LUNES, 8 DE ABRIL
Juan 8,1-11
8 1Por su
parte, Jesús se retiró al monte de los Olivos. 2Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose,
les enseñaba. 3Los escribas y los fariseos le traen una mujer
sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, 4le dijeron:
Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5La
ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices? 6Le
preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose,
escribía con el dedo en el suelo.
7Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra. 8E
inclinándose otra vez, siguió escribiendo. 9 Ellos, al oírlo, se
fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo
Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. 10Jesús se
incorporó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha
condenado? 11Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús dijo: Tampoco yo
te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
COMENTARIO
El evangelio de hoy,
de Juan, es un texto ligeramente complicado. Veamos algunos elementos aislados
antes de introducirnos en lo fundamental.
Para comenzar, el
texto no se encontraba originalmente en el Evangelio de Juan, sino que circuló
"aislado".
De hecho el
vocabulario, el estilo y algunos temas no son propios de Juan, y son más
semejantes a Lucas. No es improbable que -para que no se perdiera- haya
terminado donde ahora lo tenemos por la idea del juicio, de que Jesús no vino a
condenar (desarrollado en Jn 7-8). Es posible que el texto no fuera incorporado
en los primeros tiempos y anduviera errante debido a una posición muy rígida de
la Iglesia frente al adulterio (ver 1 Cor 6,9s; Heb 13,4; 2 Pe 2,14; Mt 19,19 y
Lc 16,18) que aquí parece mitigado. Jesús es dador de perdón gratuito de parte
de Dios.
Al recibir un texto
aislado, hay muchas cosas que nos quedan "en el aire" y no las
comprendemos ni tenemos forma de descubrirlas, por ejemplo:
-
¿dónde
está el amante con el que fue "sorprendida" la mujer?;
-
¿dónde
está el marido?;
-
todo
parece indicar que la mujer era casada, pero puede haber sido
"comprometida";
-
¿cuál
es la "trampa" que le ponen a Jesús?;
-
¿por
qué llevan la mujer a Jesús (no es una discusión de escuelas lo que se plantea,
como otras veces)?;
-
¿qué
escribe o que significa que Jesús escriba en tierra?;
-
¿Jesús
debe intervenir en la sanción o esta ya fue decidida por el Sanedrín?;
-
¿el
marido -en connivencia con escribas y fariseos- prepara una trampa a la mujer?;
-
¿Jesús
rechaza que alguien pueda ser juez de otro por el hecho de ser aquel un
pecador?;
-
¿la
lectura es simbólica, legendaria o histórica?
-
¿los
judíos podían aplicar pena de muerte?...
Las preguntas podrían
multiplicarse, pero muchas respuestas sólo quedan en el terreno de las
hipótesis.
Como no conocemos el
contexto de este relato, que es añadido al Evangelio, no sabemos las razones
por las cuales a Jesús quieren "ponerle una trampa". Pero dada la
semejanza con los acontecimientos del final de la vida de Jesús, según nos
cuentan los Sinópticos, podemos pensar que el drama ya se ha desencadenado y se
pretende por todos los medios encontrar argumentos para un juicio que ya está
decidido.
El relato comienza en
7,53, donde "cada uno va a su casa y Jesús -como es claro en Lc 21,37- va
al Monte de los Olivos. La presencia en el Templo es coherente con los últimos
días de Jesús (Lc 21,1.37; 22,1.53), y va al amanecer (ver Lc 21,38).
La mujer que le es
presentada es una mujer casada o comprometida ya que no se consideraba
adulterio que un casado fuera con una mujer soltera; la mujer es propiedad del
esposo, pero el esposo puede moverse con libertad.
Una duda es si era
casada o "comprometida" ya que la Mishna establece estrangulamiento
para la casada adúltera y apedreamiento para la comprometida; pero no parece
que las leyes de la Mishna se aplicaran ya en el NT, sino más tarde. La ley
habla de apedrear (Lv 20,10 no aclara el tipo de muerte; Dt 22,21 manda
apedrear a la comprometida; pero por Ez 16,38-40 sabemos que se aplicaba la
lapidación).
La trampa podría ser,
si Jesús dijera que debe ser apedreada, estaría violando una prohibición
romana, si dijera que no, violaría un mandato de la ley de Moisés. Sin embargo,
es más probable que la trampa fuera: o no es obediente a la ley, o no es tan
misericordioso como dice. El esquema, de todos modos, es semejante al de la
moneda del impuesto al César (Mc 12,13-17b).
A Jesús no van a
buscarlo porque confíen en su buen criterio o porque reconozcan autoridad a su
palabra, o porque él pueda decidir la suerte de la mujer. En realidad, en este
drama ni Jesús ni la mujer son importantes. Ambos son rechazados por los escribas
y fariseos. Jesús, porque buscan atraparlo, la mujer porque es una simple
excusa para ese objetivo. Por eso, porque su palabra en realidad no importa,
Jesús se inclina para escribir en tierra, manifiesta su desinterés por la
cuestión, como ellos también la manifiestan.
La envidia, la
ambición, la falta de solidaridad, la injusticia, la soberbia, y tantos otros,
parecen no existir en la "lista". El sexo es "el" pecado.
Esa es, también, la actitud de los acusadores de la mujer: fue descubierta en
pleno pecado, ¡debe ser apedreada! "-Muy bien, el que no tenga pecado,
tire la primera piedra". Y, casualmente, los primeros en retirarse son los
ancianos, los que ya no tienen "ese" pecado. Muchos pecados hay, no
uno, pero nosotros juzgamos, ¡y hasta condenamos!
La pregunta por la
escritura a Jesús es complicada.
Lo más simple es
pensar que su actitud es de desentenderse de una trampa que quieren aplicarle,
pero algunos -es la lectura más común dentro de las diversas lecturas
simbólicas- creen que Jesús escribe el texto de Jer 17,13: Esperanza de Israel, Yavé: todos los que te abandonan serán
avergonzados, y los que se apartan de ti, en la tierra serán escritos, por
haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yavé.
Otros piensan que la
insistencia en inclinar (vv. 6.8) e incorporarse (vv. 7.10) alude
simbólicamente a Jesús que se inclina hacia nuestra naturaleza caída por el
pecado para levantarnos, pero no parece que se haga referencia a eso, además se
inclina para escribir, no sobre la mujer.
Muchas de estas lecturas,
por ingeniosas, olvidan que Jesús escribe dos veces, por lo que difícilmente se
aluda a un texto particular.
Personalmente nos
parece que un signo de no querer inmiscuirse en una trampa, con una ligera
desatención es la lectura más simple.
Cuando alguien es
acusado a muerte, los testigos son responsables de la primera piedra, con lo
que quedan comprometidos con esa muerte (Lev 24,10-16;: Dt 17,2-7); es una
nueva manera de garantizar que el testimonio sea verdadero y no cargar con una
sangre inocente en la espalda cuyo clamor sería escuchado por Dios...
La frase el que no tenga pecados... se puede
prestar a malos entendidos, como por ejemplo rechazar cualquier capacidad
judicial, o ser libertinos con cualquier tipo de pecados.
Hay que notar que,
sea cual fuera la situación, la mujer no está allí porque preocupe su pecado,
sino que ella es una excusa para poner una trampa a Jesús. La mujer no
interesa.
Una vez que Jesús se
queda a solas con la mujer, ahora sí se dedica a ella; hasta ahora Jesús estaba
cara a cara con los acusadores. Que la mujer es culpable no cabe duda, y no es
tema en cuestión. Jesús mismo sabe que ha pecado y la invita a no repetir el
pecado. Pero Jesús, frente a la mujer, no toca el tema de su culpa o no, sino
de la acusación, suyo sentido ha caído al no quedar nadie que la sostenga.
La ausencia de
acusadores hace que se levante la sesión, Jesús no la condena, pero invita a la
mujer a que no vuelva a pecar. La
mujer estaba preparada -al menos narrativamente- para la muerte, pero Jesús la
despide viva.
Propiamente, Jesús no
la perdona, pero no la condena, que es lo que estaba en juego en el relato, él
vino a salvar, no a condenar. Es notable cómo Jesús encarna la actitud de
rechazo al pecado y amor al pecador. Esto fue magistralmente expresado por
Agustín que dice, cuando quedan solos Jesús y la mujer: sólo quedaron dos, la miserable y la misericordia.
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