VIERNES
6 1Después
de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2Lo
seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 3Subió
Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
4Estaba
cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 5Jesús entonces levantó
los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: ¿Con qué compraremos
panes para que coman estos? 6 Lo decía para probarlo, pues bien
sabía él lo que iba a hacer. 7Felipe le contestó: Doscientos
denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo. 8Uno
de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9Aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso
para tantos? 10Jesús dijo: Decid a la gente que se siente en el
suelo.
Había mucha
hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. 11Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban
sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 12Cuando se
saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada
se pierda. 13Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos
de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 14La
gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este es verdaderamente
el Profeta que va a venir al mundo.
15Jesús,
sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la
montaña él solo.
COMENTARIO
6 1Después
de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2Lo
seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. 3Subió
Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
4Estaba
cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
En Jn 5 Jesús estaba en
Jerusalén, ahora está de vuelta en Galilea. Si antes ha dado la fuerza y
libertad para levantarse, ponerse en pie y caminar, ahora, ya hay gente que
puede caminar, condición indispensable para poder realizar la travesía del
éxodo.
Jesús pasa al otro lado del
lago de Galilea. Lago o mar, es símbolo del paso del mar Rojo. No se nos dice
cómo ha hecho la travesía Jesús ni tampoco como lo ha hecho la gente. Juan
nombra este lago/mar con dos nombres dando a entender la procedencia de la
gente que sigue a Jesús:
·
Galilea, con este nombre se refiere al pueblo
pobre, lejano, despreciado por Jerusalén (cap.5). De los que siguen a Jesús hay
judíos descontentos con la situación de injusticia a la que se ven abocados a
vivir.
·
Tiberíades, capital de Galilea, ciudad
donde vivía el rey Herodes Antipas, había sido fundada por él en honor del
emperador Tiberio, de ahí que se llame Tiber-iades. En los que siguen a Jesús,
también hay paganos. El éxodo al que invita Jesús está abierto a todos. Los que
le siguen son gente débil, oprimida, excluida, necesitada de liberación, buscan
una salida a su miseria.
5Jesús
entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: ¿Con
qué compraremos panes para que coman estos? 6 Lo decía para probarlo,
pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Jesús ve que se acerca
mucha gente, sin duda, en busca de solución o respuesta a la situación de
injusticia que está viviendo. La gente le busca, quieren acercarse a él, se
sienten atraídos por él. Representan a la gente, de todos los tiempos y
lugares, que busca a Jesús, que quiere acercarse a él.
Jesús se dirige a Felipe, pero ¿por qué a Felipe? En Jn 1,
45 aparece este discípulo como invitado por Jesús a seguirle, a su vez Felipe
llama a Natanael para que también siga a Jesús. La concepción de Felipe acerca
de Jesús, el Mesías, pertenece a la concepción tradicional que esperaba un
mesías espectacular, poderoso, era alguien en perfecta continuación con Moisés.
Felipe no ha descubierto novedad alguna en Jesús. ¿Se mantiene en la mentalidad judía y tradicional que
todo se pude comprar o hay alguna alternativa al sistema del dinero basado en
el compartir, en la liberación gratuita y poder romper con el sistema económico
que produce tales injusticias?
Jesús se dirige a Felipe con una
pregunta que manifiesta la preocupación de Jesús por el alimento de los que
están con él, por sí mismos son incapaces de subsistir pero si sienten la
necesidad de salir de la opresión.
El pan es símbolo del alimento de la vida,
de lo necesario para vivir una vida digna. Si el hombre no puede comprar pan
quiere decir que su vida ha dejado de pertenecerle, es de los que tienen el
control del sistema económico, de los que tienen el dinero. Jesús no puede
aceptar tal estructura.
7Felipe
le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque
un pedazo.
La respuesta de Felipe da
de lleno en la mentalidad opuesta al proyecto de Dios manifestado en
Jesucristo, en la economía del dinero no del compartir. Doscientos denarios era
el jornal de medio año, un denario al día de jornal, ni siquiera con el dinero
les llegaría para darles un poco.
8Uno
de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9Aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso
para tantos?
Interviene ahora Andrés, otro de los
discípulos que son mencionados al comienzo del evangelio (1, 35-51), junto con
Felipe, seguidores de Juan Bautista que ante la presencia de Jesús se
convierten en sus discípulos. Andrés está dispuesto a compartir, pero la
realidad se impone ¿que es esto para tantos?
Destaca la presencia de un muchacho.
¿Quién es? El muchacho está en el mismo monte que Jesús y los discípulos, en la
esfera de lo divino. Andrés habla de los panes y los peces como de algo que se
puede disponer. El muchacho, pues, es símbolo del grupo de los discípulos en
cuantos servidores de la gente, de la multitud. Surge la actitud de servicio de
los discípulos, unida a la actitud eucarística de dar gracias.
El número de panes y peces es
significativo: 5 panes y 2 peces suman 7, número que indica la totalidad, es
decir, compartiendo todo lo que se tiene hay para todos, y, como se verá,
sobra; de cebada, que los panes sean de cebada hace referencia al profeta
Eliseo (2Re4, 42.44) cuando dio de comer con 20 panes de cebada a 100 personas,
son los panes del profeta, del Mesías.
10Jesús
dijo: Decid a la gente que se siente en el suelo.
Había mucha
hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús no hace caso del
pesimismo e impotencia de los discípulos, ordena a sus discípulos para que
estos manden a la gente que se siente. Sentarse, recostarse, comer recostado
era propio de hombre libres, la libertad es el primer efecto de las palabras y gestos
de Jesús. La nueva Pascua, en el nuevo éxodo, no se come de pie ni deprisa como
en la antigua alianza; ahora, es una Pascua de hombres pobres, no de esclavos,
y no hay que recorrer un largo camino para llegar a la nueva tierra prometida.
Había mucha hierba, quiere decir que había abundante
pasto para las ovejas, abundancia que representa la fecundidad que se esperaba
con la venida y presencia del Mesías. Resuena el eco del Salmo 23: El señor es mi pastor, en verdes praderas me
hace recostar…
Eran unos 5000 hombres, 5000 es múltiplo de 50, de 5, son
símbolos de la comunidad del Espíritu; este número hace relación a los grupos
de profetas, compuestos de 50 hombres adultos, indicando la plenitud humana que
produce el Espíritu. Es el Espíritu, el amor de Dios que se ofrece y se recibe
con el pan. La comunidad seguidora de Jesús es una comunidad del Espíritu, por
tanto, profética, como los panes de
cebada.
Lo que en el v.5 era una
multitud se han convertido, ahora, en hombres, personas, individuos, independientes
y libres, efectos de compartir y servir, de seguir a Jesús. La multitud se
convierte en comunidad.
11Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban
sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Es Jesús el que actúa.
Jesús toma los panes de la comunidad y hace los siguientes gestos:
·
Da gracias. ¿A quién da gracias? Al Padre
Dios. Dar gracias es reconocer que algo
que se posee es don del amor de Dios y alabarlo por ello. Al reconocer que el
origen de los panes y de los peces está en Dios, el alimento queda desvinculado
de su poseedor humano, para ser de todos, como la creación misma;
·
los distribuye entre todos. El signo que Jesús realiza consiste
precisamente en liberar a la creación de la acumulación y ambición egoísta.
Cuando el hombre reconoce el amor de Dios que se manifiesta en ella, entonces,
se dispone a compartir lo que tiene y manifestar su amor. Cuando se comparte
hay para todos, cuando cada uno comparte con los demás hay para todos;
·
Les dio todo lo que quisieron. Se subraya la abundancia que es al
mismo tiempo libertad. Jesús cuando satisface la necesidad humana lo hace
plenamente.
12Cuando
se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que
nada se pierda.
Todos quedaron satisfechos
y aún sobró. Es lo que sucede con el compartir: hay para todos y aún sobra.
La acción de gracias de
Jesús al Padre por el alimento crea la abundancia pero no sustituye ni anula la
colaboración del ser humano. Al contrario, es imprescindible. Jesús se dirige a
los discípulos para que recojan las sobras. Nada se debe perder, hasta las
sobras son principio de otras abundancias. El compartir no tienen fin, el
compartir las sobras es fuente de satisfacción.
13Los
recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de
cebada que sobraron a los que habían comido.
El evangelista termina el
relato con estos detalles: sobraron doce
cestos, en alusión a Israel,
a las 12 tribus (toda nación); compartiendo se puede satisfacer el hambre de la
nación entera, del mundo entero; los panes eran de cebada, insistiendo en esta clase de panes haciendo alusión a
Eliseo, como se ha visto ya, pero insistiendo en que lo sucedido no es sólo un
signo profético sino mesiánico. Solo lo perciben los discípulos que recogen las
sobras.
La señal y signo de Jesús consiste en liberar a la creación de la
ambición egoísta que la hace estéril para que se convierta en don de Dios.
Compartir es prolongar el amor de Dios hacia todos, multiplicando el acto
creador. La señal es signo de los nuevos tiempos, de la presencia y actuación
del Espíritu en aquellos que siguen al Mesías.
14La
gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este es verdaderamente
el Profeta que va a venir al mundo.
15Jesús,
sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la
montaña él solo.
La multitud reacciona identificando a Jesús con el profeta
anunciado por Moisés en Dt 18,15: Un
profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo te suscitará el Señor, tu Dios;
a él le escucharéis. La idea que la multitud se hace de Jesús pertenece al
Antiguo testamento, no han descubierto el cambio, la novedad del Mesías. En vez
de aceptar a Jesús como Mesías que se entrega, pretenden hacerlo rey, siguiendo
los registros de su mentalidad y expectativas, piensan que ha llegado el
momento de la fuerza, del poder, de la conquista.
Sin embargo, Jesús se retira, se aleja. La multitud no ha
entendido nada. Habrá que seguir leyendo en el evangelio de Juan (6, 27ss) para
que Jesús comience a explicar el episodio de los panes. Jesús vuelva al monte
sólo, sin los discípulos que no entienden y le dejan. Jesús vuelve a la esfera
del Padre, del amor fiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario