martes, 9 de julio de 2019

SEMANA XV


VIERNES 19 DE JULIO


Mateo 12,1-8
12 1En aquel tiempo atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. 2Los fariseos, al verlo, le dijeron: Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.
3Les replicó: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.
5¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? 6Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. 7Si comprendierais lo que significa quiero misericordia y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes. 8Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

COMENTARIO
12, 1En aquel tiempo atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Jesús marcha por los sembrados, un sábado. Los discípulos son mencionados solo a continuación El itinerario de Jesús es el de los suyos. Mateo señala que los discípulos sienten hambre. No hacía falta poner otra motivación para la libertad que muestran los discípulos. Mateo expresa así un motivo para la acción.

2Los fariseos, al verlo, le dijeron: Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. 3Les replicó: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.
Arrancar espigas estaba permitido por Dt 23,26 para proteger los derechos de los pobres. Los fariseos, sin embargo, consideraban el arrancar espigas como equivalente a la recolección, trabajo prohibido en sábado Ex 34,21. Señalan el hecho a Jesús, esperando que corrija la conducta de los discípulos. Se dirigen a Él sin ninguna fórmula de cortesía o respeto.
Jesús, en vez de corregir a los discípulos, defiende su conducta. A la manera de la controversia rabínica, Jesús responde:
-          Comienza con la frase: ¿No habéis leído?
-          Cita a continuación un episodio bien conocido de la historia de David (1 Sm 21,1ss), quien, ante la necesidad propia y la de sus hombres, se permitió contravenir a lo expresamente prescrito en la Ley Lv 24,9 y comió los panes de la ofrenda Lv 24,5s.
La argumentación de Jesús se basa hasta este momento en que la necesidad del hombre es razón suficiente para ignorar ocasionalmente un precepto de la Ley. Con esta comparación pone la obligación del sábado, que para los rabinos era la máxima, a la altura de un precepto ritual secundario.

5¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Jesús añade otro argumento: ¿No habéis leído?. Ahora, Jesús argumenta a partir de la Ley, es decir, de los libros de Moisés. En la frase distingue entre el día de sábado y el precepto del descanso. No solo el hombre puede eximirse de la obligación en caso de necesidad; la Ley misma relativiza el precepto del descanso. De hecho, el trabajo en el templo era mayor en los días festivos que en los días ordinarios, pues aumentaba el número de ofrendas Núm 28,9s.
La obligación del culto a Dios prevalece sobre la del descanso. La ley del descanso -y, en consecuencia, la Ley entera- no es un absoluto.

6Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. 7Si comprendierais lo que significa quiero misericordia y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes. 8Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.
Si el templo exime de la obligación del descanso, hay aún una realidad superior al templo, Jesús mismo. Reprochando a los fariseos no saber interpretar la Escritura, si comprendierais, confirma lo dicho con una cita de Oseas 6,6: es Dios mismo quien relativiza la obligación del culto, anteponiendo al mismo el servicio al hombre:
-          Misericordia, significa el amor que se traduce en ayuda.
-          Sacrificio: son los mandatos cultuales en general y las del sábado en particular.
En consecuencia, la censura hecha por los fariseos carece de fundamento. Opone Jesús la ayuda al hombre a la piedad orgullosa y despectiva de los fariseos, empeñados en condenar.
Jesús da la razón última: el Hombre es señor del sábado y, por lo tanto, de la Ley, que, según los fariseos, se resume en el precepto del sábado. El trabajo en el templo era una excepción a la Ley del descanso, que no por eso perdía su validez. Pero el Hombre no tiene por qué invocar excepciones. Señor significa superior al precepto y libre de él. Mateo, por tanto, explica por qué los discípulos son inocentes: porque participan de la libertad y del señorío de Jesús mismo. El que practica la misericordia, es decir, la ayuda a los hombres, está por encima del culto, que, a su vez, tiene la precedencia sobre el precepto del descanso. Es Jesús quien realiza el plan/voluntad de Dios, no los que subordinan el bien del hombre a los preceptos legales, como los fariseos.

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