LUNES, 3 DE JUNIO
Juan
16,29-33
29Le dicen sus discípulos: Ahora sí que hablas claro y no
usas comparaciones. 30Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas
que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios. 31Les
contestó Jesús: ¿Ahora creéis? 32Pues mirad: está para llegar la
hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí
me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. 33Os
he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis
luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.
COMENTARIO
Los discípulos se alegran de la claridad de las palabras de Jesús. Aunque les había hablado de un acontecimiento futuro, se acerca la hora… (Jn , ligado a la experiencia del Espíritu, ellos se figuran que ya antes de la muerte y la resurrección, antes de recibir el Espíritu, les ha llegado el momento de
comprender, ahora vemos que lo sabes todo. Admiran el saber de Jesús, pues piensan que, penetrando sus pensamientos, ha captado la pregunta que no llegaron a formular (16,19).Por eso creen que procede de Dios. Su fe se apoya en esa ciencia que le atribuyen, considerándolo un maestro excepcional.
Jesús se muestra escéptico ante semejante motivación. La fe verdadera consiste sobre todo en darle la confianza él levantado en la cruz, como manifestación suprema del amor de Dios (3,16) y de su fuerza salvadora.
Jesús conoce a los suyos mejor de lo que se conocen ellos mismos. La inadecuación de la fe de los discípulos se va a mostrar cuando se enfrenten con la realidad de su muerte en cruz.
Jesús evoca la imagen del rebaño disperso: ante
su detención y condena, que van a destruir toda esperanza de
triunfo terreno, todos ellos se dispersaran,
desertarán.
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