martes, 25 de junio de 2019

SEMANA XII

MARTES, 25 DE JUNIO



Mateo 7.6.12-14
6No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros. 12Así, pues, todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas.
13Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. 14¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.

COMENTARIO
 6No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Junto a esta actitud está la de la prudencia y el discernimiento. No es excluir a nadie del amor, ver en el ser humano un hermano, y esto no llevará a la ceguera. Es preferible ser prudente y discernir. No todo se puede comunicar a cualquiera.
Las comparaciones nos pueden parecer fuertes y brutales. El perro y el cerdo son los animales impuros por excelencia. Figuran aquí representando a los que no son limpios/puros de corazón, a los que por buscar su propio interés cometen la injusticia contra el prójimo. Más que llamar perro o cerdo a nadie juega con el concepto, con lo que simbolizaban en aquella cultura. Frente lo más depreciable aparece lo más valioso y lo más sublime:
·         Las perlas (el Reino es comparado con una perla preciosa, Mt 13,45-46).
·         Lo santo, es decir, lo perteneciente a Dios, la ofrenda sacrificial, la carne del sacrificio.
·         La ofrenda de ti mismo no la puedes dar al que no la conoce, ni la valora, ni la aprecia, ni la entiende. Lo mismo pasa con las perlas del Reino.
Es necesario, que en las relaciones con los demás exista el discernimiento y la prudencia:
·         El Reino/las perlas pueden acabar pisoteadas por los cerdos (los que solo miran su interés);
·         el ofrecimiento personal (tu carne, lo santo) puede acabar destrozado por cualquier perro vagabundo. En aquel pueblo judío el perro no es un animal doméstico.

12Así, pues, todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas.
13Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. 14¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Este texto empieza con la llamada regla de oro. Es la conclusión de todas las enseñanzas y al mismo tiempo insiste en la acción (hagan...haced). Esta regla de oro no es propia del cristianismo, tiene validez y vigencia universal, está recogida en todas las religiones y culturas del mundo.
¿Qué sentido tiene esta regla universal?
·         No habla de un egoísmo ingenuo. Lo que motiva mi acción es lo que quiero recibir de los demás.
·         Tampoco se trata de una ley del talión que se resuelve contra el semejante.

San Mateo nos remite al principio del Sermón del Monte donde Jesús declara con su vida y su enseñanza la plenitud de la ley y de los profetas. Todo lo dicho en el Monte eran ejemplos concretos de perfección que deben situarse en un horizonte que abarque toda la vida entera. Los dichos del Monte eran ejemplos concretos que luego el ser humano debe ampliar a todas las facetas de la vida. Es el hombre el que tiene que inventar el sermón del monte en su vida concreta a la luz del amor.

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