SÁBADO 5 DE MAYO
Juan
15,18-21
18Si el
mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. 19Si
fuerais del mundo, el mundo os amar como cosa suya, pero como no sois del
mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os
odia. 20Recordad lo que os dije: No es el siervo más que su amo. Si
a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi
palabra, también guardan la vuestra. 21Y todo eso lo harán con
vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
COMENTARIO
El mundo, designa el sistema basado en el poder y en la
opresión. En el evangelio se identifica con la institución religiosa, que tenía
su centro en Jerusalén. Dentro de la perspectiva de la misión de Jesús, con
esta expresión se incluye a todo sistema
injusto.
El odio
del que habla Jesús es el que siente hacia la
luz que lo denuncia por actuar en contra de la persona. Precisamente, el mundo odia a Jesús por la denuncia que hace de su modo de obrar (Jn 7,7). El
favor o la desgracia ante el mundo
dependen de la aceptación o no de sus valores. El mundo exige que los individuos se integren en él, acomodándose a
sus principios y no haciendo caso de su injusticia.
Al optar por Jesús, los discípulos han roto con el mundo, y la elección o acogida de Jesús los ha sacado de él. Éste es el éxodo al que Jesús invita: el paso de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida. Por eso el mundo día a los discípulos como odia a Jesús.
Jesús repite la primera
parte del proverbio que había citado con ocasión del lavado de los pies (Jn 13,16). La persecución es la consecuencia inevitable de poner la vida
al servicio de los otros. La actitud de los partidarios del mundo ante Jesús y los suyos es la sospecha. Mejor que guardar
la palabra es traducirlo por sospechar. El mensaje que propone una alternativa los irrita y los
alarma, temen perder sus adeptos.
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