MIÉRCOLES, 3 DE ABRIL
uan 5,17-30
17Jesús
les dijo: Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo. 18Por eso los
judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino
también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
19Jesús
tomó la palabra y les dijo: En verdad, en verdad os digo: El Hijo no puede
hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este,
eso mismo hace también el Hijo, 20pues el Padre ama al Hijo y le
muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro
asombro. 21Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da
vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. 22Porque el
Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, 23para
que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no
honra al Padre que lo envió.
24En
verdad, en verdad os digo: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió
posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte
a la vida.
25En
verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos
oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. 26Porque,
igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener
vida en sí mismo. 27Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el
Hijo del hombre. 28No os sorprenda esto, porque viene la hora en que
los que están en el sepulcro oirán su voz: 29los que hayan hecho el
bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una
resurrección de juicio.
30Yo no
puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo,
porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
COMENTARIO
El relato nos pone enfrente el bien del
hombre frente a una doctrina religiosa que prescinde de este bien. Jesús
declara: una doctrina, por muy religiosa que sea, si prescinde del bien del ser
humano, no viene de Dios, y las obligaciones que impone tampoco.
Por su parte, a las autoridades no les basta
con la represión, deciden eliminarlo. Si además se hace igual a Dios, se está
proclamando su único representante, y eso supone la ruina de la institución.
Jesús describe su identidad en acción entre
él y el Padre tomando pie de un hecho de experiencia: el del padre que enseña
su oficio a un hijo. Jesús identifica su actividad con la del Padre, es la
misma acción creadora aprendida de él.
Jesús determina la norma de conducta dad al
hombre por Dios. Jesús es el único interprete de la voluntad de Dios, no la ley
ni el precepto del sábado. Su obra es la de Dios: completar la creación, dar
plenitud de vida.
Hay a continuación tres “en verdad os digo”.
Lo que bien a continuación es de extrema importancia.
Jesús expone algunos aspectos de la actividad
aprendida de su Padre:
·
Común
con el padre es dar vida, suprimir toda clase de miseria y muerte.
·
A
los que quiere: no expresa discriminación. Dios en Jesús ofrece su vida a
todos, sino que es expresión de su absoluta libertad al obrar.
·
El
evangelista no espera un juicio más allá de la historia. El juicio se está
celebrando ya y la sentencia se la da el hombre mismo. El código al que hay que
apelar ese Jesús. Dios no juzga a nadie. Su voluntad está expresada en Jesús.
El que escucha a Jesús y cree en el Padre
tiene ya, ahora, una vida de tal calidad que es definitiva. Pertenece al
estadio de la creación terminada. La sentencia no le afecta.
Ha
pasado
quiere decir que ha hecho el éxodo. Ha adquirido la plenitud.
Toda esa vida en plenitud comienza a ser
realidad. Los que bien como muertos oirán la voz, como el paralítico, y los que
oigan vivirán. Los que murieron y están en el sepulcro serán juzgados por la
misma norma: su conducta para con el hombre. Si han favorecido y buscado su
vida plena y la de los demás. Es la opción a favor o en contra de la vida la
que juzga al hombre, no la ley.
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