LUNES
30 DE ABRIL
Juan
14,11-18
11Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no,
creed a las obras. 12En
verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo
hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre.
13Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. 14Si me pedís algo en mi nombre,
yo lo haré. 15Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. 16Y
yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, 17el
Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo
conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en
vosotros. 18 No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros.
COMENTARIO
Obras, "erga" en
griego, tiene sentido pasivo, las
obras realizadas. Son acciones a favor del ser humano y a, la vez, manifiestan
al Padre. Son obras del Padre por las que se realiza su designio, su proyecto,
su plan: dar vida en abundancia a la humanidad. Estas obras son el testimonio del Padre a favor de su hijo. Por ellas se
llega a la fe en que Jesús es el enviado de Dios/Padre.
No hacer caso a
estas obras como testimonio delata una situación de pecado.
Al consistir estas
obras en acciones que dan al ser humano fuerza/libertad/plenitud de vida quien
conozca al Hijo ha de reconocer la acción el Padre acción en ellas. La acción
de Dios es comunicar vida por amor. Las obras de Jesús son señales, símbolos de lo visible. Por la fe llevan al conocimiento
de la presencia de lo divino, el ámbito del Padre.
Las obras de los discípulos
son las mismas que las de Jesús. Es realizar el plan de Dios/Padre (dar vida,
comunicar el Espíritu) al estilo de Jesús, a través de la adhesión activa y
continúa por la entrega de sí mismo a los demás. La situación de la humanidad
ha de ser un estímulo a realizar las obras de Jesús que manifiestan el amor de
Dios. No se trata de señales portentosas ni espectaculares, sino el trabajo por
la liberación y la vida del ser humano. La comunión entre Jesús y su comunidad
es tan estrecha que de la misma forma que Jesús expresa/simboliza al Padre, la
comunidad debe expresar/simbolizar a él. Desde esa comunión cualquier cosa que
los discípulos pidan al Padre en el nombre de Cristo, él la realizará.
La comunidad de
Jesús tiene que recorrer un camino, en un dinamismo de vida, de progresión. Su
término pude ser el éxito (madurez, el pleno desarrollo de las facultades) o el
fracaso (decadencia, ruina), pero es Jesús quien marca la dirección en la que el
ser humano se realiza, el camino que él ha abierto en dirección a la
solidaridad, a la entrega y al amor creciente. Este es el camino del éxito, de
la vida definitiva. Y al mismo tiempo, Jesús comunica su vida, el Espíritu,
para recorrer ese camino. El Espíritu empuja al ser humano por el camino,
Cristo, hacia la meta, hacia el encuentro final del Padre.
Jesús acompaña
siempre a los suyos en este camino. No es solo individual sino comunitario. La
muerte no interrumpe la relación. Jesús los acompaña. Su amor se asocia al
peregrino.
La obra de Jesús ha sido sólo un
comienzo; el futuro reserva una labor más extensa. El discípulo podrá hacer lo mismo que Jesús e incluso más. Esto confirma que las señales hechas por Jesús no son irrepetibles por extraordinarias; su carácter principal es ser
símbolos de la actividad que libera al
hombre, ofreciéndole vida. Con estas palabras da ánimo a
los discípulos para el futuro trabajo; la tarea liberadora puede ir adelante.
Los discípulos no están solos en su trabajo ni en su camino, Jesús seguirá actuando con ellos. A
través de él, el amor del Padre, su
gloria, seguirá manifestándose en la ayuda a los discípulos para la misión.
La oración de la comunidad expresa su vinculación a Jesús.
Se realiza desde la realidad de la unión
con él, pidiendo fuerza para realizar su obra.
Si me
amáis, guardaréis mis mandamientos. El amor de Jesús es
condición para vivir según sus mandamientos.
La relación de Jesús y sus discípulos se manifiesta en la adhesión personal a
Jesús que culmina en el amor. Se trata de una relación de amor. Y como en toda
relación, se derivan unos mandamientos: surgen de la fuerza interior del
Espíritu. Son superación de los de la ley antigua. No se enumeran ni se
formulan, son la respuesta del amor del hombre a cada circunstancia. Son
traducción del único mandamiento, Jn 13,34: os
doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; igual que yo os he amado,
también vosotros amaos unos a otros. No se trata de prescripciones morales.
Mejor que mandamientos habría que traducirlo por “mis palabras”. La palabra se
refiere a toda la actividad reveladora. Juan continúa en la tradición bíblica
en la que ley es ante todo revelación/manifestación de Dios que conduce a la
vida.
Jesús ejercer una
función de mediador ante el Padre para la comunicación del Espíritu a los
suyos. El verbo está en futuro, pediré.
La comunidad recibe el Espíritu solamente a través de Jesús.
El término Paráclito quiere decir defensor,
valedor, el que ayuda en cualquier
circunstancia. En concreto, en la comunidad de Jesús tienen un doble papel:
dentro de la comunidad, mantiene vivo e interpreta el mensaje de Jesús;
respecto al mundo (orden del mundo), da seguridad a los discípulos y es el guía
interpretando los acontecimientos. Otro
Paráclito: mientras Jesús ha
estado con los discípulos, les ha enseñado y protegido, les ha acompañado.
Desde ahora será el Espíritu el que enseñe y proteja, por eso el v. 18.
Ese Paráclito es el Espíritu de la verdad. Él es la verdad, yo soy la Verdad y la comunica. Esta verdad pone en conexión con la
vida, con el amor, con la libertad, pues la
verdad hace libres. Es la Verdad sobre Dios, pues manifiesta el amor de
Dios; y es la verdad sobre el hombre, pues revela la plenitud del ser humano,
le hace posible conocer la salvación que Dios quiere para él.
Pero el mundo no puede recibirlo. Porque el
mundo es el orden injusto, es lo contrario a Dios. Promueve la muerte, la injustica,
la marginación. No pude reconocer ni aceptar el Espíritu de la verdad pues la
mentira/muerte es incompatible con la vida.
Los discípulos
tienen la experiencia del Espíritu, tienen la presencia de Jesús, en quien
habita el Padre. Y esa experiencia será mayor con el Espíritu que Jesús les
promete.
No os dejaré
huérfanos, volveré a vosotros. Huérfanos. Este término tiene connotaciones con el AT. El huérfano está bajo el
poder de los poderosos, sobre el que se comete las mayores injusticias, no
pertenece a nadie, está indefenso. Jesús no los deja indefensos ni huérfanos a
pesar de la ausencia de su presencia física. Su ausencia no es definitiva. Es
Presencia no física. Es Presencia espiritual, solo se descubre desde los “ojos
de la fe”. El orden injusto no lo
puede reconocer, no cree, vive en las
tinieblas, no acepta la luz.
La muerte no pude
con la Vida, la falsedad con la Verdad, las tiniebla con la Luz. Más allá de la
muerte Jesús vive. Las palabras de Jesús
se refieren al día en que, aunque Jesús desaparezca físicamente, se hará
presente en la comunidad. El Espíritu que procede del Padre y que Jesús
comunica a los discípulos, le da a conocer que Él y el Padre que son uno.
Se constituye así
una forma de vida donde el centro es el amor: la comunidad identificada con
Jesús y a través de él con el Padre. En ella y a través de ella se ejerce la
acción salvadora de Dios en la humanidad.
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