domingo, 10 de marzo de 2019

CUARESMA. 1º SEMANA

MIÉRCOLES, 13 DE MARZO


Lucas 11,29-32
29Estaba la gente apiñándose alrededor de Él y se puso a decirles: Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. 30Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. 32Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

COMENTARIO
Hambrientos de signos espectaculares externos, esta generación sigue ciega ante el signo único y fundamental: el Hijo del hombre, su palabra, su entrega. Es un aviso para todas las generaciones, para el lector de cada tiempo, invitándonos a no caer en la misma ceguera de aquella generación buscadora de signos espectaculares.
Comienza haciendo mención de la gente apiñándose (un verbo raro que solo aparece aquí) para decirnos que es “toda la gente”, es toda una generación de la que aquí se habla. La palabra llega a todos, el atractivo que la palabra ejerce es evidente, luego habrá que profundizar y purificar. Esta generación es mala/perversa, no es el sentido moral, sino en el de carencia doctrinal, le falta conversión, dejarse obrar por el Espíritu de Dios que expulsa a los espíritus mudos y hace que triunfe la palabra.

¿Cuál es ese signo? Respecto a Jonás: a través de la entrega total y de la muerte viene la salvación y la vida. Como Jonás estuvo tres días en el vientre de la ballena, Jesús va  a estar tres días en el seno de la tierra. Luego el primer signo es la muerte y resurrección de Jesús, es decir, la Eucaristía.
Respecto a los ninivitas: la sola palabra. Los dos únicos signos son el mismo y simbólicamente se dan en Jesús/Jonás. Los ninivitas se convirtieron por la sola predicación de Jonás. No hubo más signos. El único signo es Jesús: su palabra y su vida entrega y resucitada.

Tanto la Reina del Sur como los ninivitas del norte, ambos paganos, aceptaron la palabra del enviado, que siempre es menos que la palabra en sí misma. Jesús evoca que la resistencia de los de dentro, a veces, es mayor que los de fuera.
Israel pensaba que iba a juzgar al resto de las naciones al final de los tiempos. Sin embargo, ahora se dice:
·         El pueblo elegido si no acepta la palabra y la vida de Jesús, será juzgado por las naciones. ¿Cuáles? Por las naciones peores: los considerados enemigos, como eran los ninivitas (habían deportado al pueblo y destruido el templo) y por una mujer, que a su vez se convierten en el verdadero pueblo por aceptar la palabra y convertirse.
·         No hay mayor desgracia que vivir deseando ver un signo  y a la vez  no saber ver el signo único que constantemente está delante. Es preciso cambiar la mirada para poder ver el signo que ilumina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario