lunes, 22 de abril de 2019

SEMANA I DE PASCUA


Mateo 28,8-15
8Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con miedo y gran alegría corrieron a llevar la noticia a los discípulos.
9De pronto Jesús salió a su encuentro y las saludó.  Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y lo adoraron.
10Jesús les dijo: No tengáis miedo; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.
11Mientras ellas se iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad y contaron a los sumos sacerdotes todo lo que había ocurrido.
12Estos se reunieron con los ancianos y acordaron en consejo dar bastante dinero a los soldados,13advirtiéndoles: Decid que sus discípulos fueron de noche y lo robaron mientras dormíais.14Y si eso llega por casualidad a oídos del gobernador, nosotros le convenceremos y conseguiremos que no os castigue.
15Ellos tomaron el dinero e hicieron como les habían dicho. Y este rumor se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy.

COMENTARIO
Ellas se van a toda prisa y cumple todo menos lo del temor (con miedo y con gozo). A fin de cuentas, han tenido una experiencia de resurrección pero todavía no han visto, no han experimentado al Resucitado. Cuando hagan la experiencia completa (vv.9-10), cuando experimenten la presencia del resucitado que les dice de nuevo no temáis, es cuando superarán todo temor.

Es nuestra vida misma, creemos, tenemos razones y argumentos e intuiciones que nos llenan de gozo, pero el temor sigue agazapado allí en el fondo. Buena señal es que haya entrado el gozo, pero el destierro total del temor solo llega cuando uno realmente hace y tiene experiencia, encuentro personal con el Resucitado.

Apenas, las mujeres se ponen en marcha en la dirección correcta, dejando atrás el sepulcro y sus ideas de Jesús-crucificado-muerto, en ese instante, en esto, de pronto, se encuentran con Jesús que las saluda y ellas no necesitan nada más.
Cuando se corre en la dirección correcta necesariamente se encuentra al Resucitado y con su palabra creadora y viva, no se necesita preguntar nada porque se le reconoce al instante.

El gesto de abrazar los pies tiene un sentido nupcial (Cfr. Rut 33,7). Estas mujeres representan la comunidad que sale al encuentro del Señor-Esposo, que viene triunfante de la muerte y quieren desposarse con él, seguir el camino que siguieron esos pies.

Y le adoraron. Las mujeres reconocen al resucitado como Señor, como Hijo de Dios, como modelo a seguir.

Jesús les vuelve a repetir el mismo mensaje que el ángel del Señor. Realmente el ángel del señor y el Resucitado son la misma realidad. Lo que se nos narra en estos dos encuentros es el progresivo conocimiento que los discípulos tienen del Resucitado:
-          en un 1º momento, lo tienen delante pero no lo reconocen (en Jn piensan que es el hortelano, aquí el ángel del Señor);
-          en un 2º momento lo reconocen a penas se vuelven y comienzan a recorrer en la dirección contraria al sepulcro (en Jn cuando María se vuelve por 2ª vez).
No porque Cristo haya resucitado todo queda claro y todo el camino allanado. 

Los mismos que estuvieron contra él y su mensaje, van a estar ahora en contra de sus seguidores y su mensaje.
Ellos no han visto ni han experimentado nada. Durante la experiencia de resurrección han estado como muertos, no han oído nada, el ángel no se ha dirigido a ellos, no han sido invitados a ver porque no estaban predispuestos, no han experimentado nada de la resurrección, y la prueba es que no les ha nacido el gozo, sino que ha aumentado su temor y temblor.

¿Qué es lo que comunican si ellos no han visto nada? ¿Qué es lo que han visto? Ellos lo único que han visto y oído es la transformación que la experiencia del Resucitado ha originado en los discípulos.
Ellos eran los centinelas para el Resucitado no saliese de la tumba, por eso ahora van a decir que no saben cómo ha salido pero está en la boca y en el corazón de sus seguidores. Los habían mandado vigilar y tener encerrado algo que es imposible de retener. No hay puerta ni piedra, por grande que sea, capaz de retener la fuerza de la vida o taponar el corazón del ser humano para que no le entren experiencias de resurrección.

Se reúne de nuevo el Consejo, es el poder reunido para intentar contrarrestar la fuerza que puede acabar con él, la liberación del miedo, que se obtiene y se logra cuando uno cree en que no hay muerte, cuando uno cree en la resurrección.
Y el poder, como siempre, recurre a sus métodos: el dinero, una buena suma. Para acabar con Jesús, con 30 monedas de plata tuvieron suficiente; para acabar con el Resucitado y con la experiencia de la resurrección, no hay suma de dinero suficiente por grande que sea.

Los guardias aceptan el dinero como antes lo hizo Judas. Todo sigue siendo una lucha de intereses y una sucesión de trapos sucios: vosotros mentís, nosotros os apoyamos; si el gobernador se entera no os preocupéis, es del poder, también es vulnerable, Sin ir más lejos, hace 3 días pronunció una sentencia contra un inocente presionado por nosotros.
Insiste Mateo en el poder corruptor del dinero, que es el arma esencial del poderoso y del opresor. Con el dinero se apoderaron de Jesús, con dinero quieren, ahora, impedir la fe en él.

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