
II SEMANA DE CUARESMA
DOMINGO
Lucas
9,28b-36
28En
aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una
montaña, para orar. 29Y mientras oraba, el aspecto de su rostro
cambió, sus vestidos brillaban de blancos. 30De repente dos hombres
conversaban con él: eran Moisés y Elías, 31que aparecieron con
gloria; hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
32Pedro y
sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos
hombres que estaban con él.
33Mientras
éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -Maestro, ¡qué hermoso es estar aquí!
Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 34No
sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los
cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. 35Una voz desde la nube
decía: -Este es mi Hijo, el escogido; escuchadle.
36Cuando
sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el
momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
1. COMENTARIO
El
episodio de la transfiguración está ligado al anuncio de la pasión y a las condiciones
para seguir a Jesús. La Transfiguración viene a confirmar que el mesianismo de
Jesús no es de gloria y poder, sino de entrega, de éxodo (Lc 9, 22-27).
Veamos algunos
rasgos del relato de Lucas:
·
Ocho días... Con este número está
significando al día después de la creación visible (el séptimo día), es decir,
al mundo definitivo, al hombre resucitado, por eso Jesús aparece con las
características del resucitado.
·
Jesús
aparece en oración, en un momento
difícil e importante: va camino de Jerusalén donde las cosas se pueden
complicar... como así fue. Va a orar y se lleva a tres. Es una manera de decir
a todos. Jesús sube con tres, con todos los discípulos, de entonces y de ahora.
En el camino hacia la montaña, Jesús está con nosotros. Los discípulos subieron
al monte con sus ideas y como no querían renunciar a ellas, bajaron como
subieron, no hubo transformación.
·
A lo alto de una
montaña.
La montaña/el monte es el símbolo de la esfera de lo divino, del contacto con
la divinidad, a la que Jesús llamaba Padre, e invita a los suyos para que hagan
lo mismo. El monte de la trasfiguración es el del calvario, son el mismo monte,
depende de la interpretación: en medio del monte de la gloria se habla de la
muerte; en medio de la muerte, en el calvario, se habla de la gloria: hoy estarás conmigo en el paraíso.
·
Aparecen
Moisés y Elías, representantes de la
Ley y los Profetas, símbolo de la Escritura. Hablan con Jesús de su camino y el
sentido de su caminar. Hablaban de su
muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Solo Lucas nos ha transmitido el
contenido de la conversación. Se anuncia el nuevo y definitivo éxodo de Jesús,
su salida de Jerusalén, de la institución, de la tierra prometida, que se ha
convertido en tierra de opresión. El éxodo se logra por la entrega hasta la
muerte del que es el Cordero en la cruz, de donde brotará sangre y agua. Moisés
y Elías, vuelven a aparecer junto al sepulcro (Lc 24,4). Solo la Escritura
ayuda a recordar a los discípulos que hay que hacer el propio camino: no se
trata de mirar al cielo a ver si viene Jesús, sino hacer lo que él hizo.
·
La
voz de la nube dice Escuchadle, no
“escuchadlos”. Estos versículos nos
narran una teofanía, una manifestación de Dios, con todos los elementos que
ello conlleva: nube, susto/temor, voz.
Y este Dios revela a Jesús como la Palabra plena y definitiva. No hay mayor
revelación que la manifestada en Jesús. Al final aparece Jesús solo. La visión
como vino se fue.
·
Mientras
sucede todo esto, los discípulos están
dormidos. Solo se despiertan al final para ver lo que les interesaba: la
gloria y los dos personajes, pero no saben que a Jesús no se le puede poner a
la misma altura que Moisés y a Elías. Jesús es superior a todo el Antiguo
Testamento. Los discípulos no entienden nada, por eso guardan silencio, no dicen nada. Para ellos un Mesías entregado es
un Mesías fracasado, es mejor callar.
2. ORACIÓN
Señor, Jesús, abre mis oídos para escucharte,
abre mis ojos para verte, a través de la fe,
cura mi parálisis para poder seguirte,
resucita lo que en mi está muerto,
transforma lo que en mi está perdido,
despiértame de mis sueños de gloria y de
poder,
ábreme tu Evangelio para conocerte, amarte y
seguirte,
transforma mi corazón para acogerte,
transfigura mi fe para que cada día sea un
poquito más evangélica,
cambia mi
mente,
convierte mi mentalidad,
santifica mis sentidos,
llena con tu Espíritu mis vacíos,
con tu misericordia transforma mi
indiferencia,
con tu palabra descúbreme la novedad de la
existencia
y la bondad de tu Persona.
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