domingo, 28 de abril de 2019

Resultado de imagen de FANO ECHAD A RED A OTRO LADOSEMANA III DE PASCUA

DOMINGO


Juan 21,1-14
21 1 Después de esto Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 3 Simón Pedro les dice: Me voy a pescar.
Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo.
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. 4Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5Jesús les dice: Muchachos, ¿tenéis pescado?
Ellos contestaron: No.
6 El les dice: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces.
7 Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: Es el Señor.
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. 8 Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. 9 Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
10Jesús les dice: Traed de los peces que acabáis de coger. 11Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
12 Jesús les dice: Vamos, almorzad. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
13 Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
14 Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

NOS ENCONTRAMOS CON EL RESUCITADO EN LA VIDA
Ya he advertido varias veces que el Evangelio hay que interpretarlo. Está escrito en un lenguaje simbólico que es preciso descifrar, desentrañar. Para esto se requiere apretura mental, esfuerzo y fe. (Recordemos el ejemplo del móvil y cómo apretando un icono nos lleva a otro, y este a otro, y así sucesivamente…). Los relatos de las “apariciones de Jesús, insisto, otra vez, son especiales porque son el centro de nuestra fe. Por lo cual hay que tener mucha paciencia para leerlos e interpretarlos.
Acerquémonos poco a poco, lentamente, al relato.
Lo que nos cuenta la narración de hoy es que después del desastre del Viernes Santo, del fracaso y decepción de ver a Jesús muerto en la cruz, los discípulos vuelven a Galilea, a sus trabajos, a pescar en el lago de Galilea… Aquellos hombres muchas veces salieron a pescar, una de las veces salieron y volvían de vacío. En el último momento les entró un banco de peces tal que apenas podían con él, e hicieron lo que hacemos todos los creyentes, lo atribuimos a Dios.
Posteriormente, cuando Juan escribe su catequesis –su evangelio- aprovecha aquella circunstancia histórica como base para explicar el proceso que el creyente/la comunidad puede vivir para descubrir a Cristo en la vida: partimos de la noche, de la tiniebla, la frustración, la ausencia de fruto, sin referencia a la orilla.
Pero todo empieza a cambiar cuando hay referencia a la orilla. Cuando amanece, aparece alguien en la orilla que no conozco, pero habla y sigo su palabra, su Evangelio. Ante el resultado de seguir su palabra en lo profundo del ser humano, el amor que existe en la persona descubre al Resucitado, es él, tiene que ser él.  Y cuando llego hasta él, no lo veo a él, lo que veo es el pan y el pez sobre las brasas. Lo único visible físicamente de Cristo resucitado son las especies eucarísticas en las que él se hace presente. Como en la Eucaristía nosotros lo que vemos con nuestros ojos físicos es pan y vino, pero conlos “ojos de la fe” lo que “vemos” es el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

El amanecer, con la llegada de la luz, simboliza la resurrección. Aparece Jesús pero no en el mar de este mundo sino en la tierra firme de la eternidad. Es necesaria la conexión con el Resucitado para que la misión sea fructuosa. Apenas amanece aparece Cristo resucitado, la luz, en la orilla.

El texto es una narración literaria que se adapta a nuestros tiempos: noche y día, pero desde la fe siempre es de día. Cristo resucitado es la única realidad constante y visible. Si en la vida hay noche y ausencia de fruto, la noche la creamos nosotros por nuestra falta de referencia al Resucitado. El relato nos narra el proceso de fe de los discípulos hasta que descubren al Resucitado.

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