domingo, 6 de mayo de 2018

SEMANA VI DE PASCUA

LUNES, 7 DE MAYO


Juan 15,26-16,4a
26Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; 27 y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
16 1 Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. 2 Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. 3Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
4Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho. No os dije estas cosas desde el principio porque estaba con vosotros.

COMENTARIO
Jesús ha hablado a los discípulos de la misión a la que deben entregarse y de la persecución contra ellos por parte del mundo injusto. Ahora va a señalarles la tarea, sin disimular sus dificultades, y la ayuda de que van a gozar.

Antes ha prometido Jesús a los discípulos la permanencia en ellos del Espíritu de la verdad (14,17), que los hará penetrar y profundizar en su mensaje. Ahora les anuncia la actividad del Espíritu respecto a la misión: él dará testimonio en favor de Jesús, condenado por el mundo.
Dará ese testimonio dentro de la comunidad, asegurándola de la verdad de su mensaje y actuación. Se trata del testimonio profético, que sostiene al grupo cristiano, confirmando su experiencia interior, y consolida su ruptura con el mundo. El testimonio de los discípulos ante el mundo, también vosotros, continúa el del Espíritu en la comunidad; lo darán, renovando en cada época la obra de Jesús.

Estar con Jesús desde el principio, requisito para dar testimonio en cualquier época, significa aceptar como norma toda la vida de Jesús, sin separar al Jesús resucitado del Jesús terrestre. Considerar solamente al Jesús glorioso es una tentación espiritualista que lleva a prescindir del compromiso.

Jesús previene a los discípulos, para evitar su deserción en el futuro. Podría parecerles inexplicable verse combatidos por las instituciones religiosas. Por eso Jesús les anuncia que serán marginados por los que se llaman representantes de Dios e intérpretes de su voluntad. Estos no sólo marginarán a los discípulos, sino que llegarán a darles muerte, y esto como un acto de culto. Su dios es la muerte, son homicidas por esencia. Los máximos representantes de la institución religiosa judía han decretado ya la muerte de Jesús (11,53) y la de la comunidad, representada por Lázaro (12,10). Jesús libera a los discípulos del respeto a las instituciones religiosas.

Por parte de los adversarios, llenan el nombre de Dios con la proyección de sus propias ambiciones
y violencia, que despliegan su capacidad destructora. De ahí el dios homicida (8,44). El mundo religioso se opondrá a los discípulos porque no va a tolerar su testimonio sobre Jesús, mostrando con ello la falsedad de su pretendido dios y el fraude del culto oficial (2,15;8,20).

Este mundo injusto tendrá su hora, la de su triunfo aparente. Será la hora del odio mortal, en oposición a la hora de Jesús, expresión suprema del amor. No deberá ser una sorpresa para los dispulos. La institución religiosa los condenará en nombre de su dios, como condenó a Jesús mismo.

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