LUNES, 7 DE MAYO
Juan
15,26-16,4a
26Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre,
el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; 27
y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis
conmigo.
16 1 Os he
hablado de esto, para que no os escandalicéis. 2 Os excomulgarán de
la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé
muerte pensará que da culto a Dios. 3Y esto lo harán porque no han
conocido ni al Padre ni a mí.
4Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os
acordéis de que yo os lo había dicho. No os dije estas cosas desde el principio
porque estaba con vosotros.
COMENTARIO
Jesús ha hablado a los discípulos de la misión a la
que deben entregarse y de la persecución contra ellos por parte del mundo injusto. Ahora va a señalarles la tarea, sin disimular
sus dificultades, y la ayuda de que van a
gozar.
Antes ha prometido Jesús a los discípulos la
permanencia en ellos del Espíritu de la verdad (14,17), que los hará penetrar y
profundizar en su mensaje. Ahora les anuncia la actividad del Espíritu respecto
a la misión: él dará testimonio en favor
de Jesús, condenado por el mundo.
Dará ese testimonio dentro de la comunidad,
asegurándola de la verdad de su mensaje y actuación. Se trata del testimonio profético, que sostiene al
grupo cristiano, confirmando su experiencia interior, y consolida su ruptura
con el mundo. El testimonio de los
discípulos ante el mundo, también vosotros, continúa el del Espíritu en
la comunidad; lo darán, renovando en cada época la obra de Jesús.
Estar con Jesús desde el principio, requisito para dar testimonio en cualquier época, significa aceptar como
norma toda la vida de Jesús, sin separar al Jesús resucitado del Jesús
terrestre. Considerar solamente al Jesús glorioso es una tentación
espiritualista que lleva a prescindir del compromiso.
Jesús previene a los discípulos, para evitar su deserción en el futuro. Podría parecerles inexplicable verse combatidos por las instituciones religiosas. Por eso Jesús les anuncia que serán marginados por los que se llaman representantes de Dios e intérpretes de su voluntad. Estos no sólo marginarán a los discípulos, sino que llegarán
a darles muerte, y esto como un acto de culto. Su
dios es la muerte, son homicidas por esencia. Los máximos representantes de la institución religiosa judía han decretado ya la muerte de Jesús (11,53) y la de
la comunidad, representada por
Lázaro (12,10). Jesús libera a los discípulos del respeto a las instituciones
religiosas.
Por parte de los adversarios, llenan el nombre de Dios con
la proyección de sus propias ambiciones
y violencia, que despliegan su capacidad destructora. De ahí el dios homicida (8,44). El mundo religioso se opondrá a los discípulos porque no va a tolerar su testimonio sobre Jesús, mostrando con ello la
falsedad de su pretendido dios y el fraude del culto oficial (2,15;8,20).
Este mundo injusto tendrá su hora, la de su triunfo aparente. Será la hora del odio mortal, en oposición a la hora de Jesús, expresión suprema del amor. No deberá ser una sorpresa para los discípulos. La institución religiosa los condenará en nombre de su dios, como condenó a Jesús mismo.
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