DOMINGO
Lucas 13,1-9
13 1En
aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya
sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
2Jesús respondió: ¿Pensáis que esos galileos eran más
pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? 3Os
digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. 4O
aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis
que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5Os
digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
6Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada
en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. 7Dijo
entonces al viñador: "Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en
esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el
terreno?". 8Pero el viñador respondió: "Señor, déjala
todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol,9
a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar".
1. COMENTARIO
La estructura del discurso de Jesús aplicado
a los versículos elegidos en este capítulo es:
a) Jesús habla: 12,54-59;
b) alguien lo
interrumpe y Jesús responde: 13,1-5;
c) añade una parábola:
13,6-9.
Ahora llegamos al final de este primer
discurso.
Alguien interrumpe y
Jesús responde 13,1-5
La
persona no es pecadora por la forma en cómo muere. Lo que está en juego es huir
de todo juicio y de la mentalidad caduca que interpreta mal los sucesos de este
tiempo. Por eso, ahora, le presentan a Jesús un suceso, y Él añade otro, sobre
la cuestión del discernimiento. Es la mentalidad de pensar que las desgracias,
y especialmente las repentinas, son porque hemos cometido un pecado y Dios en
su infinita justicia nos castiga...
Jesús
rechaza esta lógica de manera categórica, os
digo que no. Lo indicativo no es el modo de morir, sino el modo de vivir:
dar fruto como sugerirá la parábola siguiente. Luego, se precisa la conversión,
el cambio de mentalidad.
Algunos venían a hablarle de
los otros con su mentalidad hipócrita. Jesús da la vuelta: los enfrenta consigo
mismos y a ser críticos con mentalidad equivocada. Conversión es caer en la
cuenta que estoy separado de Dios y retomo la relación con Él, con su palabra
me resitúa, me devuelve a la vida.
Jesús añade una
parábola: 13,6-9
La parábola es el colofón de este primer
discurso referido a la conversión, consecuencia que se quiere conseguir con
este discurso de Jesús camino hacia Jerusalén. La conversión consiste en dar
frutos y ayudar a los otros que lo den. En esto consiste “discernir lo que es
voluntad de Dios”. Esta parábola tiene dos sorpresas.
·
La
primera, es la ausencia de fruto. El señor de aquella higuera esperaba lo
contrario, sufre una desilusión de sus expectativas, ¿de qué sirve tener algo
que defrauda las esperanzas lógicas puestas en ello? Y no es que el señor sea
un impaciente, lleva tres años (el
número 3 es símbolo de totalidad de tiempo razonable) esperando a que de fruto.
Tres años más los años previos que se conceden a un árbol para que dé fruto. No
sólo no da fruto, es que, además, empobrece el suelo con sus raíces golosas; la
higuera es un árbol que absorbe mucho, ¿para
qué va a esquilmar la tierra? Como no ha dado frutos de vida y ha producido
agotamiento, lo lógico es que coseche lo que ha producido: muerte. ¡Córtala!
·
La
segunda es, que a la decepción del propietario, le sucede la intercesión del
viñador. Es el intercesor de rango inferior que acaba venciendo, la persuasión
del pequeño que convence la idea ejecutora del grande. Al viñador le mueve el
amor por sus árboles. No se contenta con hacer responsable al árbol, él también
se considera responsable. Si el dueño acepta la propuesta, tiene que conceder
el plazo de un año para dar ocasión al árbol de tener fruto. Si no los hay, que
actúe el hacha; el responsable ya no será el árbol, será el viñador.
2.
ORACIÓN
Señor, ya acierte
o me equivoque,
me preocupe o viva
liberado,
irritado o con
buen humor,
crítico o en
silencio,
trabajando o
descansando,
en subida o de
"bajón",
estresado o
tranquilo,
en el monte o en
el desierto de mi vida,
sobre todo, Tú no
me dejes.
Ya sé que Tú nunca
lo haces,
pero pierdo la
sensibilidad de tu Presencia,
la bendición de tu
Amor,
y parece que todo
fuera nada.
Por eso, dame otra
oportunidad.
No te canses de cultivarme, hasta que dé
frutos.
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