VIERNES
Juan 14,1-6
14 1No
se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. 2En
la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me
voy a prepararos un lugar. 3Cuando vaya y os prepare un lugar,
volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. 4Y
adonde yo voy, ya sabéis el camino.
5Tomás
le dice: Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? 6Jesús
le responde: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por
mí.
COMENTARIO
14 1No se turbe vuestro corazón,
creed en Dios y creed también en mí.
Hay una cierta inquietud en los discípulos. Están desconcertados por la
salida de Judas (no olvidemos que el relato está encuadrado en los postres de
la última cena), la predicción de las tentaciones de Pedro, la afirmación de
una misteriosa marcha de Jesús… les desconcierta. Jesús les invita a la
confianza:
No se turbe vuestro corazón. Hace referencia a la conmoción de toda la
persona, una verdadera e intensa preocupación. La superación de esa conmoción
solo se supera en la plena adhesión a Jesús y, por él, al Padre.
2En la casa de mi Padre hay
muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar.
3Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo,
para que donde estoy yo estéis también vosotros. 4Y adonde yo voy,
ya sabéis el camino.
La casa es el hogar.
Indica lugar y comunidad de vida. Se trata de intimidad. El Padre va a vivir
con el discípulo que vive el mensaje de Jesús.
Seguir a Jesús tiene como camino y meta formar parte de la familia del
Padre, habitar con el Padre.
Comienza Jesús a descubrir el sentido de su partida, de su regreso. Su
muerte/Resurrección es una ida al Padre. Es una nueva forma de relación con
el Padre que va a culminar en su Resurrección:
gloria de la humanidad de Jesús. Los suyos son
miembros de la familia del Padre, que los acoge en su hogar. Jesús va a
prepararles sitio. El Padre estará con ellos como entre sus hijos.
La expresión moradas hace
referencia a 14,23, y nos quedaremos a
vivir con él, en él. Es la presencia del Padre en Jesús y de Jesús en el
Padre. Jesús vuelve al Padre para procurar a sus discípulos un tipo de comunión
similar a la suya.
Lugar. Evoca el templo que Jesús ha destruido con su
muerte. La persona de Jesús es el verdadero templo. La casa del Padre es Jesús.
¿Dónde encontrarnos con el Padre? En Jesús, es el lugar. El Padre está en
Jesús.
Donde estoy yo. Es nacer del Espíritu que lleva a plenitud
la creación. En Jesús se aprende hasta
dónde puede llegar la acción de Dios en el ser humano y de él se recibe la
capacidad para seguir su camino.
Jesús se marcha con Dios por el amor hasta la muerte. Jesús va a abrir
camino. Se constituye en el único camino hacia el Padre, meta y plenitud del
ser humano y de la humanidad. Jesús entra en un estado definitivo, en la esfera
de lo divino, desde donde sigue actuando. Jesús es el camino. Por la plenitud
del Espíritu que habita en el discípulo, ha de amar hasta el final.
5Tomás
le dice: Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? 6Jesús
le responde: Yo soy el camino y la verdad y la vida.
Los discípulos han de recorrer el mismo camino de Jesús, adoptar las
mismas actitudes de servicio, de entrega. Por eso la intervención de Tomás hace
patente el desconocimiento/ignorancia de la misión e identidad de Jesús. No
entienden que la muerte pueda expresarse como un paso que permita alcanzar una
meta. La muerte es el final del viaje, es la meta. Por eso, no sabe donde se
marcha Jesús.
Jesús es el único camino hacia el Padre.
·
Camino. Es un término relativo, “hace referencia a”, conduce a algún sitio. Es
toda la historia de Jesús, su actividad, su muerte y su Resurrección. Desde su
existencia junto al Padre hasta su vuelta a él. El camino del hombre hacia
Dios, de Dios hacia el hombre pasa inexorablemente por Jesús.
Este término tiene
que ver con el de seguimiento.
Después de la llamada a los discípulos, Jesús se presenta como el lugar de
comunicación con Dios. Jn 8,12: el que me
sigue no camina en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. Yo soy la
luz del mundo. Jesús es el camino de la luz, de la plenitud, de la vida.
·
La verdad. Supone un contenido. Se identifica con la luz de la vida. La verdad
bíblica no es contraria a la griega, pero si diferente. No afecta solo al
entendimiento, sino a organizar y
orientar la vida. Jesús es la
verdad en cuanto se identifica a Dios. Jesús mismo constituye la verdad de
Dios. Quien hace de Jesús su referencia fundamental encuentra vida. El
evangelista Juan nunca define a Dios o a Jesús como la verdad. Para él, solo el
hombre Jesús es la verdad, en cuanto manifiesta la realidad de Dios y la del
hombre. La palabra principal es camino
hacia el Padre. Verdad y vida son
explicación del camino.
·
La Vida. Es el término absoluto, al que hacen referencia camino y verdad. Jesús es la vida porque es el único que la posee
en plenitud y puede comunicarla. Por ser la vida plena: es el único camino.
Solo su muerte y resurrección muestran al ser humano el camino que lo lleva a
realizarse, a la plenitud. Es la verdad total, la plena realidad del hombre y
de Dios.
Vida
se identifica con la paz,
consecuencia de la presencia del Mesías. Es un don que Jesús otorga a los
suyos. En este concepto se encierra la experiencia del Resucitado y del
Espíritu, la experiencia definitiva del ser humano en su encuentro con Dios.
Para descubrir algunas de las características de esta vida hay que acudir a Jn
6, el Buen pastor.
Es la vida en abundancia, la plenitud de
vida, de humanidad por la presencia del Espíritu.
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