LUNES, 18 DE MARZO
Lucas 6,36-38
36Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso;
37no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados; 38 dad, y se os dará: os
verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida
con que midiereis se os medirá a vosotros.
COMENTARIO
En el contexto del Sermón de la llanura (Lc 6,17-26: Bienaventuranzas; vv.27-35:
segunda parte. Es preciso que los que siguen a Jesús luchen contra la opresión
y los opresores pero sin odiarlos, sino amando y perdonando). Ahora estos
versículos corroboran y amplían el mensaje: todo aquel que ha hecho opción por
el Reino se convierte en hijo. Y si son
hijos han de parecerse al Padre, a vuestro
Padre.
Jesús exhorta a vivir como hijos a través de
cuatro imperativos:
·
No juzguéis. El que juzga quiere
decir que no ha renunciado a la opción de condenar.
·
No condenéis. Es paralelo al
anterior. Se trata de liberarse de toda negatividad y parecerse a Dios que es
lo positivo, el amor. Precisamente, Dios no juzga ni condena. Jesús acaba de
exponer el camino de la dicha, de la felicidad y se ha lamentado por aquellos
que han elegido el camino de la desdicha. Es el ser quien libremente elige su
juicio y su condena.
·
Perdonad. Es el distintivo de
Dios y del discípulo.
·
Dad. El ideal de la vida
es vivirla como entrega.
La medida que uséis (la del juicio/condena o
la del perdón/dando) es la que os medirá. Cada uno será medido con su metro.
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