LUNES, 10 DE JUNIO
Mateo 5,1-12
5 1Al ver Jesús el gentío, subió al monte,
se sentó y se acercaron sus discípulos; 2 y, abriendo su boca, les
enseñaba diciendo:
3Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de
ellos es el Reino de los cielos.
4Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
tierra.
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la
justicia, porque ellos quedarán saciados.
7Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios.
9Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque
ellos serán llamados hijos de Dios.
10Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
11Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os
persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
12Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será
grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a vosotros.
COMENTARIO
5 1Al ver Jesús el gentío, subió al monte,
se sentó y se acercaron sus discípulos; 2 y, abriendo su boca, les
enseñaba diciendo:
La
reacción de Jesús ante la multitud no es de rechazo, sino que va a anunciar la
Buena Noticia. Veamos tres gestos que nos indican la importancia del momento:
·
Subió al monte. Simboliza el lugar de Dios, la esfera divina. Jesús como un nuevo
Moisés sube al monte para proclamar la Nueva y definitiva Alianza que va a dar
origen al Nuevo Pueblo. Su esfera divina
es su morada estable.
·
Y se le acercaron sus discípulos. Los que han escuchado la llamada, le han seguido,
entran en la esfera divina, participan de la plenitud del Espíritu que hace
posible la nueva y definitiva humanidad. Las cosas han cambiado: ya no es solo
Moisés el que sube a la montaña para encontrase con Dios, con el Absolutamente
trascendente. Ahora, es el Mesías, acompañado de los que escuchan su voz y le
siguen, los que entran y participan de esa esfera divina. Es el Mesías, es
Dios-con-nosotros, el pleno hombre porque tienen la plenitud del Espíritu el
que establece la Nueva Alianza, esta es
mi sangre de la nueva alianza. Ya no
hay distancia entre Dios y los hombres, el camino de acceso a la esfera de lo
divino es la humanidad de Jesús, no hay nada que se interponga para acceder y
hacer posible el Reinado de Dios en la humanidad.
·
Y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo. Lo que va a decir es de suma importancia. Enseñar no
es informar. Es algo es más. Es dar a conocer algo que no conoces y que lo
tienes que aplicar en tu vida. Lo que Jesús enseña y propone es un estilo de
vida radicalmente nuevo, una nueva manera de pensar que provoca una nueva
manera de actuar.
3 Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de
ellos es el Reino de los cielos.
Veamos cada uno de los elementos:
·
Dichosos,
bienaventurados, felices. Cuando Dios reina sobre los seres humanos se produce
la felicidad. Estos que eligen ser pobres no van a carecer de lo necesario ni
van a tener que someterse a otros para obtener su sustento. Se trata de una pobreza que consiste en
renunciar a acumular y a retener bienes, a considerar los bienes como algo
exclusivamente propio. Estos pobres siempre estarán dispuestos a compartir lo
que tienen.
·
Los pobres.
Es decir, dichosos/felices los que ponen su esperanza en Dios por no encontrar apoyo
en la justicia de la sociedad. Jesús invita a elegir la condición de pobre
poniéndose en manos de Dios, confiando en Dios. No se pude servir a dos señores a Dios y al dinero (Mt 6,24). El dinero implica y simboliza rango
social, fama, prestigio y olvido de los que sufren. Solamente los que han roto
con el ídolo del dinero entran en el Reino de Dios Esta opción por la pobreza
es la puerta de entrada en el Reino y la que incorpora al nuevo pueblo de Dios.
·
De espíritu.
Significa la fuerza y la actividad vital, la decisión. Por tanto, la felicidad
de esta primera Bienaventuranza la podemos formular así: “dichosos los que
deciden y eligen ser pobres, en el sentido de no poner su confianza en el
dinero. Dichosos para quienes el dinero no es el valor absoluto, en
contraposición a los pobres por necesidad. Y dichoso quien elige ser pobre,
renunciando a acumular riquezas, y con
ello al rango, al dominio, al poder, al control, excluyendo de su vida la
posibilidad de la injusticia,
·
de ellos es el Reino de los cielos. Estos tienen a Dios por rey, suyo es el Reinado de
Dios. Sobre ellos ejerce Dios su Reinado, sobre ellos actúa Dios como Rey.
Se trata de una opción que se tiene que hacer para
entrar en el Reinado de Dios. Es la puerta de entrada. Una opción que hace cada
uno, porque la opción es personal. Y esa opción es contra la riqueza como
valor. Siendo esta la primera Bienaventuranza y siendo el código de la Nueva
Alianza, está en paralelo con el de la Antigua Alianza, cuyo primer mandamiento
decía: No tendrás otro dios junto a mí.
Yo soy el Señor tu Dios, y amarás al Señor tu Dios con todo tu ser (Éx
20,3-5). Amar significa ser fiel. Y aquí dice que ese dios, frente al Dios
verdadero, es el dinero. Hay que optar contra el dios falso por el Dios
verdadero. Se trata de renunciar a la idolatría como consecuencia de acoger la
manifestación de la fidelidad al verdadero Dios. El verdadero Dios es el Padre,
el que quiere ser Padre de todos los hombres y quiere comunicar a todos vida y
felicidad, el que quiere suprimir toda injusticia.
Con esta opción, el hombre personalmente se libera
de toda complicidad con la injusticia del mundo, que nace siempre de la
acumulación del dinero, que es lo que produce el prestigio social, la
diferencia de clases, el poder o dominio de unos sobre otros. Y el dominio
basado en el temor. Si uno depende de otra persona para comer, tiene que
someterse, tiene que decir "sí" a todo. En el dinero están los tres
falsos valores: el dinero, el prestigio y el poder. El que renuncia al dinero,
renuncia a los tres, que son los falsos valores de la sociedad, los que crean
injusticia e infelicidad en el mundo.
La
opción propuesta por la primera Bienaventuranza lleva a su perfección la metanoia o conversión propuesta por
Jesús. Quien elige ser pobre
renunciando a acaparar riquezas, y con ello al rango y al dominio, excluye de
su vida toda posibilidad de injusticia.
4Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
tierra.
¿Quién
son los mansos? Los que sufren. Pero, ¿de qué sufrimiento se trata? Habría que
terminar o completar la expresión diciendo “dichosos los que sufren opresión”.
Esta
bienaventuranza está tomada del Sal 37. Hay que ver este Salmo para ver qué
significa. La palabra del Sal 37, en hebreo, es la misma que pobres, pero el griego le ha dado el
sentido que se deduce del contexto. Y es sobre los que carecen de independencia
y libertad, los que están sometidos a otros. El Salmo trata de eso.
Heredaran la tierra. Jesús no promete la posesión de una tierra como
patrimonio familiar, sino la universalidad de la tierra como símbolo de
libertad, de la independencia de la tierra como plenitud del ser humano. O sea,
los que estaban sometidos van a encontrar su libertad y su independencia. Es
una manera de acabar con la injusticia que causa opresión y sometimiento.
Toda
esta heredad es efecto progresivo de
la historia del mensaje del Evangelio. O debe serlo porque, hasta ahora,
tampoco se ha visto nunca. Difícilmente se han visto comunidades cristianas al
estilo de la primera bienaventuranza.
Esta Bienaventuranza y las que siguen están en
futuro, mientras la primera está en presente. La primera
constituye la comunidad cristiana, que es el Reinado de Dios, el lugar donde
Dios Reina y, una vez que existe esa comunidad cristiana, empieza el proceso
liberador de la Humanidad, que es de lo que se trata. La liberación es hacer
que la gente pase de un estado negativo, de opresión, de falta de libertad, de
injusticia, a un estado positivo donde exista la libertad, la autonomía, la
justicia, el amor, la solidaridad. Lo que está diciendo el evangelista es: el
hecho de que empiece a existir, por opción, la primera Bienaventuranza permitirá
que la gente pueda encontrar el lugar donde habite la justicia.
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
Los
que lloran
o "los que sufren" es una
expresión tomada del capítulo 61 del profeta Isaías. En ese pasaje de Isaías
viene una admirable frase, que se repite en otros evangelios: El Espíritu de
Dios está sobre mí. He venido a consolar a los que sufren (2ª Bienaventuranza), he venido a
anunciar la Buena Noticia a los pobres (1ª bienaventuranza).
Se
trata de los que sufren opresión, de los cautivos, de los que viven bajo las
opresiones más duras como la marginación, el rechazo, el desprecio o el
exterminio. Es un dolor profundo que no puede menos de manifestarse al
exterior. Son las víctimas de una opresión tan dura que no pueden contener su
dolor. Son los que viven pobres como consecuencia de la codicia de los demás
(de los malvados). Han perdido su independencia económica (tierra, terreno…) y
su libertad. Han de vivir sometidos a los poderosos que los han despojado. Su
situación es tal que no pueden ni siquiera expresar su protesta.
El
consuelo será el fin de la
opresión. Al formarse la comunidad
cristiana, se crea el espacio donde se puede vivir sin opresión y en libertad.
Esto está al alcance de todo el que quiera entrar en la comunidad. Los que
están oprimidos, los que sufren ese dolor, pueden encontrar ahí su consuelo.
6Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
El
hambre y la sed indican el anhelo, el
deseo de algo indispensable para la vida. La
justicia es al hombre tan necesaria como la comida y la bebida. Sin justicia el ser humano se encuentra en un
estado de muerte. Sin justicia, el hombre no puede vivir o malvive. La vida en
la injusticia es de muertos en vida. Lo mismo que el que no tiene que comer y
no tiene que beber se muere, el que no tiene justicia es un muerto en vida. Esa
es una vida que no es digna de vivirse.
Esta
justicia es entre hombre y hombre.
Justicia supone igualdad, dignidad, ser tratado como persona. Supone libertad,
autonomía, derecho a decidir por uno mismo. En fin, todo lo que constituye una
persona humana. Se trata de verse libres de la opresión, gozar de una vida
digna, gozar de la libertad.
Jesús
promete que ese anhelo va a ser saciado,
es decir, que en la sociedad humana según el proyecto divino, no quedará rastro
de injusticia.
7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia.
Otros
autores prefieren traducir por los que
prestan ayuda (J. Mateos), porque no se trata de un mero sentimiento, sino
de una ayuda. Como aquellas "obras de misericordia corporales", en
las que decíamos: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir
a desnudo, etc. Son obras de misericordia. Esa es la Bienaventuranza. Por lo
tanto, se trata de prestar ayuda: Dichosos
los que prestan ayuda". Esta es la disposición de la comunidad.
No se trata bondad como sentimiento, sino de
obra. Ayudar al que lo necesita en cualquier terreno, empezando por el corporal.
Dios
derramará su misericordia a los que actúan así.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios.
Expresión
tomada del Sal 24,4.
Limpio de corazón es el que no da cabida a malas intenciones contra su
prójimo. Es transparencia en la conducta, crea confianza personal, y, como
consecuencia, social. El corazón es
la interioridad de la persona considerada en su aspecto estático, o sea,
permanente. La persona que tiene el
corazón limpio es la que no abriga mala intención para nadie. De manera que
las malas intenciones internas producen una serie de actos que son los que
manchan al hombre. Lo que se hace con mala idea o con mala intención.
Contrasta
con el concepto de pureza/limpieza según la ley, que se consigue
con ritos, normas y observancias. Ahora, en el la Nueva Alianza, la limpieza de
corazón es buena disposición hacia los demás y sinceridad en la conducta. El
corazón puro no es una posibilidad que se consigue solo en el templo. Ahora, el
ser humano puede experimentar directa y personalmente a Dios.
Verán a Dios. Tendrán experiencia de Dios en su vida.
9Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque
ellos serán llamados hijos de Dios.
La paz, en el ámbito bíblico, es prosperidad, tranquilidad, derecho,
justicia. Es el resumen de los valores que hacen posible la felicidad del ser
humano. No es solamente lo que nosotros llamamos ausencia de guerra. La paz
significa prosperidad, buenas relaciones humanas, derecho y justicia,
prosperidad, tranquilidad, excelente relación humana, hermandad. Podríamos
traducir por “dichosos los que trabajan por la felicidad de los hombres".
En
una sociedad, donde todos estás dispuestos a prestar ayuda (v. 7) y donde hay
sinceridad de conducta (v.8), se realiza plenamente la justicia, se disfruta de
la felicidad humana.
Esta
actividad hace al ser humano semejante a Dios por ser la misma que él ejerce
con los seres humanos. Ser hijo es
portarse como su padre. Por eso, Dios, a los que trabajan por la felicidad del
hombre, los va a llamar hijos suyos.
Porque se portan como él. Todo el interés de Dios es la felicidad de los
hombres. Llamarles significa que lo
son y son reconocidos como tales. Pero, además, van a ser reconocidos como
hijos de Dios, es decir, van a dar al mundo lo que es la imagen del verdadero
Dios.
10Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Es
la bienaventuranza más paradójica de todas y completa la primera
bienaventuranza.
Se
suele traducir por la justicia, pero
más bien habría que decir que es la "justa relación con alguien".
Puede ser la relación de vida con Dios o la relación de vida con el hombre. La
relación que debemos a Dios es la fidelidad y la relación que debemos al hombre
es la de justicia u honradez. Preferimos hablar de fidelidad a Dios que, al
mismo tiempo, es la fidelidad al hombre. Es la fidelidad a la opción que se ha
hecho en la primera Bienaventuranza.
La
Bienaventuranza expone la situación de los que viven, de hecho, en la elección
por la pobreza, en contra del poseer, contra la ambición del poder, de la
gloria, y la riqueza. Cuando se opta por el Reino de Dios, la persecución es
una consecuencia, no es un fracaso, sino un éxito. Expone la situación en la que viven
los que han hecho la opción contra el dinero. La sociedad basada en la ambición
de poder, gloria y riqueza, no puede tolerar la existencia y actividad de
grupos cuyo modo de vivir niega las bases de su sistema. Consecuencia inevitable
de la opción por el Reinado de Dios es la persecución. Esta, sin embargo, no
representa un fracaso, sino un éxito, dichosos,
bienaventurados, felices. Aunque en medio de la dificultad, es fuente de
alegría, pues el Reinado de Dios se ejerce eficazmente sobre esos hombres.
¿Por
qué dice que de ellos es el Reino de los cielos o esos tienen a Dios por Rey o dichosos? Porque esos
experimentan el Reinado de Dios sobre ellos. De manera que, en medio de esa
persecución más o menos cruenta, más o menos molesta, siempre hay una alegría
especial, porque se tiene la experiencia de que Dios está con nosotros.
11Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os
persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 12Alegraos y
regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma
manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
La
fidelidad de la bienaventuranza anterior ahora se concreta en por mi causa, por causa suya. Es la
fidelidad a Jesús, a su mensaje, al compromiso hecho en la primera
Bienaventuranza, a renunciar a la idolatría del dinero.
La
sociedad ejerce sobre la comunidad o el grupo que decide vivir al estilo de
Jesús, una presión: descrédito, enemigos. El motivo de esta enemistad no puede
ser otro que la fidelidad de Jesús y sus valores. De otra manera: cuando al
seguidor o comunidad de Cristo, en su intento de vivir en el espíritu de las
Bienaventuranzas, los insultan, les den de lado, les niegan el saludo, les
quitan el puesto… entonces, alegraos,
saltad de alegría, porque la recompensa es Dios mismo.
En el cielo. Designa a Dios como agente. Dios es la recompensa. La
persecución o el descrédito no son motivo de depresión o desánimo. Al
contrario: la forma de vida de los discípulos causa impacto y esto es un
éxito. Esta manera de hablar designa a
Dios como el que actúa. El actúa como Rey de los que viven perseguidos. Los
discípulos toman en la historia el puesto de los profetas de antaño, pero,
según este pasaje, la acción profética es la vida misma según el programa
propuesto por Jesús.
La
vida de la comunidad va produciendo la liberación prometida para sectores
oprimidos y a eso se debe la persecución.
En conclusión: Mateo nos presenta ocho bienaventuranzas. El ocho en la
numerología bíblica es símbolo del mundo definitivo, va más allá de la primera
creación (el primer día después de los siete
días). Hace referencia al Reinado de Dios que se va hacer realidad en la
tierra, ahora y en el futuro. Jesús se aparece a los ocho días (Jn 20,26), expresando el carácter pleno y definitivo de
la era mesiánica.
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