martes, 14 de abril de 2015

SEMANA  IIª DEL TIEMPO PASCUAL 
VIERNES


Juan 6,1-15
6 1Después de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 3Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
4Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 5Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman estos? 6 Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. 7Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo. 8Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos? 10Jesús dijo: Decid a la gente que se siente en el suelo.
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. 11Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 12Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda. 13Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 14La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo.

15Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

COMENTARIO
6 1Después de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 3Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
4Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
En Jn 5 Jesús estaba en Jerusalén, ahora está de vuelta en Galilea. Si antes ha dado la fuerza y libertad para levantarse, ponerse en pie y caminar, ahora, ya hay gente que puede caminar, condición indispensable para poder realizar la travesía del éxodo.
Jesús pasa al otro lado del lago de Galilea. Lago o mar, es símbolo del paso del mar Rojo. No se nos dice cómo ha hecho la travesía Jesús ni tampoco como lo ha hecho la gente. Juan nombra este lago/mar con dos nombres dando a entender la procedencia de la gente que sigue a Jesús:
·         Galilea, con este nombre se refiere al pueblo pobre, lejano, despreciado por Jerusalén (cap.5). De los que siguen a Jesús hay judíos descontentos con la situación de injusticia a la que se ven abocados a vivir.
·         Tiberíades, capital de Galilea, ciudad donde vivía el rey Herodes Antipas, había sido fundada por él en honor del emperador Tiberio, de ahí que se llame Tiber-iades. En los que siguen a Jesús, también hay paganos. El éxodo al que invita Jesús está abierto a todos. Los que le siguen son gente débil, oprimida, excluida, necesitada de liberación, buscan una salida a su miseria.  

5Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman estos? 6 Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Jesús ve que se acerca mucha gente, sin duda, en busca de solución o respuesta a la situación de injusticia que está viviendo. La gente le busca, quieren acercarse a él, se sienten atraídos por él. Representan a la gente, de todos los tiempos y lugares, que busca a Jesús, que quiere acercarse a él.

Jesús se dirige a Felipe, pero ¿por qué a Felipe? En Jn 1, 45 aparece este discípulo como invitado por Jesús a seguirle, a su vez Felipe llama a Natanael para que también siga a Jesús. La concepción de Felipe acerca de Jesús, el Mesías, pertenece a la concepción tradicional que esperaba un mesías espectacular, poderoso, era alguien en perfecta continuación con Moisés. Felipe no ha descubierto novedad alguna en Jesús. ¿Se mantiene en la mentalidad judía y tradicional que todo se pude comprar o hay alguna alternativa al sistema del dinero basado en el compartir, en la liberación gratuita y poder romper con el sistema económico que produce tales injusticias?
Jesús se dirige a Felipe con una pregunta que manifiesta la preocupación de Jesús por el alimento de los que están con él, por sí mismos son incapaces de subsistir pero si sienten la necesidad de salir de la opresión.
El pan es símbolo del alimento de la vida, de lo necesario para vivir una vida digna. Si el hombre no puede comprar pan quiere decir que su vida ha dejado de pertenecerle, es de los que tienen el control del sistema económico, de los que tienen el dinero. Jesús no puede aceptar tal estructura.    


7Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.
La respuesta de Felipe da de lleno en la mentalidad opuesta al proyecto de Dios manifestado en Jesucristo, en la economía del dinero no del compartir. Doscientos denarios era el jornal de medio año, un denario al día de jornal, ni siquiera con el dinero les llegaría para darles un poco.

8Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?
Interviene ahora Andrés, otro de los discípulos que son mencionados al comienzo del evangelio (1, 35-51), junto con Felipe, seguidores de Juan Bautista que ante la presencia de Jesús se convierten en sus discípulos. Andrés está dispuesto a compartir, pero la realidad se impone ¿que es esto para tantos?
Destaca la presencia de un muchacho. ¿Quién es? El muchacho está en el mismo monte que Jesús y los discípulos, en la esfera de lo divino. Andrés habla de los panes y los peces como de algo que se puede disponer. El muchacho, pues, es símbolo del grupo de los discípulos en cuantos servidores de la gente, de la multitud. Surge la actitud de servicio de los discípulos, unida a la actitud eucarística de dar gracias.
El número de panes y peces es significativo: 5 panes y 2 peces suman 7, número que indica la totalidad, es decir, compartiendo todo lo que se tiene hay para todos, y, como se verá, sobra; de cebada, que los panes sean de cebada hace referencia al profeta Eliseo (2Re4, 42.44) cuando dio de comer con 20 panes de cebada a 100 personas, son los panes del profeta, del Mesías.
10Jesús dijo: Decid a la gente que se siente en el suelo.
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús no hace caso del pesimismo e impotencia de los discípulos, ordena a sus discípulos para que estos manden a la gente que se siente. Sentarse, recostarse, comer recostado era propio de hombre libres, la libertad es el primer efecto de las palabras y gestos de Jesús. La nueva Pascua, en el nuevo éxodo, no se come de pie ni deprisa como en la antigua alianza; ahora, es una Pascua de hombres pobres, no de esclavos, y no hay que recorrer un largo camino para llegar a la nueva tierra prometida. 
Había mucha hierba, quiere decir que había abundante pasto para las ovejas, abundancia que representa la fecundidad que se esperaba con la venida y presencia del Mesías. Resuena el eco del Salmo 23: El señor es mi pastor, en verdes praderas me hace recostar…  
Eran unos 5000 hombres, 5000 es múltiplo de 50, de 5, son símbolos de la comunidad del Espíritu; este número hace relación a los grupos de profetas, compuestos de 50 hombres adultos, indicando la plenitud humana que produce el Espíritu. Es el Espíritu, el amor de Dios que se ofrece y se recibe con el pan. La comunidad seguidora de Jesús es una comunidad del Espíritu, por tanto, profética, como los panes de cebada.
Lo que en el v.5 era una multitud se han convertido, ahora, en hombres, personas, individuos, independientes y libres, efectos de compartir y servir, de seguir a Jesús. La multitud se convierte en comunidad. 

11Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Es Jesús el que actúa. Jesús toma los panes de la comunidad y hace los siguientes gestos:
·         Da gracias. ¿A quién da gracias? Al Padre Dios.  Dar gracias es reconocer que algo que se posee es don del amor de Dios y alabarlo por ello. Al reconocer que el origen de los panes y de los peces está en Dios, el alimento queda desvinculado de su poseedor humano, para ser de todos, como la creación misma;
·         los distribuye entre todos. El signo que Jesús realiza consiste precisamente en liberar a la creación de la acumulación y ambición egoísta. Cuando el hombre reconoce el amor de Dios que se manifiesta en ella, entonces, se dispone a compartir lo que tiene y manifestar su amor. Cuando se comparte hay para todos, cuando cada uno comparte con los demás hay para todos;
·         Les dio todo lo que quisieron. Se subraya la abundancia que es al mismo tiempo libertad. Jesús cuando satisface la necesidad humana lo hace plenamente.

12Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda.
Todos quedaron satisfechos y aún sobró. Es lo que sucede con el compartir: hay para todos y aún sobra.
La acción de gracias de Jesús al Padre por el alimento crea la abundancia pero no sustituye ni anula la colaboración del ser humano. Al contrario, es imprescindible. Jesús se dirige a los discípulos para que recojan las sobras. Nada se debe perder, hasta las sobras son principio de otras abundancias. El compartir no tienen fin, el compartir las sobras es fuente de satisfacción.

13Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
El evangelista termina el relato con estos detalles: sobraron doce cestos, en alusión a Israel, a las 12 tribus (toda nación); compartiendo se puede satisfacer el hambre de la nación entera, del mundo entero; los panes eran de cebada, insistiendo en esta clase de panes haciendo alusión a Eliseo, como se ha visto ya, pero insistiendo en que lo sucedido no es sólo un signo profético sino mesiánico. Solo lo perciben los discípulos que recogen las sobras.
La señal y signo de Jesús consiste en liberar a la creación de la ambición egoísta que la hace estéril para que se convierta en don de Dios. Compartir es prolongar el amor de Dios hacia todos, multiplicando el acto creador. La señal es signo de los nuevos tiempos, de la presencia y actuación del Espíritu en aquellos que siguen al Mesías.

14La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo.
15Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
La multitud reacciona identificando a Jesús con el profeta anunciado por Moisés en Dt 18,15: Un profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo te suscitará el Señor, tu Dios; a él le escucharéis. La idea que la multitud se hace de Jesús pertenece al Antiguo testamento, no han descubierto el cambio, la novedad del Mesías. En vez de aceptar a Jesús como Mesías que se entrega, pretenden hacerlo rey, siguiendo los registros de su mentalidad y expectativas, piensan que ha llegado el momento de la fuerza, del poder, de la conquista.
Sin embargo, Jesús se retira, se aleja. La multitud no ha entendido nada. Habrá que seguir leyendo en el evangelio de Juan (6, 27ss) para que Jesús comience a explicar el episodio de los panes. Jesús vuelva al monte sólo, sin los discípulos que no entienden y le dejan. Jesús vuelve a la esfera del Padre, del amor fiel. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario