martes, 28 de enero de 2014

NUEVA EVANGELIZACIÓN. B) Catequesis

Lago de Galilea
Nueva evangelización.
B) Catequesis
Abordamos el segundo momento en el proceso de evangelización: la catequesis.
Como decía en la entrada anterior, esta etapa es consecuencia del primer anuncio y prepara el Sacramento. Así, si no ha habido primer anuncio, ¿cómo será la catequesis? Si el primer anuncio ha sido deficiente, ¿sobré que sustentaremos la catequesis? Si no ha habido experiencia personal, conversión, vuelta hacia Dios, ¿qué haremos en catequesis? (Todas estas cuestiones las he puesto en forma negativa, porque creo que así se resalta más los efectos de la ausencia de una de estas etapas).
La palabra "catequesis" quiere decir "proclamar", "resonar", "repicar". ¿Qué? La experiencia que se ha tenido. Catequesis quiere decir que ha habido algo, ha sucedido algo a nivel humano, de la experiencia, y esto lo comunico, lo anuncio, lo celebro, lo comprendo desde la fe.
La catequesis es el segundo momento de la evangelización. No es el primero. Para muchos de nosotros, en un ambiente de cristiandad, con sus ventajas e inconvenientes,   la catequesis era un mero trámite para acceder a los sacramentos. Actualmente, hemos estirado un poco más los tiempos, pero el proceso y el objetivo es el mismo. ¿Por qué digo esto? Porque seguimos estando con el mismo esquema infantil de que la catequesis va dirigida principalmente a los niños como y solo sirve como preparación para recibir un sacramento. Esto es así desde hace 500/600 años. Hemos cambiado el método, las formas, lo exterior, pero no hemos cambiado, no hemos convertido la catequesis en una profundización del evangelio.  
Cuando surge la catequesis, como proceso de iniciación, estaba dirigida a los adultos, a la familia, especialmente a los adultos. Como consecuencia venían los demás.  La catequesis surge en un fuerte período de paganismo !como nuestra época! ¿Vale el mismo esquema de hace años para una situación tan radicalmente distinta como la nuestra?

El objetivo de la catequesis es conocer, amar y seguir a Cristo en una comunidad.  Así, los evangelios fueron escritos como catequesis. Podríamos decir, que los evangelistas eran catequistas. Surgieron con ocasión de profundizar en el conocimiento afectivo de Jesús, por el interés de desentrañar los misterios de la propia  vida, personal y comunitaria, a la luz de Jesús de Nazaret. La persona de Jesús ya decía algo, ya suponía cierta conversión en la vida. Por tanto,  no habrá mejor catequesis que el evangelio.

Después de la llamada de Jesús a sus discípulos, estos se van a vivir con él, a estar con él, con-viven. Nos podemos imaginar a Jesús, en su día a día, conviviendo con sus amigos en medio de las cosas que pasaban: puesto en camino, yendo de sitio en sito, anunciando, curando, compartiendo las dudas, expectativas, fracasos, esperanzas, el día y la noche. Esto es la catequesis.... Pues nosotros lo hemos reducido a un tiempo, a una hora más o menos, entre semana, y no todas. Lo que era vida se ha reducido a cursillo preparatorio de un sacramento.
Que esta visión puede pecar de simple o exagerada, es uno de los riesgos de la reflexión. Por esto, valgan las siguientes anotaciones para reflexionar, profundizar y renovar la catequesis, como segundo momento de la evangelización:

La catequesis forma parte del proceso de evangelización: Es parte del proceso. Hay que distinguir cada momento. Y no creo que tenga que venir establecido por meses, cursos, o años sino por actitudes. Incluido el riesgo que esto conlleva. Decimos: “todo es catequesis”. Pues no. La catequesis  tiene un proceso, unas formas, unos objetivos. Cada parte del proceso de la evangelización tiene sentido por sí mismo y en cuanto forma parte del proceso. Lo vemos con un ejemplo de haces unos años: antes no había primer anuncio, la catequesis era mínima, y basada en el catecismo (preguntas-respuestas). Principalmente había sacramentos. Solo sacramentos. Bueno, acompañados de interminables devociones populares.  ¿Y ahora? Insistimos en la catequesis, pero no hay quien nos quite la mentalidad sacramental, ya sea creyente, practicante, ateo, indiferente…  Referencia al evangelio. La catequesis tiene dos referencias fundamentales: la persona y el evangelio. Jesús y la persona que vive en una comunidad.  Si separamos la vida, por un lado, y el evangelio, por otro, correrán paralelas, no se encontrarán. La fe será en algo que no aporta mucho a la vida. No digamos si la catequesis es puramente doctrinal.
  •       La relación entre catequesis y sacramento. Hagamos un esfuerzo y pensemos que realmente el sacramento es la meta de la catequesis. Que todo converge ahí. Vale. Pues al menos, “hagamos mistagogia” de los sacramentos. Es decir, antes, después o en la celebración, relacionemos gestos y palabras, los símbolos, con la vida. Porque si no nos quedamos sin catequesis y sin sacramento. ¿Cuánta gente de nuestras celebraciones pude descubrir que en las celebraciones de los sacramentos está celebrando su vida? ¿Alguien puede creer que porque unos novios vengan a un cursillo pre-matrimonial de 5, 7, 10 días ya están preparados para vivir la vida matrimonial por y para la Iglesia? Tenemos dos encuentros/catequesis con los padres como preparación al Bautismo, pero ¿si Cristo estuvo 30 años preparándose en Nazaret? Hasta que punto esto se nos ha metido que ya designamos las catequesis por los sacramentos: 1º de comunión, 2º de comunión…. Pre-confirmación… La misma nomenclatura nos delata.
  •          La catequesis es para todos, no solo para a los niños. Para toda la comunidad. Somos un  poco freudianos. Nos hemos quedado encajados en la infancia, y no acabamos de salir de ella. El sujeto de la catequesis es la Iglesia, toda la Iglesia. El objetivo de la catequesis, de la Iniciación cristiana, es engendrar hijos para la vida en el Espíritu. Suena muy barroco pero la catequesis afecta a la función generadora de la Iglesia.
  •          La relación entre catequesis y vida. He aquí la cuestión que apuntábamos en el apartado anterior. Como no se ve una relación entre catequesis y vida: paso de catequesis, solo es para los niños y las mujeres, ya me las se todas, no tengo nada que aprender. Esta es una de las grandes claves. La catequesis tiene como objetivo desentrañar, descifrar la vida. Cuando se acusa a la catequesis de “adoctrinar” quiero interpretar que se habla de “comer la cabeza” “meter en la cabeza un rollo de una doctrina ya caduca”. Nada más lejos.  La ignorancia nos hace atrevidos y nos hace ponernos a la defensiva. La catequesis es Vivir, conocer a aquel que es la Vida, a una persona, a Jesucristo. Claro que se necesita la fe, como para las grandes e importantes cosas de la vida.  
  •          Como se dice “repensemos la catequesis”. Imaginemos, por un momento, si es que podemos, no es fácil ya advierto, ¿de qué otro modo puede ser la catequesis? ¿Cómo sería la catequesis sin la premura del miedo? Como sería la catequesis sin el ropaje actual al que hemos sometido este proceso de la evangelización?

  •          Y para el final, distingamos catequesis de clase de religión. No es lo mismo. A ningún niño, en la escuela, se pide que confiese que Jesús es Hijo de Dios (En la catequesis sí, aunque…). Pero si podemos pedirle que conozca la maravillosa obra literaria que supone la parábola del hijo pródigo, puede iniciarse en el misterio que supone la vida, puede conocer, y esto es objetivable y evaluable, la persona de un hombre llamado Jesús de Nazaret, y como la persona, el mensaje y la obra de este hombre ha influido en la felicidad de las personas, además de hacerlo en el arte, en la música, en las costumbres. No confundamos. Y esto se lo podemos transmitir a todos los niños, a todos, sean creyentes o no,  musulmanes, agnósticos, y, creyentes y cristianos.

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