En esta ocasión me gustaría comentar algunas ideas sobre los "afectados" por la Celebración del Sacramento.
Primero. La Comunidad parroquial. Somos los primeros afectados. Y desde luego, deseo que el Espíritu nos afecte, nos llegue, nos invada, nos convierta, nos transforme. Basta ya de celebrar sacramentos desde nuestro ateísmo. Entramos ateos, no creemos en lo que celebramos, y salimos ateos. No nos afecta, no tiene que ver con nuestra vida.
Segundo. La Diócesis, la Iglesia. (El orden de los factores no altera el producto). En la mañana de Pentecostés, o en el encuentro del Resucitado con sus discípulos, en aquel cenáculo en el que Jesús el envío el Espíritu, fue para ellos y para todos. El cambio les afectó a ellos y a todos. No fue una cosa particular, privada, intimista. Fue personal y comunitario. Pública y social. Nuestras celebraciones han de tener repercusión social y pública. Los sacramentos están al servicio dela humanidad. Por eso, viene el obispo, don Atilano. Sería bueno que os metierais en la pagina web dela diócesis de Sigüenza Guadalajara y conocieras un poco de su vida.
Tercero. A vosotros chicos/as. No va solo por vosotros, pero también... por vosotros. Y esto lo digo desde el cariño. Más aún, porque me importa el éxito de vuestra vida. No os dejéis deslumbrar por lo espectacular de la celebración. No. La Confirmación no es meta, es inicio. Como todos los sacramentos. Los Sacramentos hacen posible el encuentro con Cristo para que nosotros podamos servir a los demás. ¡Este es el éxito de nuestra vida! El sacramento de la Confirmación no es el "sacramento del adiós", cómo aquel cura que quiso echar a los murciélagos de su iglesia y no lo consiguió hasta que...¡los confirmó!
Dejad que Cristo entre en vuestra motivación y en vuestros deseos. Los adultos no os lo estamos poniendo fácil. Pero vosotros también vais teniendo responsabilidad que es preciso compartir en la Iglesia.
¡Os necesitamos! Así de claro. Nos hacéis falta. Sois importantes. Y ya sé que esto no os lo creéis pero no por eso voy a dejar de decirlo. Y también se que vais a vuestra bola y pasáis de muchas cosas. Pero también, creo que en vosotros y cerca de vosotros hay momentos en los que es preciso echar una mano, servir, descubrir el sentido de tanto sufrimiento. Y para esto necesitamos a Cristo, necesitamos la Eucaristía, ¡que tanto os cuesta descubrir, conocer y amar! y necesitamos el Evangelio.
Cuarto. Los padres, la familia de los chicos. ¿Os afecta todo esto? ¿sí, no, no contesta? Que vuestros hijos se confirmen, que vuestros hermanos se confirmen, ¿os afecta? ¿hasta donde? ¿Os llega hasta las entrañas, que es donde se viven las cosas de verdad? ¿Qué vuestros hijos celebren la presencia del Espíritu en su vida, en esta comunidad, os afecta? ¿Cómo os estáis preparando? "Si, mire usted, ya nos hemos comprado los vestidos, los trajes, vamos a montar una fiesta por todo lo alto... porque mi chico se confirma..." ¿Me lo puede explicar? Yo iba por lo importante: ¿ha aprovechado la ocasión y la oportunidad para descubrir que tal va su vida? ¿ se ha dado cuenta que es una buena ocasión para acompañar a su hijo/a y usted también puede "confirmarse en el Espíritu"? ¿Usted de que fuente bebe: del poder, de la ambición, de la fama, del prestigio, o de la entrega, del servicio? ¿Qué lugar ocupa Dios en su vida? ¿de donde le viene a usted la alegría? Y una pregunta "mu" buena: ¿sabe usted lo que significa la imposición de manos y el oleo, las vestiduras del obispo, y hacer la señal de la cruz en la frente de su hijo? "No me hace falta, yo entiendo de móviles, de futbol, del "sálvame"..." Por cierto, ¿Cuánto tiempo hace que no celebra el perdón y se siente perdonado y aceptado incondicionalmente? ¿Cuánto hace que no se siente en paz o disfruta de un poco de paz y de perdón? Y comulgar: ¿cuanto tiempo hace que no se deja querer por Cristo? ¿porqué no aprovecha y renueva su confianza, y deja atrás las quejas, el miedo, y se acerca a participar de la eucaristía? Le aseguro que la vida le iría bastante mejor, a usted, a todos. También a esta sociedad que presume de la violencia, de la agresividad y de la vaciedad.
Quinto. A los catequistas, a los compañeros de catequesis. A los de Confirmación, a los del Junior, a los de Eucaristía y Despertar, a los Adultos, a los de la LCB, a los grupos de limpieza, a los de Cáritas, al grupo de Familias, al Coro... Para los cristianos no hay vida sino es desde la experiencia de Cristo. Cristo está en el centro de la vida. Y a esto lo llamamos fe. "El Espíritu vendrá sobre ti", le dijo el ángel a María. El Espíritu viene sobre nosotros. Y cuando esto sucede hay vida, hay felicidad, hay plenitud, hay humanidad y, por eso, divinidad inagotable. Celebrar la Confirmación, servir en la parroquia, es responder a la presencia del Espíritu en nosotros. Necesitamos ver las cosas desde Cristo, no solo desde nuestra estrechez mental.
Hay una película que me encanta: La milla verde. Trata de los condenados en el corredor de la muerte en EEUU. Uno de aquellos condenados, un gigantón de color, es condenado a muerte por el supuesto crimen de dos niñas. Pero tiene un don especial: extrae el mal de sus compañeros, a los carceleros. ¿Cómo? Sujeta a la persona, abre la boca, y absorbe el mal, él queda agotado.
Esto es un Confirmado, esto es una parroquia confirmada: la que absorbe el sufrimiento de los otros... aunque ellos queden agotados... como Cristo.
Buena día. !Que Dios os bendiga!
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