domingo, 6 de mayo de 2018

SEMANA VI DE PASCUA

MIÉRCOLES, 9 DE MAYO


Juan 16,12-15
12Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; 13cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. 14Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. 15Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.

COMENTARIO
El mensaje de Jesús tiene consecuencias que los discípulos aun no sacan y horizontes que no pueden vislumbrar. Todavía no saben cómo va a morir Jesús ni comprenden el sentido último de su muerte. Tampoco perciben los efectos que tendrá en la forma de contemplar e interpretar la realidad. 

Hay mucho terreno inexplorado en la verdad de Jesús, y sólo irá siendo conocido a medida que la vida coloque a la comunidad ante nuevos hechos o circunstancias. El Espíritu de la verdad será el guía. No transmitirá una doctrina suya propia: él será la voz de Jesús, y en la verdad de Jesús les irá descubriendo a los discípulos posibilidades antes inadvertidas.
Al mismo tiempo, interpretará los acontecimientos de la historia como dialéctica entre el mundo y el proyecto de Dios. Así irá guiando a los discípulos en su actividad en favor del hombre. Para acertar en lo que conviene, los discípulos han de estar atentos, por una parte, a lo que va ocurriendo en la sociedad y, por otra, a la voz del Espíritu que lo interpreta.

Para descubrir a los discípulos el significado de los acontecimientos históricos, el Espíritu manifestará la gloria de Jesús, es decir, pondrá en evidencia el amor que inspiró su vida y culminó en su muerte; porque sólo a través del amor se puede conocer el ser del hombre, interpretar sus acciones y poner las bases de la sociedad humana.

Jesús posee en común con el Padre, en primer lugar, la gloria-amor que le ha comunicado, la plenitud del Espíritu. No ha de concebirse como posesión estática, sino como relación dinámica de Jesús con el Padre, relación incesante y mutua, que hace de los dos uno e identifica su actividad. Jesús realiza así las obras del Padre, su designio creador.
El criterio, por tanto, para interpretar los acontecimientos se concreta en su carácter favorable o desfavorable para la realización del ser humano, pues tal es el designio del Padre y la expresión de su amor.

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