lunes, 27 de enero de 2014

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
A) Primer anuncio

Llevamos unos años que por todos lados, dentro del ambiente de la Iglesia,  hablamos y escuchamos esta expresión: la nueva evangelización. No pretendo, ni mucho menos, llegar a la quinta esencia de esta realidad. Entre otras cosas, porque a veces se ha convertido en un "cajón de sastre" donde parece caber todo. Y no todo vale, ni todo da igual. Tampoco en la evangelización.
En la Iglesia hay un proceso bien definido sobre qué consiste la evangelización. Es un proceso, insisto. Un proceso formado por tres etapas, las cuales preceden unas a otras, se intercalan, no son compartimentos estancos, pero si suponen un antes y un después. Como en todo proceso, cuando no se tiene en cuenta los momentos, al final se acaba deteriorando el objetivo y el sentido: dar a conocer la experiencia del evangelio de Jesús, buena y nueva noticia. 
Las etapas en las que se divide este proceso son: Primer Anuncio, Catequesis y Sacramento. Veamos cada una de las etapas:

A. Primer anuncio: es el primer momento de la evangelización. Lo escuchábamos ayer en el evangelio (domingo 3 del tiempo ordinario): ¡convertíos! porque esta cerca el reino de los cielos. Lo primero es el anuncio de una Buena noticia y nueva. La conversión, la vuelta a Dios, como fruto de la experiencias personal de su reino. Esto es lo primero. Si esto no se da, lo demás se convierte en un ir tirando, dando por supuesto lo que no existe. Y si el fundamento no existe, ¿cómo vamos a construir, sobre que vamos a edificar? Dice Jesús que aquel que escucha sus palabras y las pone en practica se parce a aquel hombre que construyó la casa cobre roca, vinieron los vientos, cayeron las lluvias, se desabordaron los ríos, pero la casa no se hundió. El que escucha y o pone en practica es como el que construye sobre arena...
Lo primero de todo es la experiencia de Cristo. Si esta no existe, lo demás es muy difícil y costoso de mantener. En el evangelio vemos como la gente se encuentra con Cristo. Lo primero es un encuentro personal. Volvamos al evangelio de ayer. Jesús se fija en sus discípulos, los ve, los llama por su nombre, los invita a ser pescadores de hombres (remito al comentario en la web de la parroquia: franciscojavierazuqueca.org. El proceso descrito por el evangelista Mateo en unas pocas líneas no podemos reducirlo a unos instantes, sino a toda una vida. Insisto: lo primero es el encuentro, la experiencia, la fe en la persona de Cristo. Después ya vendrá todo lo demás, que adquiere importancia por este encuentro. Y si esto no se da, vana es nuestra fe.

Terminaba el evangelio de ayer diciendo que Jesús recorría todo Galilea enseñando en las sinagogas, anunciando el evangelio del Reino, curando enfermedades. Jesús lo primero que hace es anunciar el Reino. Jesús no comienza bautizando, otra cosa es que el se bautizara; va por las sinagogas anunciando el Reino. Jesús se dirige a gente creyente y cumplidora de la Ley. Propone el mensaje, la novedad de que las relaciones con Dios pueden ser de otra manera, y por tanto, las relaciones entre las personas han de basarse en la justicia y en la igualdad. Así mismo, la visión y la interpretación del valor y de la dignidad de la persona son sagrados. Esta novedad fue tal, que hasta sus mismos paisanos no le entendieron. Y no digamos las autoridades.
Por tanto, lo primero es anunciar. El evangelio del Reino es la motivación de la existencia de la Iglesia, de la parroquia. Desde aquí, valgan para la reflexión y oración algunas cuestiones:
  • Alguien viene a nuestra parroquia, a nuestra comunidad, ¿lo primero que ofrecemos es el evangelio? Esa persona posiblemente busque sólo un sacramento (desde su idea): quiero bautizar a mi niño, quiero casarme en la iglesia, quiero que mi hijo haga la comunión... Está claro que quiere un sacramento. Un sacramento de los de toda la vida, de los de antes, de aquellos que lo celebramos en un momento y ya está. Sin más implicaciones ni más consecuencias. Hasta tal punto que no es difícil encontrar los anuncios en los restaurantes: bodas, bautizos y comuniones. ¿Hay algunas diferencia con las parroquia? No todo vale. No todo da igual.
  • Alguien viene a nuestra parroquia, ¿se encuentra con una propuesta de servicios o con el evangelio de Jesús? ¿Se siente miembro de esta comunidad? ¿Lo vamos a celebrar desde la fe? Las respuestas a estas preguntas pueden suponer, en un primer momento, que la iglesia puede convertirse en una élite. No. El evangelio es para todos, Jesús es para todos, en la parroquia caben todos. Pero cambiemos la mentalidad: Jesús es una persona, no una cosa. Jesús afecta a toda la persona. La fe en Jesús no es una banalidad. 
  • ¿Conocemos del evangelio de Jesús? Lo que no se conoce no se ama, decían los clásicos. ¿En nuestras catequesis enseñamos y practicamos el Evangelio? ¿Hasta qué punto es el evangelio la fuente de nuestra catequesis?
  • Para paliar un poco este primer anuncio, ahora insistimos y trabajamos en el despertar religioso. Unos con niños solos, otros con niños y padres. Normalmente están un año, por su puesto, un curso escolar, vacaciones incluidas. ¿Alguien puede despertarse de su letargo religioso en un año? Pongamos un ejemplo concreto: ¿cuantos días tiene un padre o una madre que llevar a su niño al fútbol para que entrene?... Los que sean. Más de una año seguro.
  • La cuestión apunta al fondo: ¿qué valor tiene Cristo en nuestra, en mi vida? No vale con la tradición ni con la costumbre, cada vez menos influyente. Es preciso el encuentro personal, como vemos en el evangelio. Sólo aquel pueblo, aquella persona que caiga en la cuenta que vive en tinieblas y necesita de la luz, puede descubrir la necesidad de la conversión, del primer anuncio. ¿Da lo mismo creer en Cristo que no creer? NO. "Pero oiga yo creo a mi manera. No me va a imponer su fe a mi. Sólo faltaba. Desde luego..." Pero usted puede creer, pensar y sentir como pueda, pero hay cosas que no nos podemos inventar. La fe en Cristo es el centro. Y todo lo demás es secundario. A usted le puede gustar al fútbol con ocho jugadores y en vez de un balón darle patadas a una onza de chocolate... Pero ya no es fútbol. Otra cosa es su vivencia personal. El evangelio de Cristo es uno. Hasta que no regresemos a las fuentes no encontraremos la renovación, si es que la queremos. 
  • ¿Por qué tanta prisa en la catequesis? Con sinceridad, ¿nuestros hijos y padres están preparados para celebrar la Eucaristía después de dos años de catequesis? Celebrar la Eucaristía es participar en la fuente de la vida, es celebrar la vida desde Jesucristo. ¿Usted cree que un niño/un padre/una madre pueden descubrir la riqueza del Misterio por decreto? ¿o que "después de dos años", automáticamente, pueda celebrar "la comunión"? Vayamos al día siguiente de las celebraciones.... ¿ No estaremos sometiendo la vida de fe a un esquema escolar, que puede valer para la escuela, pero es bastante estrecho para la evangelización?
  • Hay un hecho muy muy muy  significativo (el número tres en la Biblia significa totalidad). Los tiempos fuertes de la Iglesia, sobre todo, la Navidad y la Semana Santa, coinciden con las vacaciones laborales, escolares... Justamente cuando llegan esos días "damos vacaciones" en las parroquias!!!!! Toma ya. ¿Cómo una familia, una persona, puede iniciarse en el encuentro con Cristo, en la comunidad, si en los momentos fuertes, , apasionantes, no está? Se imaginan que en el nacimiento de un hijo, el padre se fuera de vacaciones, o que ante una operación, los padres dejaran sólo al hijo porque se van de vacaciones.... Aquí hay algo que chirría...
  • Cuando se vuelve a las fuentes del cristianismo primitivo y a los Santos Padres, siglos III-IV, descubrimos que la catequesis estaba precedida de un extenso periodo de conversión, de conocimiento afectivo de la persona de Cristo, de primer anuncio. Lo primero no era la preparación del sacramento. Lo primero era convertirse en seguidor de Cristo una comunidad.
  • La fe no se presupone, no se ha de dar por supuesta. A veces, creo que la Nueva Evangelización no es otra cosa que la insistencia en este primer momento. (Posiblemente esté equivocado). La llamamos nueva. ¿Eso quiere decir que ha habido una antigua evangelización, una vieja evangelización? Yo le llamaría: primera evangelización. 
  • Termino con una noticia de hace varios años, que me llamo la atención. En unas parroquias de Italia, decidieron durante un año "suspender" toda catequesis y sacramento, excepto la eucaristía dominical y los funerales. Lo dedicaron al primer anuncio hacia dentro de la parroquia y hacia fuera. No había más actividad que la reflexión, la oración  y la confrontación personal y comunitaria con el Evangelio de Jesucristo... La cosa no acabó bien, pero se intentó...

1 comentario:

  1. Gracias porque he podido salir de paseo con alguna reflexion sobre el blog, porque me hace cuestionar, parar. Tambien me ayuda a estar en silencio, desconectar. Muchas gracias de nuevo.

    ResponderEliminar