martes, 25 de junio de 2019

SEMANA XII

MIÉRCOLES, 26 DE JUNIO


Mateo 7,15-20
 (Se han añadido algunos versículos… porque así tiene más sentido)

13Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. 14¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Jesús habla del camino que conduce a la vida.
Dicho camino es placentero, da más placer profundo ser buena persona y estar lleno de buenos sentimientos que vivir de manera hipócrita. La puerta que lleva a la vida no puede ser estrecha ni pequeña.
·         El término usado para hablar de puerta hace referencia a la puerta de una ciudad o del templo.
·         El término para hablar de camino angosto  no quiere decir estrecho, sino que expresa la gran avenida porque vivimos tan llena de gente, hay tanta aglomeración, que el avance se hace difícil, y más cuando se va en sentido contrario al de la gente.
El camino y la puerta no son estrechos. Lo que lo hace dificultoso es la mentalidad de este mundo, que deslumbrado por lo aparente y por los valores de este mundo, ambición/poder/prestigio, no la ve e intenta impedir que se acceda a ella.
Las dos imágenes son complementarias: recorremos el camino que lleva a la puerta de la vida. Ser cristiano no es cruzar un umbral, sino elegir cada día un camino que bien elegido lleva al final a la puerta de la vida.

15Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? 17Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. 18Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. 19El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. 20 Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

En el camino hacia la puerta de la Vida hay mucho disfraz: que no engañen con el disfraz de las palabras, el criterio son las obras.

Para Jesús, las obras brotan espontáneamente de la realidad interior de las personas. Las obras delatan el interior de las personas. Lo que cuenta es la realidad de la conducta. No es a base de obrar bien como uno acaba siendo bueno, sino que a consecuencia de que es bueno, obra bien. No hay vida interior independientemente de lo externo: las obras delatan lo que son las personas. En la actitud con el medio, esta es una máxima a guardarse de tanta falsedad. 

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