SÁBADO 4 DE MAYO
Juan 6,16-21
16Al oscurecer, los discípulos de
Jesús bajaron al mar, 17 embarcaron y empezaron la travesía hacia
Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; 18
soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. 19Habían
remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba
a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. 20Pero él les
dijo: Soy yo, no temáis. 21Querían recogerlo a bordo, pero la barca
tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
COMENTARIO
Da la impresión que los
discípulos han estado esperando a que anocheciera en el lugar de la comida.
Ellos solos, sin Jesús, bajan al lago, se montan en la barca y regresan a
Cafarnaúm. Pero ya no es la barca de Jesús, en ella no va Jesús. Ellos eligen
su propio camino; no entienden que Jesús se haya marchado en el momento
propicio para proclamarlo rey, jefe poderoso.
Sin Jesús, la noche se hace
presente, es noche cerrada, son las tinieblas opuestas a luz. Los discípulos
participan de la mentalidad del poder y ambición que les ciega, se hace de
noche en su vida. Y a pesar de que Jesús no está con ellos, que no hay luz y
que un fuerte viento agitaba el lago, aun así, ellos comienzan la travesía por
el lago para volver a la ciudad. Sin Jesús, ciegos (a oscuras, de noche) y guiados por la mentalidad del poder, la
mentalidad nacionalista (fuerte viento
que agitaba), no hay futuro, no hay horizonte.
Veamos los elementos más significativos del versículo
19:
-
caminaba sobre el mar. El hecho de caminar
sobre el mar era propio de Dios (Job 9,8), era considerado como una
manifestación de la divinidad de Jesús;
-
se acercaba a la barca. Los discípulos, que
esperaban una bronca de Jesús, se asustan, reaccionan con miedo. Aquellos que
viven de noche, aferrados a sus viejas ideas, se asustan ante la presencia de
Jesús, luz.
Jesús, al contrario de lo
que esperaban sus discípulos, les saluda, les calma y les tranquiliza. La
reacción de los discípulos es la misma que los primeros encuentros con el
Resucitado. El miedo es el viento fuerte que guiaba su barca, hasta que aparece
la fe en Jesús, la confianza en él. Jesús es el Mesías resucitado que vence la
mentalidad a pesar del estado de injusticia en el que vive la humanidad. Solo la presencia de Jesús puede erradicar el
miedo del ser humano.
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