MIÉRCOLES, 26 DE JUNIO
Mateo 7,15-20
(Se han añadido algunos versículos…
porque así tiene más sentido)
13Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la
puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por
ellos. 14¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que
lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Jesús
habla del camino que conduce a la vida.
Dicho
camino es placentero, da más placer profundo ser buena persona y estar lleno de
buenos sentimientos que vivir de manera hipócrita. La puerta que lleva a la
vida no puede ser estrecha ni pequeña.
·
El término usado
para hablar de puerta hace referencia
a la puerta de una ciudad o del templo.
·
El término para
hablar de camino angosto no quiere decir estrecho, sino que expresa la
gran avenida porque vivimos tan llena de gente, hay tanta aglomeración, que el
avance se hace difícil, y más cuando se va en sentido contrario al de la gente.
El
camino y la puerta no son estrechos. Lo que lo hace dificultoso es la
mentalidad de este mundo, que deslumbrado por lo aparente y por los valores de
este mundo, ambición/poder/prestigio, no la ve e intenta impedir que se acceda
a ella.
Las
dos imágenes son complementarias: recorremos el camino que lleva a la puerta de
la vida. Ser cristiano no es cruzar un umbral, sino elegir cada día un camino
que bien elegido lleva al final a la puerta de la vida.
15Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel
de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? 17Así,
todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. 18Un
árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. 19El
árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. 20 Es decir,
que por sus frutos los conoceréis.
En
el camino hacia la puerta de la Vida hay mucho disfraz: que no engañen con el
disfraz de las palabras, el criterio son las obras.
Para
Jesús, las obras brotan espontáneamente de la realidad interior de las
personas. Las obras delatan el interior de las personas. Lo que cuenta es la
realidad de la conducta. No es a base de obrar bien como uno acaba siendo
bueno, sino que a consecuencia de que es bueno, obra bien. No hay vida interior
independientemente de lo externo: las obras delatan lo que son las personas. En
la actitud con el medio, esta es una máxima a guardarse de tanta falsedad.
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