SÁBADO , 15 DE JUNIO
Mateo 5,33-37
33También habéis oído que se dijo a los antiguos:
"No jurarás en falso" y "Cumplirás tus juramentos al
Señor". 34Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el
cielo, que es el trono de Dios; 35ni por la tierra, que es estrado
de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. 36Ni
jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. 37Que
vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
COMENTARIO
33También habéis oído que se dijo a los antiguos:
"No jurarás en falso" y "Cumplirás tus juramentos al
Señor". 34Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el
cielo, que es el trono de Dios; 35ni por la tierra, que es estrado
de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. 36Ni
jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. 37Que
vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
El
motor de todo este cambio es la dignidad de ser hijos. Que nada distraiga
(moralismos…) del mensaje básico de este texto: la radicalidad de la exigencia:
Es decir, Jesús habla de la urgente necesidad a entregarse a construir el Reino
como respuesta a la Buena Noticia. No se habla aquí del Juicio ni del terror,
sino del sentido de la vida de aquellos que han descubierto a Jesús y el Reino
anunciado por Él como el fundamento de su vida. De aquí viene la radicalidad:
tienen valor lo que conduce a la Vida, lo que produce Vida. Lo que estorba la
Vida, es radicalmente rechazado.
Las
palabras de Jesús, su mensaje, se mueve entre dos extremos: El ser humano puede
echarse a perder, puede no conseguir el fin para el que Dios los ha pensado; y
que Dios trabaja intensamente para que esto no suceda: que da vida para que el
ser humano se realice. Decía K. Kahner: Es humano
pensar que el ser humano puede condenarse, porque es libre. Es cristiano esperar que esto no suceda,
porque Dios es Padre Todopoderoso, Omnipotente.
Todo
esto afecta a la imagen de Dios. Decir que Dios es omnipotente, todopoderoso,
no es sobre todo, efecto de su creación, sino que se manifiesta en Jesús, el
hombre al que vemos comportarse como Hijo. Es la compasión de Jesús, la
capacidad de vivir para los otros, la consecuencia hasta el final, la capacidad
de arriesgar su vida por una insignificante y condenada adúltera… lo que
manifiesta la Omnipotencia divina. En Jesús vemos la capacidad de la persona
humana cuando está llena del Espíritu Santo.
Estas
palabras son también una invitación a tomarse en serio el evangelio. Hemos
pasado de una época de amenazas a otra de tranquilizantes, de todo era pecado a
nada es pecado, de Dios como Juez a Dios “bonachón”. Pues bien, en el evangelio
no aparece Dios como Juez ni como Bonachón. En ninguna texto aparece que el
pecado no sea importante, o que de lo mismo actuar bien que mal, o que de todo
igual. En el evangelio lo que aparece es
una lucha dramática entre Jesús contra el mal, contra lo que hace sufrir. El
ser humano elige bien o mal, se realiza o se destruye. Y de este mensaje básico
nadie puede prescindir. EL evangelio es Buena Noticia: sitúa a Dios no como
juez sino como parte, es Aliado, es Salvador, es Liberador. No podemos ni
debemos seguir interpretando el evangelio desde categorías legales, jurídicas.
Hay que devolver a Dios a su lugar. Él es la Luz, saca adelante a sus hijos, da
vida, repara las heridas, quiere que todos se salven, que todo ser humano viva
en plenitud.
Las "exigencias del Reino"
son la respuesta al don de la Buena Noticia. Si esto no se tiene en cuenta
puede suceder que vivamos la fe cristiana de manera lamentable como puede ser
interpretar la vida y la fe de manera legalista. Hay sectores en la Iglesia que interpretan
estos textos del Evangelio diciendo que esta es la “Ley de Cristo”, una nueva
Ley, mucho más exigente que la antigua Alianza, pero , al fin y al cabo, Ley.
Si lo vemos así, el evangelio lo viviremos como cumplir preceptos, tan severos
que nadie o casi nadie los puede cumplir. Vivir así es para santos, perfectos,
puros, pocos, raros, separados. ¿Quién puede vivir así? Nadie, pero es como una
meta a conseguir. Es como si todo el sermón del monte, y todo el evangelio, es
mostrar un camino correcto, proponer una forma de vivir, animar a que aspiremos
a los mejor….aunque nunca se alcance.
Estas concepciones, ¿no son
más propias de los fariseos? ¿No se parte de una concepción negativa del ser
humano que debe alcanzar una meta imposible? Escribe J. Jeremías (exegeta
protestante):
El Sermón del Monte, no es
ley, es evangelio. La ley deja al hombre abandonado a sus propias fuerzas y le
pide ejercitarlas al máximo; el evangelio coloca al ser humano ante el don de
Dios y le pide que haga de ese don inagotable (porque su fuente es divina) la
verdad fundamental de su vida. Habría que evitar expresiones como "ética
cristiana", "moral cristiana". Este vocabulario es inadecuado,
confuso. Sería mejor hablar de “fe vivida” y expresar que el don de Dios ha
precedido a su exigencia. El Sermón del Monte no pretende hacer pensar a sus
discípulos en un yugo legalista, ni siquiera hacer en el sentido de afirmar
“debes hacer esto, tienes que hacer esto…para ser feliz…” El Sermón del Monte
describe la fe vivida: “Estás perdonado, eres hijo/a Dios, perteneces a su
Reino”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario