JUEVES
Juan 13,16-20
16En
verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más
que el que lo envía. 17Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si
lo ponéis en práctica. 18No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a
quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: El que compartía mi
pan me ha traicionado. 19Os lo digo ahora, antes de que suceda, para
que cuando suceda creáis que yo soy.
20En
verdad, en verdad os digo: El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el
que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.
COMENTARIO
16En
verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más
que el que lo envía. 17Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si
lo ponéis en práctica.
Jesús
cita un proverbio conocido (No es el siervo, más que su amo, Mt 10,25). No es que llame siervos a los
discípulos, cuando les trata como iguales (Jn 15,13). Usa el refrán para señalar la arrogancia y la
irresponsabilidad que supondría separarse de su ejemplo.
No basta
la aceptación de principio, se requiere la práctica de su mensaje, traduciendo las
actitudes interiores en modos de proceder, si
lo ponéis en práctica. Expresa su palabra en forma de bienaventuranza, dichosos vosotros. En
el
amor está la plenitud de vida. Jesús quiere dejar claro que la felicidad no
puede provenir del poder. No
se es feliz dominando, sino amando; no
siendo superiores, sino iguales.
18No
lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que
cumplirse la Escritura: El que compartía mi pan me ha traicionado. 19Os
lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
20En
verdad, en verdad os digo: El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el
que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.
Jesús hace referencia al traidor (Jn 6,70; 13,11). El evangelista adapta el texto de Sal 41,10. Judas, manteniendo la
apariencia, el que compartía mi pan me ha
traicionado, ha traicionado la amistad. Jesús predice la traición para que, cuando llegue su muerte, sepan que ha sido voluntaria y muestra la calidad de su
mesianismo.
Recibir al enviado, al Mesías, quiere decir
aceptar el mensaje que lleva: hacer posible las condiciones para que el ser
humano viva en la dignidad en la que ha sido creado y en la libertad a la que
es llamado. Sus señas de identidad son el amor y el servicio. El modo de obrar
d elso discípulos hará presente a Jesús y al Padre que lo ha enviado.
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