sábado, 14 de febrero de 2015

SEMANA VI DEL TIEMPO ORDINARIO
MARTES

Marcos 8,14-21
14A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. 15Y él les ordenaba diciendo: Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes. 16Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. 17Dándose cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? 18¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis 19cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? Ellos contestaron: Doce. 20¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron: Siete. 21Él les dijo: ¿Y no acabáis de comprender?

COMENTARIO
14A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca.
El único pan (símbolo de unidad) que hay en la barca, el que ha de compartirse y alimentar lo mismo a judíos que a paganos es el mensaje de Jesús, el único necesario. Pero a los discípulos no les basta, quieren combinarlo con su nacionalismo exclusivista. De hecho, este único pan va con ellos, pero ni siquiera lo mencionan; no lo han cogido ellos ni han optado por él, sino por los otros.

 15Y él les ordenaba diciendo: Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes.
Jesús les da un aviso, para que no se dejen llevar de esas ideas. La levadura se consideraba un principio corruptor del pan/doctrina (el término designaba también el pan fermentado). La levadura de los fariseos es su ideología mesiánica nacionalista: desean para Israel un Mesías poderoso, dominador de los otros pueblos; los herodianos ( Mc 3,6; 12,13, mejor que Herodes), son los que, con tal de obtener la supremacía de Israel, aceptan a un rey ilegítimo, no querido por Dios. Ambas ideologías corrompen el mensaje.

 16Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.
Los discípulos tienen otra preocupación y no prestan atención a la advertencia de Jesús. Discuten sobre la falta de panes, sin hacer caso del pan que tienen. Para ellos, ese pan no es suficiente alimento: no les basta el mensaje del servicio y la solidaridad con todos.

17Dándose cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? 18¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís?
Jesús se da cuenta y se crispa. Les reprocha su falta de reflexión. Por tener la mente fija en los ideales del judaísmo, son incapaces de razonar. Siguen sordos, obcecados. El nuevo Israel continúa en la incomprensión del antiguo.

 ¿No recordáis 19cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? Ellos contestaron: Doce. 20¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron: Siete. 21Él les dijo: ¿Y no acabáis de comprender?
Intentando hacerles comprender, Jesús no les recuerda discursos o palabras suyas, sino una experiencia de la que han sido testigos, los dos repartos de panes. Les pregunta por el número de cestos recogidos a partir de una cantidad mínima en relación con tan gran multitud, subrayando así el contraste entre la escasez del comienzo y la abundancia del final. Quiere que caigan en la cuenta de la fuerza del único pan/mensaje que poseen: con él lo tienen todo. Con el compartir, repartí,  les ha dado la clave de la abundancia. No necesitan más que repetir su gesto. No hacen falta otros panes.
La pregunta final transparenta la profunda decepción de Jesús, ¿no acabáis de comprender?





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