SÁBADO, 2 DE MARZO
Marcos 10,13-16
13Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los
discípulos les regañaban. 14Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son
como ellos es el Reino de Dios. 15En verdad os digo que quien no
reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16Y
tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
COMENTARIO
13Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los
discípulos les regañaban.
Niños, como
en Mc 9,36 se refiere a los nuevos seguidores de Jesús, no procedentes del
judaísmo, que aceptan plenamente su mensaje. Los discípulos quieren impedir
que se acerquen a Jesús y les amenazan como si tuviesen un mal espíritu.
Aparece de nuevo la tensión entre los dos grupos: discípulos provenientes del
judaísmo y discípulos no judíos.
14Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: Dejad que los
niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el
Reino de Dios.
Jesús se enfada.
Su prohibición: no se lo impidáis, relaciona este relato con la del
exorcista (Mc 9,39), figura de un seguidor no israelita. Tienen derecho al contacto
con Jesús porque, gracias a su opción, Dios reina sobre ellos. De los
que son como ellos, es decir, de los que se hacen últimos de todos y servidores de todos.
15En verdad os digo que quien no reciba el Reino de Dios
como un niño, no entrará en él.
Jesús termina con un dicho solemne, en verdad os digo: La actitud de estos
seguidores es la necesaria para entrar en el Reino, cuya primicia es la
comunidad cristiana. Para ellos, el Reino ya no está cerca. Su opción por Jesús
ha colmado la distancia que lo separaba y entran en él. Son modelo de
aceptación/acogida del reinado de Dios.
16Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las
manos.
Como hizo Jesús antes con un niño/siervo
en Mc 9,36, también aquí abraza a estos, mostrándoles su identificación
y afecto. Hay relación entre abrazar
y ser hermano, hermana y madre» de Jesús
(Mc 3,35). Al gesto del abrazo se une la bendición
de Jesús, la abundante comunicación de vida a los que han producido, y la imposición de manos, la presencia del Espíritu en los que sirven.
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