domingo, 17 de marzo de 2019

TIEMPO DE CUARESMA. 2ª SEMANA

MIÉRCOLES, 20 DE MARZO


Mateo 20,17-28
17Mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: 18Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte 19y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.
20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición. 21El le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22Pero Jesús replicó: No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? Contestaron: Podemos. 23Él les dijo: Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre. 24Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. 25Y llamándolos, Jesús les dijo: Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. 26No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, 27 y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. 28Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.

COMENTARIO
La subida a Jerusalén comienza en Jericó cuando los peregrinos volvían a cruzar de nuevo el Jordán. Nadie de fuera del grupo se les va a cercar, excepto la madre de los Zebedeos. Jesús, en la intimidad del grupo, vuelve a reafirmar la actitud vital del discípulo: servir. Solo a través del servicio manifestado en la entrega total se llega a ser grande. Comprender esto es dejar de ser ciego y comenzar a ver.

Con la mención de Jerusalén, Jesús anuncia el tercero y definitivo anuncio de la pasión. Ninguno de los tres es repetición:
·         El Primer anuncio (Mt 16,21-23): Habla Jesús. Insiste en su destino personal. Los personajes y lugares eran todos muy concretos. Está centrado en la entrega concreta de Jesús: 21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.

·         Segundo anuncio (Mt 17,22-23). Jesús aparece como el Hijo del hombre, expresión en la que entramos todos. Él es el hombre pleno que marca el camino. No hay lugares concretos. Los que se entregan son los hombres en general. Se refería a la entrega de Jesús ya al nuestra. 22Mientras recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, 23lo matarán, pero resucitará al tercer día. Ellos se pusieron muy tristes.
En este tercer anuncio, comienza con la mención a los Doce, al nuevo pueblo. La mención del hijo del Hombre nos vuelve a meter a todos. Pero todo, se menciona los dirigentes del pueblo que lo entregan en manos de los paganos. Jesús quiere anunciarles a sus discípulos de lo que va suceder cuando lleguen a Jerusalén y tenga lugar los conflictos. Los enemigos mortales del hombre son los jefes religiosos y los doctores del templo.
Subir a Jerusalén equivale a subir al templo. Jesús sube a enfrentarse a la institución que en nombre de Dios impide la plenitud del Hombre.

Al final del anuncio de Jesús de su muerte y Resurrección, estos versículos ponen de manifestó la incomprensión de los discípulos sobre el mesianismo de Jesús. Siguen pensando que Jesús es el Mesías triunfal, sus ideas siguen siendo de poder: ser el mayor, el primero, el de la derecha y el de la izquierda.
Aunque es la madre la que se acerca, son los Zebedeos. Hay una alternancia de plural y singular: ¿que deseas? A continuación todo es plural. Esto nos indica el concepto del mesianismo que existía en el ambiente judío.

La respuesta de Jesús no se ha esperar. No han entendido nada, no sabéis lo que pedís. Lo propio de Jesús es pasar por una prueba dolora de entrega total, esto es lo que quiere decir beber el cáliz. (El cáliz aparece en Getsemaní, Mt 26,39, y en el Cenáculo símbolo de la entrega y del servicio total, Mt 26,27). Los Zebedeos están dispuestos a todo con tal de ser los primeros… en asumir el poder.
Jesús les asegura que pasaran por su prueba, como seguidores suyos, pero el puesto no depende de él, sino del Padre. Es el Padre quien puede apreciar que hijos han vivido la filiación de un modo más pleno. Somos nosotros los que nos vamos definiendo. Al final, el Padre ratificará nuestro grado e intensidad de la entrega.

Por enésima vez, Jesús vuelve a recordar cuál es la actitud a seguir en medio de una comunidad de hermanos: el servicio, no el poder.
Jesús comienza haciendo mención a la fuerte reacción de los otros diez. Los discípulos si no se rigen por la entrega y el servicio sino por el poder, acabarán en división.
Una cosa es el concepto de jefe y de poderoso, que habitualmente se tiene, y otra cosas es el concepto de jefe que él propone para su comunidad. Y esto no es otro que la entrega total y el servicio.
No se pude seguir manteniendo la concepción mesiánica en la que ellos creen. La grandeza y la primacía vienen del servicio, no del poder. Aquella persona que se parezca más al de Jesús, es el que está más cerca del rey y ocupa el primer puesto en la comunidad.
Llegar a ser el Hijo del Hombre, el hombre pleno, se consigue no por someter a otros, sino como servicio y por la entrega:
·         Servir y dar su vida: no se refiere a dos cosas separadas. Indica como el servicio se lleva a efecto. Sería mejor traducir por “servir dando vida”.
·         En rescate: como liberación. La entrega de Jesús es un servicio liberador. Nos abre el camino para completar nuestra creación y ser plenamente hombres.

·         Por muchos: quiere decir “por todos”.

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