JUEVES, 10 DE MAYO
Juan
16,16-20
16Dentro
de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver.
17Comentaron
entonces algunos discípulos: ¿Qué significa eso de dentro de poco ya no me
veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver, y eso de me voy al Padre?
18Y se
preguntaban: ¿Qué significa ese poco? No entendemos lo que dice.
19Comprendió
Jesús que querían preguntarle y les dijo: ¿Estáis discutiendo de eso que os he
dicho: Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de poco me volveréis a ver? 20En
verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el
mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en alegría.
COMENTARIO
Jesús recoge la frase pronunciada en Jn 14,19,
donde se afirmaba que, aunque el mundo
dejara de verlo, los discípulos sí lo verían. Se refería a la experiencia interior de los suyos, por la comunión de vida que iban a tener con él.
Ahora, en cambio, trata Jesús de la comunidad en cuanto insertada en la
historia y, ocasionalmente, a la persecución. Experimentará momentos de cercanía y de lejanía de Jesús, de los que serán prototipo la ausencia
causada por su muerte, ya no me veréis, y
de su presencia resucitada, me volveréis a ver.
El comentario de algunos discípulos revela que no
han entendido lo que significa la ausencia de Jesús, su marcha con el Padre. No
comprenden que esta ausencia es la garantía de de su futura presencia. Se
subraya mucho el desconcierto, porque la frase se repite prácticamente cuatro
veces (vv. 16.17. 18.19). Siguen
pensando, como Tomás, que la muerte es el final de todo.
La insistencia en el dentro de poco y la
imagen sucesiva de la mujer que da a luz
colocan las palabras de Jesús sobre el trasfondo de Is 26,14-21; 26,20s: Anda, pueblo mío... escóndete un breve
instante mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir de su morada.
Jesús repite su frase textualmente, como para inculcarla bien a los suyos. El intervalo entre ya no me veréis y me volveréis a ver supone una ausencia de Jesús, pero han de convencerse de que su desaparición es momentánea, de que pronto volverán a verlo.
Para describir el dolor de los discípulos y la violencia de la prueba usa Jesús los dos verbos clásicos para expresar el luto por un muerto: lloraréis y os lamentaréis. Marca así el contraste con el mundo» y, con ello, el espectáculo que se ofrece a la vista de todos: el triunfo del mundo sobre él y
los discípulos.
Como en todo este capítulo, Jesús se refiere en primer lugar a su propia muerte, pero esta será el paradigma de las pruebas que habrá de sufrir la comunidad. Inmediatamente, sin embargo, anuncia el cambio de
situación, vuestra tristeza se convertirá en alegría, gracias a su nueva presencia.
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