Cuando
un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, 22pero,
cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba
y reparte su botín. 23 El que no está conmigo está contra mí; el que
no recoge conmigo desparrama.
COMENTARIO
Todo
comienza con un exorcismo sobre alguien del que no se nos dice nada, ni
siquiera el nombre. Esta indeterminación es porque el personaje anónimo es signo
de cualquier persona:
·
Todo
ser humano que pide en la oración, Dios le concede su Espíritu, la palabra. El
Espíritu acaba con la mudez. El Espíritu es el más fuerte v.22 que vence al
fuerte y bien armado v.21 que es el
adversario, Belzebú, el que custodia el palacio del ser humano y lo tiene
sometido, sordo y mudo.
·
El
Reino llega cuando la persona acepta la Palabra. Pero hay unos que no la
aceptan y la confunden porque no coincide con sus pensamientos e intereses.
Tienen la verdad, Dios es como ellos lo conciben. Pero cualquier manera de
concebirlo de manera distinta al de Jesús, es estar “endemoniado”
Hay otros que aceptan el éxito del exorcismo.
El ser humano ha superado la mudez y la sordera por haber aceptado la Buena
Noticia. Pero ese hablar no es el del Espíritu Santo, sino el de Belzebú (es una divinidad filistea de la
ciudad de Ekron, su significado es “la casa elevada”, “Señor de la casa
elevada”, del templo; y el ser humano es el templo, el palacio de Dios, el que
viene a desalojar al adversario de la casa del ser humano. El auténtico Señor
de la casa es Dios y Él es quien echa de la casa al falso “señor del a casa”, a
Belzebú), el príncipe de los demonios.
Jesús responde en tres tiempos marcados por si en los vv.18.19.20:
·
v.18:
Si los echo con el poder de Satanás, del
Adversario, quiere decir que su reino está y a la vista está que no es así.
Él va a ser descrito como el fuerte y bien armado.
·
v.19:
Vuestros hijos, el pueblo liberado,
¿también los echan por el poder de Satanás? ¿es la fuerza del Adversario la que
mueve al pueblo a la liberación? Esta manera de pensar es absurda. Vuestros hijos saben muy bien y han
experimentado cual es la fuerza que libera. Ellos
serán vuestros jueces si seguís en esta postura de cerrazón ante Jesús.
·
v.20:
Así pues, no es Belzebú, sino el dedo de
Dios el que libera. Entonces el Reino
de Dios ha llegado. No es que se
acerque, sino que está ya. Está presente gracias a Cristo, a su Palabra y su
Espíritu. No obstante, la presencia del Reino no elimina el sufrimiento ni la
muerte, pero si la confiere un significado.
Ante la presencia del Reino, no cabe la
neutralidad. La persona o sigue al Espíritu de Jesús o sigue a los espíritus
inmundos; o se entra por el camino salvador, recoge conmigo (símbolo de la salvación: recoger los frutos) o desparrama, entra por el camino que
lleva al fracaso.
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