lunes, 20 de enero de 2014

LA CULPA Y EL PERDÓN (VIII)
En las fuentes de la vida: EUCARISTÍA

Los primeros cristianos tenían claro que uno de los lugares donde podían sentir y celebrar la cercanía salvadora, liberadora y redentora de Dios era en la liturgia. De aquí, nació que la liturgia era la fuente de donde manaba el compromiso expreso de liberación de los más desfavorecidos, y , al mismo tiempo, era el culmen de esa liberación personal y social.
Celebrar la Eucaristía, especialmente, ya lo hemos indicando en la parte V, es celebrar y acoger la salvación de Dios. Por eso, damos gracias. Lo importante no es lo que yo/nosotros ofrecemos a Dios, todo es suyo, sino que podemos aceptar a Dios.
Hace no mucho tiempo, un sacerdote me confesaba lo importante que en su vida era la Eucaristía. Y decía: “cuantas más misas pueda celebrar, más sacrificios puedo ofrecer a Dios”. Volemos una y otra vez a esa idea de ofrecer al Dios sediento nuestros sacrificios, o el sacrificio de Cristo que nos sustituye porque nosotros, pequeños siervos inútiles, somos incapaces de ofrecer algo al Infinito.

Ahora más bien, se trata de reflexionar sobre qué es y qué significa la Eucaristía en la vida del cristiano, de la persona humana como lugar de encuentro con el Dios que nos salva y nos libera de nuestros pecados, de nuestras culpas, de todo aquello que es fuente de sufrimiento personal y comunitario, individual y social.
Dios no es un adorno barato de nuestra vida. El ser humano anhela algo completamente diferente delo que vive, algo que de sentido a su vida, que llene su vacio. Muchas de nuestras celebraciones “pecan” de estar más atentos a la brevedad, a la comida de la gente, con el consiguiente riesgo de no tocar, no afectar los centros de interés de las personas. A esto añadimos, que para la mayoría la liturgia es un conjunto de gestos y palabras a penas inteligibles, carentes de sentido. Con lo que fácilmente se llega a la conclusión; “me aburro, no tienen nada que ver con mi vida, es un rollo”. Debemos añadir a estas dificultades, la sensación de cumpli-miento social, tradicional y moral.
Con todo esto, y más allá, afirmamos que la liturgia es el espacio donde la persona puede sentir aceptada, validada, como ser único. El culto, los ritos, las palabras y gestos que forman la liturgia es el sacramento que los humanos tenemos para entrar en contacto con Dios. Y esta relación nos sana, nos cura. Es la manera de poder vivir sintiéndonos aceptados, incondicionalmente aceptados… aunque seamos unos inaceptables. 

Comenta A. Grum: Este tiempo sagrado me vincula con ese espacio sagrado,
en donde nadie me puede herir,
en donde tampoco están las otras personas con sus exigencias,
con sus juicios, y donde mis propios reproches
 y debilidades no tienen espacio tampoco.
Ese es un  lugar sagrado en donde habita Cristo
y allí donde Él habita yo estoy sano,
 yo estoy curado
 y ahí tampoco tiene espacio la culpa.

De una manera breve, quiero compartir contigo algunas calves que podemos tener en cuenta para celebrar la Eucaristía, descifrar el misterio de su celebración, de su esencia. Celebrar el sacramento de la Eucaristía es como beber de la fuente de la Presencia del Espíritu que nos sana, nos cura. La eucaristía es celebrar el misterio de la transformación, de la conversión, del cambio. Es el momento, la fuente y la oportunidad diaria para reinterpretar lo que sucede.

Destacamos tres momentos:


     A) EL EVANGELIO.
Es la Buena Noticia, la Palabra de Dios que transforma  a las personas.
El encuentro con la Palabra transforma la vida: la oscuridad en luz; la enfermedad en salud; el pecado en perdón; el desgraciado en dignidad; la muerte en resurrección.

B )      LA EPÍCLESIS.
Es la invocación al Espíritu Santo. (El sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino, sobre la patena y el cáliz).
Hacer este gesto sobre el pan y el vino simboliza hacerlo sobre mi vida cotidiana.
Se realiza para expresar que el Espíritu transforme el pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo.
Es decir, allí donde cada día me esfuerzo, trabajo, lucho, donde siento presión… de allí pueda manar la fuente del Espíritu, de la tiniebla pueda nacer la luz.

    C) LA COMUNIÓN.
Comulgar, “comer con”. Cristo, a través de su Espíritu, penetra en mí. Es la fuente de la que puedo beber todo el día. De aquí puedo tomar conciencia de lo que es realmente importante en mi vida: no  hacer cosas, sino hacerme transparente a Jesucristo y su Espíritu.
Una de las consecuencias de la comulgar con Cristo es que puedo transparentar a Jesucristo/Espíritu a través de mis palabras y gestos, puedo vivir libre de la presión que supone irradiar siempre cordialidad y sosiego; la presión de convencer a los demás e imponer mi opinión.

ORACIÓN Y EUCARISTÍA
Señor, nuestra vida es algo más que trabajar y comer,
es algo más que divertirnos y pensar que vamos hacer mañana.
es algo más.
Es darte gracias.

La vida es una acción de gracias.
Vivir agradecidos a Ti.
Señor, mi vida enferma por la banalidad de mi vida,
la falta de sentido me conduce a la locura,
continuamente necesito experiencias exteriores
para sentirme simplemente distraído
y vivo.
Todo me parece banal,
todo es nada.
me harto de todo.
No hay sentido profundo…

La Eucaristía muestra que mi vida tiene sentido.
Necesito celebrar que mi vida tiene un valor sin límites:
Que tú has Resucitado y celebras
en nosotros una  fiesta sin fin.

Mi vida es algo más que cumplir un deber,
Es algo más que un continuo afán de satisfacer las propias expectativas
y las expectativas de los demás.
Es algo más que la curiosidad
y la búsqueda de éxito.
Es algo más que la impaciencia,
la neurosis,
la desorientación,
el descontento,
el desgarro.

Mi vida participa de de tu vida:
divina,
inagotable,
profunda,
humana.

La Eucaristía es el espacio  y el tiempo de libertad,
donde puedo respirar,
donde el ruido del mundo no entra.
Interrumpo mis trabajos,
Interrumpo mis planes,
Interrumpo mi vida…
 para llenarme de Vida.
Es entrar en contacto donde tú habitas en mi.
Puedo sentirme libre,
puedo ser realmente lo que tú me has llamado a ser.

La Eucaristía me descubre que es bueno que yo viva,
Mi vida está sostenida,
confirmada,
es un regalo,
es fecunda,
está liberada,

es querida por ti mismo. 

1 comentario:

  1. Gracias de nuevo por la Eucaristia del domingo pasado. Gracias por la definicion que acabo de leer (riquisima y muy liberadora).Es el momento de paz, sosiego...Mucho animo, creo que haces mucho bien.Un abrazo.

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