domingo, 10 de marzo de 2019

Resultado de imagen de TRANSFIGURACION FANOCUARESMA. 

SEGUNDO DOMINGO



Lucas 9,28b-36

28En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. 29Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. 30De repente dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, 31que aparecieron con gloria; hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
32Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
33Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -Maestro, ¡qué hermoso es estar aquí! Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 34No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. 35Una voz desde la nube decía: -Este es mi Hijo, el escogido; escuchadle.
36Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.



ESCUCHAR A JESÚS
Camino de Jerusalén, donde a Jesús le van a matar en una cruz, le van a traicionar, le van a juzgar injustamente… y va a resucitar, Jesús tiene una experiencia que llamamos transfiguración.

Todo lo que se nos narra en el relato de este domingo, como siempre es simbólico, y es preciso descifrar los símbolos. (Esto es como un móvil: hay que pinchar en los iconos y eso te lleva a una función, y esta a otra, y a otra…).
Como decía, camino de Jerusalén, Jesús tiene esta experiencia en la cual llama la atención de que Jesús se “transforma” hablando con Elías y Moisés (las principales figuras del Antiguo Testamento), todo se viste de blanco… Es una experiencia que anticipa a Jesús de que no todo va a acabar en la  muerte en la cruz, sino en la Resurrección.

Jesús necesita experimentar que la bondad y el amor del Dios al que él llama “Padre” son más fuertes que la muerte, el fracaso, la frustración, el abandono, la traición… que Jesús va a experimentar en sus últimos días.

¿Y los discípulos que lo acompañaban? Pedro, Santiago y Juan no se enteran de casi nada. Solo asisten a aquella experiencia sorprendidos. Pero hay que decir que aunque no entendían mucho nunca abandonan a Jesús.
En medio de aquella experiencia, se oye una voz, que dice: Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo. Si recuerdas son palabras parecidas a alas del Bautismo: este es mi hijo, el preferido. Pero ahora se añade: escuchadlo. Es decir, Jesús es más importante que Moisés y Elías, fundamentos del pueblo judío. Ahora se trata de escuchar a Jesús y principalmente, solo a él.

Jesús necesita escuchar que él es el Hijo amado y querido por Dios, por el Padre. Necesita escuchar que haga lo que haga, el Padre siempre va a estar con él. Nunca estará solo. El Padre lo ha acompañado siempre y cuando lleguen los días de la pasión, Jesús seguirá siendo el Hijo amado por el Padre.

A su vez, los discípulos necesitan descubrir que tienen que escuchar a Jesús. Moisés y Elías son el pasado. Dios ha hablado definitivamente en Jesucristo. Solo a él hay que escucharle.
Y a nosotros se nos invita a escuchar solo a Jesús. En nuestra vida escucharemos mil voces: compra esto… viste así… habla de esta manera… demuestra lo que vales…  Pero lo que se nos propone en este relato es escuchar solo a Jesús. Y escuchamos a Jesús, principalmente, en el Evangelio. Por eso, solo el conocer, amar y vivir según el evangelio de Jesús es tan importante para los cristianos. No se puede ser cristiano sin vivir los valores del evangelio.

¿Quién nos entiende mejor que Jesús? ¿Quién nos escucha y nos comprende mejor que Jesús? ¿Quién nos acepta incondicionalmente como Jesús? ¿Quién nos ama con un amor sincero como el Padre? ¿Quién como  Jesús quiere que seamos y vivamos felices?

No hay comentarios:

Publicar un comentario