VIGILIA PASCUAL
Lucas 24,1-12
24
1 El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al
sepulcro llevando los aromas que habían preparado. 2 Encontraron
corrida la piedra del sepulcro. 3 Y, entrando, no encontraron el
cuerpo del Señor Jesús. 4Mientras estaban desconcertadas por esto,
se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes.
5Ellas quedaron despavoridas y con
las caras mirando al suelo y ellos les dijeron:
¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive? 6 No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando
todavía en Galilea, 7 cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que
ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado y al tercer día
resucitar.
8Y recordaron sus palabras.
9Habiendo vuelto del sepulcro,
anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. 10Eran María la
Magdalena, Juana y María, la de Santiago. También las demás, que estaban con
ellas, contaban esto mismo a los apóstoles. 11Ellos lo tomaron por
un delirio y no las creyeron. 12
Pedro,
sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, ve solo los
lienzos. Y se volvió a su casa, admirándose de lo sucedido.
EL
RESUCITADO ES EL CRUCIFICADO
Llegamos al momento más importante,
crucial, de este triduo santo. Es la Vigilia Pascual. Celebrar que Cristo ha
resucitado. Sin la Resurrección de Jesús nada de lo celebrado el Jueves y el
Viernes tendría sentido. Si existe la fe cristiana, si existen los cristianos,
es porque existe la fe en la Resurrección.
¿Que puede suponer esto para
nuestra vida?
-
Lo primero de todo es que Dios, tan callado en la pasión y muerte,
ha hablado. ¿Cómo? Resucitando a Jesús. La muerte –como vemos en el dibujo- ha
sido vencida. El que ha Resucitado es el
Crucificado. No hay Resurrección si antes no hay muerte en la que se
entrega la vida por los demás. Luego, vivir al estilo de Jesús merece la pena,
tiene sentido, es fuente de felicidad.
-
Segundo: El centro de la fe cristiana es creer en Cristo
Resucitado. Y creer quiere decir confiar
en la bondad de Dios que es más fuerte que nuestra muerte, que nuestra
cruz, que nuestro pecado. No se trata de ideas, sino de confiar, que es una
actitud más profunda que todas nuestras ideas.
-
Tercero: resucitar no es volver a esta vida. Tampoco es la
reencarnación. Resucitar es “entrar a vivir la vida definitiva en Dios”. Es
“vivir en Dios”. No sabemos el cómo. Solo tenemos el testimonio de Jesús, ¡que
no es poco!
-
Cuarto: no es fácil hablar de la Resurrección, pues es un hecho
que nos trasciende. Por eso es bueno utilizar imágenes que nos ayuden a comprender este hecho. A mí una de las
que más me gusta es la del gusano que se transforma
en mariposa. ¿Quién iba a decir que una preciosa mariposa proviene de un
repugnante gusano? Pero antes de llegar a mariposa hay que morir a la vida de
gusano.
-
Quinto: Para encontrarse con Jesús resucitado es preciso hacer el propio recorrido, como las mujeres
fueron aquella mañana y tuvieron una experiencia llena de vida. Nadie puede
creer por nosotros.
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Sexto: para encontrarnos con Jesús resucitado se precisa recorrer el evangelio y dejar que Jesús
Vivo nos provoque, nos cuestione, nos inquiete. Se precisa entrar en el
Evangelio, leerlo, meditarlo, orarlo. Y como una fina lluvia dejar empaparnos
por su palabra hasta que algún día, en algún momento, en alguna ocasión, tengamos la experiencia de que Jesús está
vivo.
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Séptimo: Descubrir y trabajar cada día para que en nuestra vida y
en la vida de los que nos rodean, con los que convivimos, la vida sea más
digna, más humana, más respetada. Seamos
más sensibles al don de la vida. No nos acostumbremos a vivir. Descubramos
la belleza de la vida. Seamos agradecidos por el don de la vida y pongamos al
servicio de los demás para que también puedan gustar y disfrutar de esta vida.
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